30 de diciembre de 2008

Puente, Flavia Ricci

Es lindo escucharte e intercambiar ideas. De tu chica, del mío. Es lindo ir y venir con palabras, aunque sepas que el teléfono no es lo mío. Es lindo recordar Buenos Aires y recordarte. Aquella noche en que yo, media hora con la heladera abierta y vos, entre la cocina y el lavadero de casa, hablábamos de sexo. Y con una sonrisa te comentaba mis cualidades y defectos en la cama. Es lindo tu cara pensativa y hasta casi enojada por un intercambio de puntos de vista sobre lo que es compartir. Es lindo escucharte, siempre escucharte. Es lindo verte proyectar donde sea que estés. Fue lindo compartir una casa con vos y aprender a ser una mujer buzo para poner distancia quisiéramos o no. Es lindo escuchar tus consejos, tus confidencias, tu sonrisa. Me ha encantado conocerte, chico porteño. Sospecho que seguiré viéndote y hablando contigo, relacionándote con esa parte de Buenos Aires que me gusta. Es lindo. Gracias. Con muchas S.

23 de diciembre de 2008

Agricultura de precisión, Flavia Ricci

Ropa, muebles, una cama para dos que sobraba, un lavarropas: varios objetos que llegaron a Tres Arroyos por si acaso terminaron quién sabe dónde, pero no en mi nuevo hogar, donde entorpecían la nueva vida que decidí comenzar. No, no sé nada de tu agricultura de precisión, no sé nada de ingeniería industrial y suena hasta raro que haciendo lo que hago esté viviendo en Tres Arroyos.

Mientras observo los nuevos códigos de gente con la cual no interactúo como habitante desde 1994, me sorprendo: aquí la palabra vale, los tiempos son de 10' para ir de un sitio a otro, hay fiado y no hay tantas rejas ni alarmas. Pero lo que más me conmueve es la bondad: entrar en un quiosco de un barrio y ver que las cosas se agrupan intentando llenar la estantería, un poco como cuando yo era pequeña y sacaba una silla a la vereda y les colocaba a mis juguetes un pequeño cartelito con el precio de cada uno y la ilusión de que alguien me lo comprara. El "buenos días" distendido, la siesta después de almorzar, las tiendas que cierran al mediodía y el saludo a los vecinos.

Tengo un par de gallos como vecinos, que me saludan cantando todo el día, una palmera en el fondo de mi jardín, gatos que se entretienen lamiéndose las patas y mirando hacia mi casa, gente que tiene habilidades que desconozco.

No, no sé nada del sorgo, del trigo ni de la soja. Mucho menos de manejar una cosechadora, ni de arar, ni de las tolvas y los silos. Soy una analfabeta que proviene de las grandes ciudades y a la cual el campo le es desconocido y a la vez fascinante.

Pero enseñame, enseñame con esa firmeza que tiene la gente que sabe que con la naturaleza no se pacta, con esa paz de saber que no hay prisas, con esa magia cada vez que te brillan los ojos mirando el horizonte y tomando tus mates amargos. Algo sé de montar a caballo, claro que mucho, muchísimo menos que vos. Yo vengo de un mundo de profesionales y allá donde he ido jamás he estado en la naturaleza porque no la había. Tres Arroyos partido en dos: los de mi bando y los del tuyo. Los que ignoramos que hay mucho, mucho que aprender allá de tu lado.

Después te ponés un traje, salís en coche y sos uno más en Buenos Aires. A mi lado, que te miro fascinada. Y ahí yo soy local: conozco los vericuetos. Los dos con las notebooks y wi-fi, los dos en Puerto Madero, los dos en discotecas. Ojos azules, desde ahora y en adelante.

20 de diciembre de 2008

Recuerdos de una mudanza, Flavia Ricci

Todas las mudanzas tienen cuestiones comunes, por ejemplo su dinámica: comenzar a meter todo en cajas y canastos de a poco, luego dejarse estar unos días porque todo parece marchar fácil y de repente no alcanzarle a uno el tiempo para terminar de cerrar cajas. Y éstas últimas suelen quedar con los elementos que hemos dejado para los últimos días de supervivencia en el sitio donde estamos: un par de cubiertos, unos platos, vasos, un juego de sábanas, la cama desarmada con el colchón sobre el suelo ... así que las últimas cajas tienen una mezcla de objetos diversos: control remoto, un collar, anillos, DNI, cucharas, papeles, biromes, un vaso y así.

Durante los últimos días he mirado todo con ojos de turista, tratando de ponerme el el lugar de que la próxima vez que regresara a Buenos Aires ya no tendría mi propio hogar. Es complicado ponerse en ese sitio cuando una aun está allí, pero fui descubriendo lugares por donde hacía tiempo no pasaba o incluso no conocía en la inabarcable capital argentina. Revisé algunas de mis mudanzas interurbanas o internacionales: de Tres Arroyos a La Plata, de La Plata a Barcelona, de Barcelona a Buenos Aires ... en todas fue llegar al sitio, acomodar las cosas de a poco y comenzar a vivir. Esta vez, se trata de una casa -que no piso- de estreno, con todo lo que ello supone: dar de alta servicios, probar ese lugar por primera vez, porque nadie vivió allí y armarse de paciencia con los tiempos de instalación de cada cosa, con la recompensa a cambio de que todo está nuevo y sin usar. Revisé mis mudanzas y las comparé. Hablo de las mudanzas que implican trasladarse con muebles, computadoras, libros, cuadros, lámparas, bicicletas, cocina, heladera, TV, entre otras cosas. Esas cosas que dan cuenta que uno se fue haciendo de los elementos necesarios y que si bien no atan, implican una logística diferente al que va por la vida con una maleta, CD, ropa y un par de libros y de piso compartido en piso compartido.

Hace muchos años decidí que la vida que yo quiero es la vida que incluye una identidad propia dada porque cada persona que entre a mi hogar vea mi estilo, vea mis huellas. Lo prefiero a ser volátil y no dejar huella donde he vivido. Porque hay huellas que una deja no sólo por lo que ha hecho, sino por los objetos que va eligiendo tener, mostrar, compartir. Estas son las mudanzas verdaderas, las otras son traslados sin importancia. Desde los 20 años decidí dejar de ser volátil y hacerme de mi identidad. Y elegí también tener que elegir antes de mudarme qué me ata y que no, de qué deshacerme y de qué no y a qué costo. Eso también me dio una mejor y mayor idea de la vida y del valor que tiene cada cosa que logramos, el cual muchas veces no se condice con el precio que pagamos por ello.

Heme aquí, habiéndome mudado a Tres Arroyos ayer, con mis cajas y canastos y muebles y todo ya aquí. Sin darme cuenta de que Buenos Aires quedó atrás, porque aun lo veo como un hecho reciente y éste como un viaje (a algún lugar, una especie de túnel por el que me meto en tránsito a otro sitio). Pero conforme voy con la perforadora metiendo clavos y cuadros y objetos, y colocando lámparas con el electricista y muebles y veo los lomos de mis libros y mis computadoras. Conforme salgo con mi bici por estas calles y me acuesto y levanto escuchando pájaros y gallos y grillos, entonces, entonces sí echo amarras y me siento más de aquí. Lo demás ... lo demás me parece algo que viví, cada vez más lejano, como alguien que una vez conocí pero nunca más volví a ver. Más cercano al sueño que a la realidad.

15 de diciembre de 2008

Mamushka, Flavia Ricci

Mi casa se ha transformado en una mamushka enorme desde donde salen objetos desconocidos. Miré dentro de un mueble lleno de bolsos y pensé que durante 2008 había usado las mismas 6-8 carteras cuando ese sitio estaba lleno de alternativas. Y que habían quedado allí desde mi mudanza en enero 2008. Esperando. Abrí mi armario de pared a pared y vi que había ropa ajena y mía sin uso, tampoco, que ni recordaba que existía. Quité una lámpara roja de la pared de mi habitación y me quedé pensando en cómo había hecho él la instalación. No podía entenderlo y pensé en él explicándome (una vez más) de qué se trataba y yo poniendo cara de que no entendía nada: soy nula con lo que a él le resulta cosa de todos los días. Así que pensé: enchufe, interruptor, foco. Pero esa lámpara no tenía a la vista esa lógica, y yo que soy mujer muchas veces estructurada, me quedé pensando mientras miraba la pared vacía. Quité cada uno de los cuadros y vi la prolijidad suya en colocar tornillitos y otras cosas cuyo nombre desconozco que dejaron la pared igual que antes, sin una marca. Y mi ansiedad e ignorancia clavando clavos que la mayoría de las veces quedaban torcidos. Ahora que preparé Poxi-Mix fui rellenando cada agujerito en la pared para dejar todo en orden y me quedé pensando un rato. Debo haber pensado más de 15 minutos porque cuando agarré nuevamente el Poxi-Mix estaba más duro que una roca y tuve que tirarlo. Entendí entonces por qué se llama Poxi-Mix 15. Antes del acto de fin de curso de Zoe me empeñé en quitar de la pared una estantería. No hubo problemas con los primeros tornillos, pero cuando quité el último se me vino encima, justo sobre el pecho, y me dejó sin aire y con la piel ardiendo. Recordé que hace unos meses, cuando él la hizo de la nada, la habíamos subido juntos. Deseé haberlo recordado antes, porque ahora lucía una hermosa raya roja a flor de piel de hombro a hombro.
Miré la cuna de Zoe, el cochecito, tantas cosas que como las había dejado habían quedado. Y ahora volvían a estar allí. Al igual que mis libros y papeles que estaban al alcance de la mano, cosa tras cosa, objeto tras objeto iba apareciendo, emergiendo.
De muchos me había olvidado: ropa, bolsos, objetos, apuntes, música, fotos. Pero todo vuelve como un boomerang. Con la paz y alegría necesarias. De todas formas, iba desmontando la casa una vez más, y van ...
En síntesis: una estantería que se me vino encima, la cuna de Zoe que me cayó de lleno en el pie derecho, un brazo dolorido por levantar mal algo, sonrisas muchas, insultos por los golpes algunos, alegría toda.

Fin de una etapa, Flavia Ricci

Llegó el día: Zoe con birrete y diplomas en mano ...




12 de diciembre de 2008

Egresos, Flavia Ricci


Querida Zoe:

Mientras se me mezclan los últimos días en Buenos Aires con tus últimos días de Jardín de Infantes te veo a mi lado crecer, y yo creciendo a tu lado. Mañana es tu acto de egresados: ¡el primero! Y aun no me lo creo. Todos estos años asistiendo al acto de fin de año de cada Jardín donde fuiste y mañana me toca a mí ser la mamá de una de las egresadas. Terminás una etapa y sé que no podremos ir en bici hasta Cuba y Manzanares como cada día íbamos, a menos que sea de visita.

En este mundo lleno de prejuicios espero que crezcas con los menos posibles. Espero que veas más allá de las sexualidades, religiones, ideologías políticas. Espero que vueles, que seas un poco Al-Taïr, “la que vuela alto”. Espero que vueles, espero que te enamores de hombres o mujeres, espero que siempre tengas ese brillo que tenés en los ojos y del que me ufano de ser parcialmente responsable. Espero que siempre tu mano busque a la mía por la calle. Espero que cada día pueda girarme y encontrarte con una sonrisa y también estar cuando necesites que te seque las lágrimas o te dé un “abrazo-mono sí señor: te sentirás mucho mejor”. Espero ser tu protectora siempre. Espero despedirte de todos los aeropuertos que vos elijas con la ilusión de que encuentres lo que yo encontré cada vez que me fui o regresé desde y hasta donde quise. Espero contarte mis historias en La Plata y Buenos Aires y Tres Arroyos y Claromecó y Necochea. Espero ver juntas el Mediterráneo barcelonés y enseñarte esos recovecos donde me metía sola o acompañada. Espero que puedas hablar un poco de catalán y estés siempre orgullosa de tus dos raíces: argentinas y catalanas. Espero que te gusten las Voll-Damm y el pà amb tomàquet tanto como a mí. Espero poder recorrer en un Citroen 3CV la Patagonia argentina con vos. Espero acampar en el jardín de casa y tener nuestra primera tortuga para cuidar. Espero seguir diciendo “¿por qué no?” aun cuando a mi alrededor me miren raro. Espero seguir riendo contigo y gracias a vos.

Cómo has crecido mi Zoe, cuando llegamos a Buenos Aires sólo tenías 6 meses y ahora ... Volá Zoe, volá siempre alto y hacia donde quieras. Yo siempre voy a estar con vos, aun cuando estemos separadas. En todo voy a apoyarte. Este mundo es hermoso Zoe, no veo la hora de viajar lejos y juntas y solas. Y mostrarte la belleza de todo este planeta, que desde que naciste es más bello aun, mi reina. La llena de vida.

9 de diciembre de 2008

La Singular, Flavia Ricci

Aquel fue un año intenso. Aficionada como era a jugar al límite creía tocarlo, pero siempre estabas tú. No me perdono haberme pasado año y medio jugando al gato/ratón, creyendo que siempre estarías por allí, como mi red de contención. Llevándome a casa cada vez que me daba por regresar de día, cuidándome cada vez que me daba por descuidarme, acompañándome cada vez que me daba por estar sola. Aquella noche podría haber cambiado el rumbo de mi vida, posiblemente de la tuya. No me perdono haber ido a cenar contigo creyendo –o queriendo creer- que era una noche más por Gràcia, de copas y comidas exóticas con el frío de la puerta para afuera. Siempre me costó distinguir cuando se trataba de dejarlo para siempre y cuando simplemente era una tregua. Tal vez por ello vivía rodeada de hombres, para no ver con mis propios ojos que unos eran treguas, y otros me dejaban o los dejaba yo para siempre. Así pasaban aquellos años, tú siempre a mi lado y yo siempre sonriendo dondequiera que mirara, daba igual. No me perdono que tú fuiste la que se atrevió a dar el primer paso, yo siempre fui cobarde y me desquité con los hombres descartables. No me perdono, guapa, que hayas aparecido de una forma imprevista y repentina en mi vida y que te hayas quedado pegada a mis años y mis amores a lo largo de todo este tiempo, islas y mares de por medio. No me perdono que de creer que me habían presentado a una persona más soberbia que yo, poco a poco te fui escuchando y de pronto quedé sorprendida de tu mundo: esas músicas que ahora suenan en mi casa y que bailo con mi hija, esas historias de África y España y tu isla y tus misterios, esas noches desde Madrid esquina Brasil y un quinto piso muy amplio desde donde podíamos bailar, correr, gritar y reír a diario. No me perdono, cada puta noche que pasa que hayas sido tan sensible y que lo haya estropeado todo yo por mi dificultad para el contacto físico. No me perdono Ramblas arriba y abajo haberme creído que te daba igual lo que hacía y con quién, porque no era así. No me perdono haberte mentido con mis sentimientos y quedarme con una media sonrisa cínica cuando te marchaste de casa y giraste la esquina sin mirarme ni saludarme, nunca más. No me perdono haberte echado el rollo de 20’ a medio decir, entre lo que sentía y lo que quería, pero manteniendo el tipo porque yo, la ganadora, no podía perder. Me llevó años darme cuenta, cuando ya no estabas ni en Barcelona ni en mi vida, que realmente llegaste a odiarme por ser tan cobarde. Y yo, que supe mentir, hice de esa mentira mi estandarte y lo hice de forma tan creíble que tú misma lo creíste. Mi media sonrisa cínica me acompañó varias veces cuando me dijeron cosas que no quise escuchar ni estaba preparada o predispuesta para hacerlo. No creas que ahora lo he superado, no creas que voy por la vida segura de nada. Me quedó claro aquel día en que la vida me dio otra oportunidad, cuándo no, y te ví por Passeig de Gràcia andando rápido como siempre ibas. Podía llamarte, invitarte a un café y explicarte todo con la verdad. Pero en vez de ello me quedé mirándote hasta que llegaste a Plaça Catalunya y bajaste por allí. No me lo perdono. Es mi culpa una vez más. ¿Y ahora qué?, he pasado este año por Gràcia y por La Singular, pero como tú: ya no está en Barcelona ni ha dejado señales. Mi Singular. Voy a encontrarte. Claro que sí.

1 de diciembre de 2008

Facebook, Flavia Ricci

Me llegó esto por mail ... y en cierta forma a veces me he sentido identificada. No siempre el que busca encuentra. Y no siempre el encontrado lo ha buscado.

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La pesadilla del Facebook ¡ Auxilio! ¡No aguanto más! Por culpa del Facebook sufro de paranoia persecutoria y de múltiples personalidades. Me he vuelto esquizofrénico, hipocondríaco y celópata, he comenzando a odiar a mis amigos de siempre ya que han llenado mi correo electrónico con mensajitos de Facebook donde piden que los acepte como amigos, a pesar de que ellos y yo sabemos que somos amigos. Además, aceptarlos ¿para qué? Es como si alguien le dijera a su esposo o esposa, después de años de casados, '¿me aceptas?'. Bueno, allí se justificaría porque son raros los esposos que se aceptan, pero ¿un amigo? Un amigo aceptado es algo horrible. Pierde la gracia.

Odio también a los amigos desconocidos que hacen lo mismo que los conocidos y a los amigos de mis amigos, conocidos y desconocidos, a quienes tampoco conozco y que no me interesa conocer, pero que no sé por qué extraña razón quieren ser mis amigos.

Qué cosa tan espantosa está pasando con el bendito Facebook. ¡Qué angustia! Antiguas mujeres que alguna vez amé y luego me hicieron la vida imposible ¡aparecieron de nuevo! Su sitio de reunión es mi cuenta de Facebook, y lo peor es que, a pesar de que tuve el cuidado de que no se conocieran, ahora son compinches y comentan nuestras intimidades. Por ejemplo, ya todo el mundo sabe que lo que debería tener chiquito lo tengo grande y lo que debería tener grande lo tengo chiquito. A todas estas, los antiguos amigos y los amigos de mis amigos que por obligación ahora he tenido que aceptar pueden leer a diario esos comentarios.

¿Quién sería el demente que inventó esta locura que lo persigue a uno sin piedad? Esto del Facebook se me parece al aburrido juego de 'el trencito' que hacen en las fiestas, cuando, al ritmo de una canción, algún feo o fea con el que nadie quiere bailar, agarra obligado y por la cintura al que tiene al frente y éste, a su vez, agarra a otro, y le echan a perder el baile a todo el mundo que esté cerca.

Ayer recibí un nuevo mensaje de Facebook. Era una ex novia a la que, como pasa en las películas, un día encontré en mi cama con mi mejor amigo.

Jamás olvidaré aquel: -No es lo que parece, cariño.

Después te explico...

Gracias al Facebook, mi ex mujer y mi ex mejor amigo se reencontraron, se mandaron fotos actualizadas y ahora me piden que los acepte. Me puse entre triste y bravo, no por su reencuentro sino porque me enteré de que ninguno de los dos había muerto.

Estoy traumatizado. Esto es peor que una canción de Ricardo Arjona. Le tengo miedo a la computadora aunque esté apagada. En su pantalla, veo miles de amigos asomando sus cabecitas y sus manos, tratando de tocarme, rogándome que los acepte.

Lo bueno de los amigos de verdad es que molesten lo menos posible, que casi nunca aparezcan y si aparecen que sea sólo para tomar whisky.

Qué sabroso es encontrarnos por casualidad con un amigo al que no veíamos hace tiempo y del que ni siquiera recordábamos su nombre. A raíz del Facebook, esa sensación se acaba, porque segurito va a salir un amigo del amigo perdido que, por ser amigo de éste, tiene mi dirección y ¡cataplum! aparece en la computadora con fotos recientes y de cuando estaba chiquito. ¿Por qué carrizo tengo que ver chiquito a ese señor? Si alguien adora a sus amigos soy yo y ellos lo saben. Sólo la muerte logrará separarnos, por supuesto... la de ellos.

No hay otro remedio, la pronta muerte de todos mis amigos y la de los amigos de mis amigos es la única manera lógica que veo para salirme de la pesadilla que significa en la actualidad el Facebook

26 de noviembre de 2008

Desde los afectos, Mario Benedetti

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.

Que nadie establece normas salvo la vida.

Que la vida sin ciertas normas pierde forma.

Que la forma no se pierde con abrirnos.

Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.

Que no está prohibido amar.

Que también se puede odiar.

Que el odio y el amor son afectos.

Que la agresión porque sí, hiere mucho.

Que las heridas se cierran.

Que las puertas no deben cerrarse.

Que la mayor puerta es el afecto.

Que los afectos nos definen.

Que definirse no es remar contra la corriente.

Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.

Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.

Que negar palabras implica abrir distancias.

Que encontrarse es muy hermoso.

Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.

Que la vida parte del sexo.

Que el "por qué" de los niños tiene un por qué.

Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.

Que para saber todo de todos es curiosidad malsana.

Que nunca está de más agradecer.

Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.

Que nadie quiere estar solo.

Que para no estar solo hay que dar.

Que para dar debimos recibir antes.

Que para que nos den también hay que saber como pedir.

Que saber pedir no es regalarse.

Que regalarse es en definitiva no quererse.

Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos.

Que para que alguien sea hay que ayudarlo.

Que ayudar es poder alentar y apoyar.

Que adular no es ayudar.

Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.

Que las cosas cara a cara son honestas.

Que nadie es honesto porque no roba.

Que el que roba no es ladrón por placer.

Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo.

Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.

Que se puede estar muerto en vida.

Que se siente con el cuerpo y la mente.

Que con los oídos se escucha.

Que cuesta ser sensible y no herirse.

Que herirse no es desangrarse.

Que para no ser heridos levantamos muros.

Que quien siembra muros no recoge nada.

Que casi todos somos albañiles de muros.

Que sería mejor construir puentes.

Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.

Que volver no implica retroceder.

Que retroceder también puede ser avanzar.

Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.



Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida?

25 de noviembre de 2008

Día Internacional contra la Violencia de Género, Flavia Ricci

Gracias, Flavia Ricci

Entre todas las ilusiones y adrenalina que toda mudanza genera, una larga lista de créditos con nombre y apellido aparecen como flotando en mi piso de Núñez:

Gracias Emiliano, porque discutiendo aprendí a entenderte
Gracias Mariana, por las picadas, las charlas y los puntos de vista
Gracias Favio, por recordarme después de tanto tiempo cómo aman los argentinos aunque no seas de aquí
Gracias Erik, por ser mi apoyo incondicional aunque no nos hayamos enamorado
Gracias Silvia, por protegerme como una hermana mayor
Gràcies Sònix, por estar de todas las formas posibles
Gràcies Karma, por orientar mi loca cabeza
Gracias Claudia, por abrirme siempre los brazos en Barcelona
Gracias Andrea, por escucharme y tratar de entenderme
Gracias Fran, por tu breves pero profundas palabras
Gracias Fabio, por hacerme pensar en una familia de tres o cuatro
Gracias Javi, por acercar Madrid a Buenos Aires
Gracias Vicente, porque me parece un sueño que hayas estado aquí
Gracias Sebas, por clarificarme el camino y enseñarme lo que es una mujer buzo
Gracias Esteban, por atraparme con todo lo que sabés
Gracias Marc, por recordar siempre 2005 y lo demás
Gracias Gerardo, por enseñarme que es posible repetir sin aburrirse
Gracias Gloria, por escucharme como madre y no sólo como Directora
Gracias Marcelito, por el café de marzo en Plaza Serrano y tus 400 oídos siempre
Gracias Dani, por hacerme sentir que Vilafranca está al toque
Gràcies Belén, por ser mi acento catalán en Argentina

Gracias a todos y todas quienes hicieron desde donde están que los elija y me los lleve conmigo y de alguna forma a Tres Arroyos. Lo mejor está por venir. Gracias.

14 de noviembre de 2008

InsideOut, Flavia Ricci

¡¡¡Cómo me gusta lo que compusiste Fran!!!

Escuchar InsideOut

Él y yo, años después; Flavia Ricci

El: Una personas normal a quien le gustes siempre caerá en el torbellino de tu mente
Yo: saturo en el mal sentido???
esa palabra me hace ruido
El: tal vez no sea la palabra correcta
viene de mi formación en sonido :-)
la idea es que sobrepasas la capacidad de la gente de entender lo que pasa alrededor
Eres como una tormenta para un velero en alta mar
con todo lo bueno que eso también significa
Yo: mmm
ahora me gustó más
si, eso me lo han dicho
pero jo! no doy con la persona!!!
El: Si el capitan del velero parpadea... acaba en el fondo.
... con lo cabeza dura e inteligente que eres si de veras te propones estudiarte lo conseguiras... además, lo años calman las hormonas :-)
Yo: si, es cierto

El: ¿ahora estas en Baires de nuevo?
Yo: sabes que encontre un CD de MP3 que me diste vos?
y tb tengo siempre a mano los CD que me diste compilatorios, el de Herbert, etc
El: Fla te tengo que dejar
Yo: cap problema
El: ya es hora de reunión
Yo: besos y gracias por tus sabias palabras
o me conoces mucho o yo no cambio con el tiempo!!! una de dos, me quedo pensando
jje
cuidate
El: te conozco mucho y parece que no has cambiado...
Yo: vaaaaaaaaaale
:-P
El: Para mi el tiempo que estuvimos cerca fue... pues muy intenso claro.

4 de noviembre de 2008

Quemar las naves, Julieta Venegas

Apaga y vámonos !!!


Los portadores de sueños, Gioconda Belli

Hace muchos años en Barcelona, una de las mujeres que dejaron huella en mi vida me obsequió este poema antes de marchar yo a Brasil con más preguntas que respuestas. Me dijo que yo era una portadora de sueños, vaya, aunque creo que meses después le rompí el corazón. Es un karma que llevo siempre, cuando me parece ver sus risos por Las Ramblas y escuchar nuestras risas por el Raval. Desde la Ciudad de la Furia hasta tu isla ...


Los portadores de sueños

En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.


Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras
de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de
utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua
el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales
Tuvieron algo que ver con esto,
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.


Son peligrosos - imprimían las grandes
rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes
en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.


Hay que destruirlos - imprimían las grandes
rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus
discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.


Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías
y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías.

Nueva sede física de HqL, Flavia Ricci


Queridos hombres que ladran, que no ladran, mujeres que maúllan y que ronronean. Parece que este año el 5 otra vez hizo de las suyas. Desde 1994, cuando pude elegir por mí misma dónde vivir, lo hice 5 años en La Plata, otros 5 en Barcelona y ahora he cumplido 5 años en Buenos Aires. Este año sería un 5 + 5, porque Zoe ha cumplido aquí también sus 5 años.

De repente cierro una etapa para abrir una nueva y mejor. Más limpia, más transparente, nueva con aroma a muebles nuevos, paredes de estreno y caras desconocidas. Nueva porque dan ganas de mirar a Zoe por el espejo retrovisor del coche mientras cantamos las dos juntas y sonreímos por lo que vendrá. Nueva por hacerme un lugar en una ciudad de la que me fui con 17 años y sin hijos. Nueva porque vamos a comenzar algo bonito.

Mientras cierro cajas en mi piso de Buenos Aires aparece una sonrisa. Porque con esas cajas me llevo sólo lo que quiero llevar y dejo en el contenedor de abajo todo lo que "se queda en Baires". Cierro los ojos y veo caras que me llevo y temas que dejo aquí. Este año pude cerrar temas como se cierran puertas y cajas: del todo. Y como hace unos meses Hombres que Ladran se lavó la cara con su nuevo diseño, más claro y limpio también, ahora esta autora se traslada a vivir a 500km hacia el sur de Buenos Aires. A una de las ciudades con mejor calidad de vida del país.



Toda mudanza implica una selección de recuerdos, objetos, personas, amores. Yo me tomé varias meses para hacer la selección de lo que dejo y lo que llevo. El balance ha sido más que positivo. Cierro la puerta, miro el piso vacío y sonrío con Zoe de la mano feliz. Llevo conmigo sólo lo que me hace bien. Pero tuve el coraje de decirle adiós para siempre a aquello que no me quería dejar crecer. El duelo ha terminado.

Y ahora comienza el orgulloso revival de ver a Zoe deambulando en el mismo colegio que yo, por las calles en donde me crié, con la familia de la cual me enorgullezco y con los amigos sanos y lugareños que se fueron algún día, y que algún día también regresaron mientras yo seguía dando vueltas por el mundo. Comienza una etapa en donde podré decirle a Zoe "porque cuando yo iba a este mismo cole ..." hasta que ella tal vez se canse de las famosas frases de madre que me salen naturalmente. Podremos tener su perro salchicha y mi tortuga de tierra. Y plantar un árbol ella, y yo escribir mi primer libro ...

31 de octubre de 2008

Mudarse, Flavia Ricci

Cuando apoyaba el pie para dar un paso, le resultaba imposible apoyar la planta del pie, se quedaba en un posición tensa, apoyada sólo en la parte delantera de sus extremidades, los dedos llegaban a agotarse y ella les exigía mantenerse firmes. Daba un paso, pero ese paso estaba dado a la mitad.
Hasta que una vez dio un paso al 100%, apoyó todo su pie y sintió casi instantáneamente cómo descansaba todo el peso de su cuerpo sobre ese pie derecho en la arena. Antes de apoyar el otro decidió dar una patada, ligera pero firme, a ese escollo que sólo le hacía perder el tiempo. Nueva etapa. Muda ... mujer.

Amor de mi vida, Flavia Ricci

"I was in your arms
Thinking I belonged there
I figured it made sense
Building me a fence
Building me a home
Thinking I'd be strong there
But I was a fool
Playing by the rules"





29 de octubre de 2008

Slipping through my fingers, Flavia Ricci

Grecia + una madre + una hija a punto de casarse. Para vos, mi Zoe !!!

"Sometimes I wish that I could freeze the picture
And save it from the funny tricks of time
Slipping through my fingers" ...


27 de octubre de 2008

Cangrejo, Flavia Ricci

Creyó que los congrejos avanzaban poco y nada, pero aquella noche comprendió que dar un paso al costado también podía significar avanzar. Avanzar sin decir nada, avanzar reflexionando, avanzar mirando de reojo: avanzar. Paso al costado, pensando en vez de tanto hacer. Y una enorme sonrisa emanó de su cara. Y pudo irse a dormir antes que él, o junto con él, que es aun mejor.

26 de octubre de 2008

Pistas, Flavia Ricci

Sacate la máscara de las letras y mostrame, nuevamente, cómo sos. Sacate la máscara de los libros, de los números, de las vueltas de la gramática y la semántica que quiero redescubrir tu verdadero idioma.

No quiero que cada cosa que me contás sea un recorrido desde la punta de la "a" hasta su extremo y desde la punta de la "r" hasta su final, para descubrir que querés decir "amor". Yo también quiero decirlo, pero no me atrevo a pronunciarlo, yo también casi lo escribo, pero nunca hago "enviar". Yo también lo leo y releo, pero luego lo borro de la notebook. Es lindo leerlo y sería hermoso poder decírtelo, sabés?

Por eso, como si fuese un duelo de esgrima yo voy despacio con mi espada quitando lentamente la montaña de palabras en donde nos hemos sumido, quitando una a una las letras, sus formas, la semántica, gramática y hasta la sintaxis y la ortografía. Porque entiendo que hamor y amor significan lo mismo.

Aunque tené cuidado, porque vos y voz no son lo mismo, ni echo o hecho. Ya ves, las trampas de este idioma tan rico, tan rico como vos. Y tan lleno de letras, de silencios y de vueltas.

25 de octubre de 2008

Más de Pedro Salinas

LA VOZ A TI DEBIDA
Versos 702 a 739

¡Sí, todo con exceso:
la luz, la vida, el mar!
Plural todo, plural,
luces, vidas y mares.
A subir, a ascender
de docenas a cientos,
de cientos a millar,
en una jubilosa
repetición sin fin,
de tu amor, unidad.
Tablas, plumas y máquinas,
todo a multiplicar,
caricia por caricia,
abrazo por volcán.
Hay que cansar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos será el último:
¡qué vivir sin final!
Que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.
Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo ni los besos.
Y al otro lado ya
de cómputos, de sinos,
entregamos a ciegas
—¡exceso, qué penúltimo!—
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente
está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
«Eso no es nada, aún.
Buscaos bien, hay más.»

24 de octubre de 2008

Brazos y abrazos, Flavia Ricci

Yo no puedo más que sonreír, vos me hacés sonreír, cuando estamos lado a lado extasiados en la cama y giro la cabeza hacia vos antes de que tus brazos vayan en busca de mi cuerpo, y me abraces, y yo me deje abrazar, hombre pulpo. Cierro los ojos sonriendo boca arriba y giro una vez más mi cara hacia vos, desprendiéndome parcialmente de tu abrazo para verte y mirarte y admirarte. Y entonces es cuando verdaderamente te veo: allí, dentro de los contornos de tu cuerpo aparece todo aquello que me fascina en vos, cariño, inteligencia, diversión, serenidad, expresiones, jergas, formas de ser, sutileza, compañerismo, lealtad, honestidad. Como una radiografía en rayos X puedo verlo todo en vos. Y entonces, sin que se me haya borrado una sola vez la sonrisa, vuelvo a abrazarte, vuelvo a elegirte, vuelvo a hacerte el amor una y otra vez.

Nunca es siempre todavía, Flavia Ricci

Trabajé durante casi 5 años en una empresa barcelonesa cuyo isologo era un cangrejo. Avanzar de lado. Avanzar. Hace unos años vi la película 5x2, del gran François Ozon, en donde la trama transcurre de atrás hacia adelante y se puede observar el deterioro de una pareja joven. Creo que el impacto es mayor porque comienza por el divorcio para terminar en el matrimonio. Entonces uno termina preguntándose cómo terminaron en eso (divorcio) si había tanto amor, en lugar de afirmar que el matrimonio es la primera causa de divorcio. Es sin dudas una apelación al optimismo porque comenzando por la ruptura y terminando en el enamoramiento una puede decir "¿por qué no?".

A mí me pasa algo parecido. Miro mi vida de atrás hacia adelante, pienso, reflexiono y veo que una relación no tiene por qué terminar en "divorcio". En vez de mirar lo malo que hizo que terminemos una relación, comienzo por el final y voy hacia el principio, despojando cada vez más a esa relación de sus cosas "feas" hasta llegar al éxtasis típico de cuando me enamoré. Y luego la repaso de adelante hacia atrás y veo otras cuestiones, es como ir a pelo y contrapelo.

Para con todo esto descubrir que todo está allí, y que nunca es siempre todavía.

23 de octubre de 2008

I Can See Clearly Now, Bob Marley

Anoche en casa me decías que hay cosas que lastiman y cosas que duelen. Sutil diferencia, mi chico sutil. Y se me ocurrió que esta canción dice bastante de lo que me ha pasado en este 2008 ... Gracias, con S mayúscula.





I can see clearly now


I can see clearly now, the rain is gone,
I can see all obstacles in my way
Gone are the dark clouds that had me blind
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day

Oh yes I can make it now, the pain is gone
All of the bad feelings have disappeared
Here is the rainbow I've been prayin' for
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day

Look all around, there's nothin' but blue skies
Look straight ahead, nothin' but blue skies

I can see clearly now, the rain is gone,
I can see all obstacles in my way
Here is the rainbow I've been prayin' for
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day
bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day
It's gonna be a bright (bright), bright (bright)
Sun-Shiny day

21 de octubre de 2008

Lado positivo, Flavia Ricci

Las separaciones tienen su lado positivo. Mi casa, por ejemplo, se ha convertido en una caja de sorpresas. No sólo pasé varios meses sin ocupar el 100% del armario (¿pensaría que íbamos a volver? ¿no quería asumir la realidad? ¿tan despistada soy?), sino que cuando decidí hacer espacio descubrí artilugios que desconocía que seguían allí: ropa, recuerdos, cosas comunes. Entonces una no sabe si tirar todo aquello dando por finalizada una relación que no iba a ningún sitio, o bien guardarlo todo por una cuestión de aprecio a lo que fue (ya lo decía Manrique, "todo tiempo pasado fue mejor"). Y hay un tercer especimen de hombre o mujer: aquella persona que decide quedarse con pertenencias de su ex para tener una excusa para contactarlo. Yo soy del especimen más pragmático: tiré todo en el contenedor de abajo.

Pero a veces siguen cobrando vida los objetos en casa: de repente una mesa parece desarmarse, deja de ser roja y veo las tablas de madera sin cortar, lisas y marrones en aquella maderera de la Av. Cabildo. Cierro los ojos y escucho hablar en una jerga de carpinteros y artesanos que desconozco. Abro los ojos y allí está la mesa, con sahumerios encima, tan quieta y roja.

Ahora que leo libros de rol, imagino no sólo los personajes que atrapan en todo momento, sino a su lector. Una persona inteligente, paciente, con memoria, sistemático y sobre todo fantástico. Así que imagino ese lector de libros de rol con sus ojos brillantes por la ansiedad, deglutiendo noche a noche y día a día esas páginas, memorizando personajes para darles vida una vez más fuera de las hojas. Definitivamente más que leer libros de rol, lo mío sería que alguien me contara historias. Temo que en cualquier momento de mi cama emerjan diversos gnomos o dragones de las tierras medias.

Pero todo esto, como decía, tiene su lado positivo, porque sueño cada noche como una niña pequeña. Y hasta he vuelto a creer que mi Príncipe, ese único Príncipe que tuve la suerte de conocer, regresa por mí una noche desde un libro de rol.

Marina, Carlos Ruiz Zafón

"Durante años he huido sin saber de qué. Creí que, si corría más que el horizonte, las sombras del pasado se apartarían de mi camino. Creí que, si ponía suficiente distancia, las voces de mi mente se acallarían para siempre (...) A veces dudo de mi memoria y me pregunto si únicamente seré capaz de recordar lo que nunca sucedió. Marina, te llevaste todas las respuestas contigo".

Duelo, Flavia Ricci

Me estoy despidiendo, me estoy despegando. Pensando bien los pasos, pensando antes de actuar. Estoy en medio de un duelo, pero no un duelo porque estemos en guerra vos y yo (jamás lo estuvimos). Este duelo es para despegarme definitivamente de vos, porque te llevo tan encima de mí que hasta una vez quise que fueses parte de mi vida para siempre. Hay un número casi parecido de cosas que me hacen recordarte y olvidarte:

Me acordé de tu amor
Me acordé de nuestros proyectos
Me acordé de nuestro sexo
Me acordé de nuestras tardes calurosas
Me acordé de nuestras risas
Me acordé de tus lecturas
Me acordé de tu decisión
Me acordé de tus manos
Me acordé de tu valentía
Me acordé de tu generosidad
Me acordé de tu sinceridad

Pero en este duelo
también

Me acordé de tus dos caras
Me acordé de tus mentiras
Me acordé de tu imagen
Me acordé de tus desconfianzas
Me acordé de tus ocultamientos
Me acordé de tus dos personalidades
Me acordé de tus angustias
Me acordé de tu falsedad
Me acordé de tus vueltas
Me acordé de tus inseguridades
Me acordé de tus histerias
Me acordé de tu mutismo
Me acordé de tu cinismo

Y entonces por fin
por fin

Pude olvidarte.
DUELO.

20 de octubre de 2008

Noches en Núñez, Flavia Ricci

Estoy ya en casa cuando vos regresás. Hablamos, reímos, yo me acostumbré a mi rutina de café Oma o Juan Valdez y últimamente a los tés de vainilla más que nada por su aroma. Hablamos, escribo. Escribo mientras me ves para que no extrañes verme escribir, vos que sos uno de los que demandan que "escriba". Y luego te vas a dormir, siempre antes que yo. Y yo me quedo cantando, bajito, alguna canción que me detiene a medio camino entre mi escritura y la cama. Bebo más café, o té, y camino por el piso descalza en esta primavera porteña. Salgo al balcón, adivino que dormís, y regreso a escribir. Estoy empezando a descubrir que la imagen que veías de mí, eran mi verdadero yo. Y eso que aquella noche estaba convencida de que no era así y te lo dije. Ahora, cuando te veo y me mirás, no me queda alternativa más que reírme y darte la razón. Sabés que todos los hombres ladran a mis espaldas. Y yo me los saco de encima y te sonrío, hombre suspicaz, hombre que echa de menos que yo escriba si no lo hago cada noche.

17 de octubre de 2008

Muda, Flavia Ricci

Querido vos,

Después que te fuiste, bastante después, nuestros sentimientos vinieron a pedirme explicaciones. Me pregunté por qué a mí, por qué si en toda relación por lo menos hay dos. Pero ellos, decididos, me interpelaron no sólo una, sino muchas noches. Intenté escaparme, intenté mirar a los lados, intenté hacer otras cosas, pero ellos ahí, firmes, pidiéndome explicaciones. Yo quería y no quería recordar. Quería porque aquellos meses fueron movilizantes, mágicos, fascinantes. Y a mi vez no quería recordarlos porque era mucho el contraste entre aquello y esto. Suena raro esto que voy a decirte, pero aunque el vacío se defina como aquello que no contiene nada, te aseguro que el vacío que dejaste en mi vida tiene un contorno muy definido, y casi puedo verte cada noche a mi lado, en nuestra cama, aunque no pueda abrazarte.
Querido vos, he intentado hasta donde he podido continuar sin vos, pero me he dado cuenta que no sólo no es lo mismo, sino que en un momento dado, más allá de las personas que conozcamos, de nuestras amistades, ocupaciones y demás felicidades, la vida nos pone cara a cara con nuestros pendientes. Y vos, querido vos, sos un pendiente porque esta vida canalla y estas circunstancias por las que tuvimos que pasar como pudimos no me han permitido demostrarte que una y otra vez te elegí y te volvería a elegir a vos.
Así que, cuando nuestros sentimientos han venido cada noche a buscarme, yo tenía ganas de enviarlos a tu casa a que te fastidiaran de la misma forma a vos. Pero al final no lo hacía, me quedaba en silencio en el balcón imaginando la misma perspectiva que vos tuviste alguna vez cuando miraste Buenos Aires desde el mismo sitio. Y tocaba y toco cada cosa que me rodea como si la reconociera, ahora que la ausencia de que no estés me ha dejado sumida en un redescubrimiento de mí misma.
Entonces, aunque no quiera te colás varias noches a la semana entre mis sueños. Y allí estás. Vaya idiotez, podrás decir, sueña conmigo y ya. Pues yo me contento y me alegra la vida (vos me la alegrás) cuando siento que he logrado aquello que antes no podía: soñar con vos. Acordate cuando vos respirabas de mi propia respiración y no te apartabas un centímetro de mí, hombre-lapa, increíblemente cariñoso. El hombre de las manos del artesano admirable.
He vivido estos meses con esas energías, escasas tal vez, pero suficientes para ir dosificándolas y que me alcanzaran para sobrevivir al vacío de estar sin vos. Y creo que llegó este punto en el que se me han acabado. Recuerdo una y otra vez cosas que quisiera decirte, porque el único destinatario sos vos. Y porque creo que sos el único que las entendería. Y al final, quién iba a decirlo, me callo. Y entonces llegan nuestros sentimientos, que creo que a estas alturas son sólo míos. Y me miran, y me interpelan, y me empujan a hacer algo. Y yo los miro, seria, luego triste, y sólo puedo llorar. Llorar tu ausencia, mi querido vos.

14 de octubre de 2008

Apelación ante la falta de inspiración, Flavia Ricci

¿Hasta cuándo? ¿Cuándo me saldrán palabras que además quiera leer y releer? No lo sé. De momento sólo puedo decir que me quedo mirando, pensando, buscando espacios y tiempos de hacerlo. Pero siempre hay algo que sobrevuela mi cabeza y me quita ese espacio y ese tiempo. Cerrado. Así me dejaste. Pensando. Deseando recordar mis años pasados, todos, hasta los que no quiero recordar. Recordando pedazo a pedazo tu cuerpo, los viajes, las hamacas, los helados, los mares, las sierras, los sexos, las noches, los amigos, los amantes, los miedos, los amores. Y mi gran amor, que va y vuelve, que vuelve y va. Y yo lo recuerdo siempre, hasta sin quererlo recordar.

30 de septiembre de 2008

eSe hombre, Flavia Ricci


No te explicás mis formas de ser y sabés que contás con ventaja por vivir conmigo. No me explico que me sonroje siendo la reina de esta casa. Paseando por toda la casa y de manera indistinta con un vaso de cerveza roja o una taza de café boliviano, descalza, antes de que llegues. Desde el balcón escucho tus acordes intentando cantar Marisa Monte, cierro los ojos, la vida pasa y la noche avanza. Avanza con sahumerios, con paz, mucha paz. Salí de un comic y me metí en una agradable comedia. Sé que vayamos a donde vayamos, te miro y me das paz. No el apremio, no el "quiero siempre más" ni el "nada me basta". Puedo estar en el teatro, en el cine, cenando o bailando. Mente sana, sonrisa sincera. Mucha paz ...

26 de septiembre de 2008

Besos y flores, Flavia Ricci


Es decir, y a pesar de tus besos, no es una imagen esto que ves de mi. Es decir, y a pesar de mis enojos, me esmero en explicarte que éste es el combo que me va bien. Es decir, y a pesar de que hagas de cuenta que él no existe, me temo que es real, real más allá de mis intentos de hacerlo un personaje de comic, más allá de la frase aquella de André Gide que en medio de tantos libros leía ayer en mi balcón: "Del absoluto olvido del ayer, creo la novedad de cada hora". Son tan reales tus besos como que él existe. Es tan vigente esta relación en tanto él no aparezca.

24 de septiembre de 2008

Vos II, Flavia Ricci

Te quiero, de forma pegajosa.
De forma insistente, de forma desafiante.
Te quiero con todos mis rulos
y también con mi pelo corto.
Te quiero con mis pensamientos,
con todos.
Te quiero dentro de mi vida
dentro de mí
Te quiero con tu mirada preocupada
Te quiero con tus manos de artesano
el mejor
Te quiero frunciendo el ceño cuando leés
Te quiero concentrado en tu música
Te quiero con tu paso largo
Te quiero aunque estés lleno, llenísimo, de miedos
Te quiero en horizontal
te quiero dormido
Te quiero sobre mí
Te quiero despierto
mirándome
sin perderme pisada
Te quiero vertical
convencido de hacer algo
te quiero haciéndolo
Te quiero atractivo
Te quiero sexual
Te quiero con tus manos grandes
que siempre hacen cosas bellas
que siempre hacen algo
Te quiero entre mis reflexiones más profundas
porque ya has tocado mi profundidad
Te quiero en mis cavilaciones más recónditas
porque en todas ellas estás vos
Te quiero conmigo, siempre
Te quiero y cómo te quiero
Te quiero con el paso del tiempo
Te quiero con convicción
de que voy siempre a seguir diciéndote que te quiero
y de que vos también, tal vez, con el paso del tiempo, me lo digas a mí.

20 de septiembre de 2008

Primavera Sarkany, Flavia Ricci



Rojos, con la punta de un taco de 10cm que no supera el tamaño de mis uñas. Rojo furioso, rojo nocturno, rojo de fiesta, rojo pasional, rojo equilibrio. Rojo de tacos altos, rojo estilizado, rojo de seducir, rojo de diseño, rojo femenino, rojo sexual, rojo acharolado, rojo del mejor cuero argentino, rojo moda, rojo Baires, rojo. Con estos zapatos doy mi bienvenida a la Primavera en medio de la noche porteña y con amigos. Salut.

Inténtalo encontrar, Mayte Martín

¡¡¡ Feliz Primavera para todos !!!!



Qué es el amor?
Mira hacia la montaña cuando sale el sol
busca en el arco iris un nuevo color
no te conformes nunca con ser un pensador

Qué es el amor
Pregúntale al jilguero, al río y la flor
él no tiene senderos, pero es andador
no necesita puertas, es camino

…Y es que el amor
como todo lo que es bello, no tiene explicación
es refugio y morada de algun soñador
que jugando a poeta, quiero ser cantor

…Y es que al final
tendrás en tu inventario lo que llegas a amar
después no tendrás tiempo de volver a empezar
ahora es el momento, inténtalo encontrar

Qué es el amor?
Una ventana abierta de la ilusión
es mirar hacia el cielo con el corazón
sin miedo a la caida

Ten cuidado, Flavia Ricci

Hace un tiempo conocí a un hombre que hacía y pensaba cosas distintas, a veces opuestas. Que por temor a encontrarse consigo mismo, se mostraba como lo que quería ser, pero a la vez temía ser. Que no tenía paz y se notaba en sus ojos. Que corría indómito de un sitio a otro como consecuencia y origen de su soledad, de la que él mismo se generaba. Conocí a un hombre que me mentía por miedo. Al que desde el primer momento debí alejar de mi vida porque ni él mismo podía con su enfermedad. Que se sumergió en drogas para escaparle a un mundo del que no se puede escapar. Que simplemente por cobardía no terminó con su vida. Conocí a un hombre que me sumió en la más absoluta incertidumbre, bajo su manto de mentiras y falsas certezas. Que en lugar de refugiarse en mí buscó darme seguridades basadas en sus mentiras. Conocí a un hombre que creyó que creí en él, en sus mentiras. Conocí a un hombre que perdió mi confianza a los pocos días de estar conmigo. Y me remató con falsas promesas. Conocí a un hombre que huía de todo, de todos, que no encontraba su propia armonía. Conocí a un hombre que porque no era amigo de sí mismo, jamás podría ser amigo de los demás. Conocí a un hombre que me ocultó su sexualidad, sus defectos, sus temores, sus fallos del pasado y del presente.


¿He dicho que conocí? Mis disculpas ... simplemente se cruzó en mi vida. Y cada vez que escucho a Mayte Martín en esta bulería me recuerda al hombre sin destino, y sin paz. Y me invade una tremenda pena por él.


Ten cuidao

Me avisaron a tiempo: ten cuidao!
Mira que miente más que parpadea
mira que por su modo y su ralea
es de lo peorcito del mercao
y son muchos ya los labios que han besao
y a lo mejor te arrastra en su marea
y después no te arriendo la tarea
de borrar de tu mente lo pasao
Ten cuidao, ten cuidao!


Pero yo me metí por tus jardines
dejando que ladaran los mastines
y ya bajo la zarpa de tus besos
sin miedo de morir en la aventura
yo me colmé de tu boca con locura
y me caló tu amor hasta los huesos

19 de septiembre de 2008

Historia secreta de Costaguana, Juan Gabriel Vásquez


Sí, eso les explicaría: que no le interesaba regresar, porque la ciudad, aunque se hubiera recuperado para la democracia, continuaba estando perdida para él. No volvería nunca a vivir en ella, les diría, pues la vida allí le parecía acabada, como si le perteneciera a otro hombre (...) Pero no lo entenderían, por supuesto, y los que lo entendieran se negarían a creerle o tratarían de convercerlo con frases como la ciudad de tus padres o la ciudad que te vio nacer, y él tendría que mostrarles, a manera de prueba irrebatible y fehaciente de su nuevo destino, la mano del chino muerto, el índice que siempre apunta, como por arte de magia, a la provincia de Panamá.

18 de septiembre de 2008

Vos, Flavia Ricci

Yo decreto en este mismo momento llamarte "mi amor".
O "amor" a secas,
que más me importa lo que siento por vos
a que seas "mío".
Pero con "mi amor" quiero decir que te lo doy todo,
hasta lo borroso,
hasta mis temores.

Con "mi amor" quiero decirte que decreto en este mismo momento seguir sintiendo
y renovando,
aun a costas de quedarme sola,
que sos "mi amor"

Decreto seguir llamándote así lo sepas o no,
en silencio o por escrito
porque me hace sentir bien haberte conocido
y haber compartido todo aquello


Decreto que seas "mi amor"
aunque mientras vos probás
yo vivo

Decreto y me esmero por llamarte "mi amor"
aun a sabiendas de que no sea recíproco
Decreto y compruebo que sos mi amor
el amor de mi vida
que no mentía cuando te lo dije
que no miento
que no.

Hombres, Flavia Ricci

Te acabo de cruzar, por Alem. Puede ser ibas leyendo?

Sí, uno de mis defectos es caminar por Alem sitiendo el viento de Puerto Madero sacudir mis rulos rumbo a Plaza San Martín, con uno o varios libros en la mano que no puedo esperar a leer.

Era yo, sí ¿No me digas que pasé de largo?

Miro hacia todos lados?
Sigo mi camino?
Sigo mi camino mirando hacia todos lados?


Te veías linda, lástima me di cuenta tarde. Estoy muy quemado del trabajo. Espero verte pronto. Beso.

No sé si te habrás dado cuenta tarde que me veía linda o que me habías cruzado por Alem, en todo caso el conjunto brisa, libros, piropos me hizo bien. Y me recordó a las anécdotas de Alem con esos hombres de traje que trabajan en Catalinas.

En eso estaba pensando cuando llegaron unos acordes de guitarra criolla desde una de las habitaciones de mi casa. Y pensé qué hermoso suena,

y me quedé disfrutando esa musiquilla
y pensé que ya estamos en primavera
y pensé en vos, como cada día.

17 de septiembre de 2008

Mis dos mundos, Sergio Chejfec


Los puntos o circunstancias donde concentro mi atención toman la forma de enlaces de internet (...). En las caminatas una imagen me lleva a un recuerdo, o a varios, que a su vez imponen otras evocaciones o pensamientos conectados, muchas veces azarosos, etc, creando en general delirantes ramificaciones temáticas que me desbordan y dejan exhausto. Quiero decir, soy víctima de los primeros tiempos de internet, cuando el recorrido o la navegación a través de la red estaban menos regidos por la fatalidad y la eficacia de los buscadores como lo está hoy, y uno debía derivar entre cosas parecidas, extravagantes o difusamente relacionadas.

Franz Schubert para el amor de mi vida, Flavia Ricci

Existe un solo lugar, un solo momento, una sola mirada y un solo hombre en el que pienso cuando escucho esta canción ...

16 de septiembre de 2008

El teu amor, Dusminguet

Canción precisa, para personas precisas ... de las que es preciso precisar ...


El teu amor
és son
és mort
és dolç
és calor
és son
és abric que mata
és abric que adorm
és abric que em fon

Ionqui d'amor sóc
el meu cos vesteix de dol
un somriure per passar la nit
demà et deixo, et deixo al llit
de la suite

El teu amor m'adorm
em xucla, em torna enrere dins del ventre

Ionqui d'amor sóc
para nano que això mata
que la vida no t'enganya

Viu, viu i la pena al riu
Viu, viu i la pena al riu..

El teu amor es trist
sempre taca com la daga
el teu amor no em vol
sempre mata quan m'atrapa


10 de septiembre de 2008

Cap a Barcelona, Flavia Ricci

De repente se vio flotando en el tren, miraba a la gente como despidiéndose y muchas cosas pasaron a darle igual: volvía a Barcelona. Pensó en la fecha que se había puesto para volar, enumeró las cosas que tendría que realizar antes, en las que debería planificar para que, una vez allí, todo saliera como lo había pensado. Caminó por la Estación Retiro con el pasaje a la Estación Rivadavia en su mano derecha, con la que le salían mejor las cosas. Se metió en el último vagón para salir junto a la puerta de salida en Lomas de Núñez, a lado de su casa. El día estaba hermoso pero ella sólo flotaba. Comenzó a mirar, cosas que antes sólo había visto. Comenzó a escuchar cosas que antes sólo había oído. Esas palabras que nos hermanan vayamos donde vayamos porque no sólo compartimos un idioma, sino que es el nuestro, con nuestro acento, con nuestros giros y nuestras formas de hacer que a Cervantes se le ericen los pelos. Un joven pasó a su lado vendiendo objetos surrealistas: una birome con linterna en una punta. Ella sonrió sin que el joven la viera: ¿alguna vez alguien utilizaría una linterna que estuviese en la punta de su birome? Pensó en qué circunstancias lo haría y sonrió una vez más. Mientras las palabras del joven pasaban a segundo plano en su nivel de audición, ella se imaginaba diciéndole al joven si quería ir a Barcelona, si conocía Barcelona, si dejaría Buenos Aires para ir a Barcelona. Y muchas de esas preguntas en realidad eran para ella. Su propia e inaudible voz. B A R C E L O N A.

Se le llenaron los ojos de lágrimas conforme el tren avanzaba con su vaivén, miró hacia un lado y vio el Hipódromo de Palermo, recordó sus diálogos ¿Cuántas veces había pasado por allí? ¿Cuántas cosas había hecho en la vida, en su vida, creyendo que habría más de lo mismo y de repente no lo hubo? Sus ojos ya no soportarían mucho más el peso de las lágrimas, así que con un ademán distraído se sacó las lágrimas con una mano y miró hacia el suelo disimulando la angustia.
Así, flotando en el aire, llegó a su casa. En cuanto atravesó la puerta miró a su alrededor y enumeró:

- La cerveza que acostumbraba degustar cada viernes al terminar la semana mirando el cartel de Carrefour.
- Los embutidos de Capriata.
- El dulce de leche Treláctea que devoraba a cucharadas con su hija mirando TV.
- Los paseos en bici.
- El "che boludo" que la hacía sentirse en Buenos Aires, aunque jamás diría esas palabras.
- Ese acentito pegadizo y aporteñado que sonaba en sus oídos cuando caminaba sintiéndose que ella era, que pertenecía a ese sitio, a su Buenos Aires.

Enumeró tantas cosas que cayó en la cuenta de cuánto se había metido Buenos Aires en su piel, de cuánto se había adaptado, de lo que había constuído. De que, aunque ella no lo creyera, se había terminado encariñado con la ciudad. Algo que ella misma desconocía. Sabía que amaba Buenos Aires, pero desconocía que lo amaba tanto que se había adherido a su vida como un chicle. La Reina del Plata ...

Miró el billete en su mano, una lágrima cayó encima. Y otra, y otra más ...

Y allí en Barcelona:

- Sus amigos del alma.
- Sus Voll-Damm.
- Los chiringuitos en La Barceloneta.
- El barri de Gràcia.
- Sus noches sólo suyas.
- Zoe y ella, 5 años después, mirando juntas el Mediterráneo.
- Las risas de siempre.
- Saint Pol del lado nudista con Jaume.
- La Virreina con Nil, Maia, Karma.
- Las carcajadas mirando de lado de Sònia.
- Glaciar a las 11 de la noche cada viernes.
- Los asados argentinos en Castelldefels


Y pensó que si el tiempo se lo hubiese permitido, le hubiese podido recitar a él aquellos versos de Pablo Neruda:

"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a tí mismo, y esa, sólo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas"

El Laberinto de la Felicidad, Àlex Rovira y Francesc Miralles


¿Quién eres?

Aquella era la pregunta que debía responder para pasar al otro lado y proseguir su camino. Tranquilizada por la sencillez de la prueba, se limitó a decir bien alto.

- Soy Ariadna.
- ¡No! -repuso lúgubremente la máscara-. Ese es sólo tu nombre. Yo te pregunto QUIÉN ERES.
- Soy una mujer de treinta y tres años que se ha perdido en el Laberinto de la Felicidad.
- ¡No es suficiente! Miles de humanos, entre ellos otras mujeres de tu misma edad, se han perdido aquí dentro. Muchos ni siquiera han logrado salir y han muerto de viejos entre estos muros. ¿Quién eres tú? - bramó la voz.

Ariadna se quedó muda. No esperaba que aquella pregunta aparentemente sencilla tuviera una respuesta tan complicada. Al ver que no respondía, la máscara de la puerta empezó a increparla así:

- ¿Eres una criatura de dudas? ¿Te dedicas a negar lo que otros afirman? ¿Eres ave de mal agüero? ¿Eres ilusa, desconfiada, escéptica?

Ariadna recordó entonces cuando era muy pequeña y se metían con ella. En esos casos siempre se había rebelado. ¿Dónde había ido a parar toda esa fuerza interior?

- ¡Cállate! -saltó ante la palabrería de la máscara-. ¡Soy lo que yo decida ser!

Y, al decir esto, las puertas se abrieron.

4 de septiembre de 2008

12, Oliverio Girondo

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.

3 de septiembre de 2008

Yo, vos, nosotros, Flavia Ricci

Antes del nosotros, busco en vos el yo. Y no porque no me ilusione que haya un nosotros que sé que es mucho más que vos y yo: es un vos y yo fundidos, mezclados. Pero quiero que aparezca, indomable, ese yo que no es egoísta, mucho menos egocéntrico, sino que es un yo que me permite delinear tu persona, lo que querés, lo que no. Un yo que marca límites. Que me permite conocerte. Un yo que no se esconde en un nosotros falso, que finalmente me deje sola conmigo misma, creyendo que hay un nosotros que nunca hubo. Un yo que se dibuje único: tu yo. Antes que el nosotros busco tu yo. Un yo que me diga lo que querés, lo que de verdad querés, sin que te importe incluso si hay un nosotros cierto, pero apostando claramente por ello. Un yo que me deje pensando en por qué elegirte. Por qué sos único, por qué sos vos y quisiera que fuésemos un nosotros. Antes que un nosotros quisiera que me hables de tu yo. De lo que querés, de lo que deseás, de vos. Quiero saber que sos lo que decís, que no es una pantalla, que no es ficción o realismo mágico, que nuestro mundo no es Macondo. Cuando decís yo se me iluminan los ojos, porque sé que tu yo intenta conquistar a mi yo para construir un nosotros. Y eso me puede. Porque sé que con o sin mí vas a ser vos. Porque confío en que sos como me decís ser. Porque no es a través de mí que sos vos, sino que sos ese yo más allá de todo. Y sobre todo porque es a través de conocerse a uno mismo, que podemos comenzar a hablar de un nosotros sólido. Tal y como quiero las cosas yo.

Música, Frank Zappa

Recuerda que la información no es conocimiento. El conocimiento no es sabiduría. La sabiduría no es verdad. La verdad no es la belleza. La belleza no es el amor. El amor no es la música. La música ... la música es lo mejor.

1 de septiembre de 2008

Centrífuga, Flavia Ricci

"Fuerza centrífuga es la que tiende a alejar los objetos del centro de rotación mediante la velocidad tangencial, perpendicular al radio, en un movimiento circular", Wikipedia

Septiembre, primavera en Buenos Aires, una vez más primavera. Una vez más su estación del año preferida por estas latitudes. Miró su casa, miró alrededor, preparó un café Buena Vista que le habían obsequiado desde Bolivia y se quedó tomando sol en el balcón con la cabeza hacia atrás. Pensó en la repetición de los días, pensó en que una vez más aparecían esos aromas a calor, esas bebidas que daban más gusto en primavera, y que volvía a aflorar en la gente esa predisposición a salir y permanecer en la calle haciendo nada desde las 19 en adelante. Pensó en la costanera de Vicente López, en San Isidro, en barriletes y Carlitos mirando el río color de león. Una fuerza centrífuga que llevaba dentro la devolvía a aromas, sitios y gente conocida, que entonces volvía a reconocer. Y con una sabiduría que descubrío que tenían esas repeticiones en su vida, también la fuerza centrífuga expulsaba a personas y hechos no deseados, que por falta de estabilidad o desinterés o simplemente porque no era el momento ni el lugar, salían de su vida. Los círculos eran sabios, las repeticiones cada vez más intensas. Porque repetir sus días junto a lo que le hacía bien, volver a sentirse libre repitiendo, era lo que finalmente había buscado. Ahora no le parecía tan extraño aquello de planear un año lo que le gustaría al siguiente. Era la primera primavera en ese balcón, porque allí todo había comenzado un verano. Y entonces, pensó, cuando llegue nuevamente el verano podrá resignificarlo, con su fuerza centrífuga que expulsaba todo lo que no estaba dispuesto a aferrarse. Escuchó un ruido y fue hasta el lavadero: el lavarropas estaba en su fase C y ella se quedo con una media sonrisa mirando cómo centrifugaba la ropa. Lo abrió, miró la ropa toda pegada a las paredes de metal plateado. Volvió a sonreir. Había aun aroma a café en la cocina, pero ella se preparó unos embutidos con queso, pan recién salido del horno que aprendió a hacer durante el invierno porteño y abrió una cerveza negra. Sólo una media se había desviado del centrifugado del lavarropas y se había colado entre sus paredes plateadas y su borde de goma gris. La agarró, la miró, vio que estaba algo sucia. Y la tiró al cesto.

28 de agosto de 2008

Cuerpo y sentimiento, Flavia Ricci

A veces cuando te miraba, podía verme. P A S I Ó N. Verme porque confiaba en que lo que mostraban tus ojos eran verdadero. Vos, de pocas palabras, ojos medio caídos, como si continuaran buscando paz, ojos buscones, ojos profundos. Yo, que me llenaba la boca hablando de mi felicidad, ante todo aquel que quisiera escucharme, que caminaba pensando en lo afortunada que era, que me despertaba pensando en verte, aunque te veía en todo lo que hacía. Muchas palabras, excesivas palabras, pero ninguna lograba abarcar lo que sentía. A M O R ¿Alguna vez me dijiste un halago? Con tu mirada que todo lo abarcaba me seguías dondequiera que fuese. Y era a través de esos ojos que yo no me perdía. Perfecta comunión. Creo que fue por vos que terminé de convencerme que mirar a los ojos merecía el esfuerzo. Y que no había nada a mi alrededor capaz de dispersarme. Creo que fue gracias a vos que descubrí que podía sentir tantas cosas a tu lado que todos los demás sobraban. Jamás hubiese roto esa intimidad, por primera vez en mi vida pude decirlo sin mentir. N O R E C U E R D O. ¿Me recordás qué cosas me hacían sonrojar? ¿Si prefería palta o rúcula? ¿Si salíamos o nos quedábamos mirando TV? ¿Qué música compartimos, cual no? ¿A qué cosas te dije "jamás"? ¿A cuales "con vos todo eso y más"? ¿Cuántas veces te decepcioné? ¿Me contás cómo fue tu sensación cuando nos conocimos? ¿Qué llevabas encima? He olvidado no sólo cómo son tus manos, tu color de ojos, tu piel, sino cómo era yo con vos, qué sentía, cómo me sentía. A veces, entre los perfumes intento buscarme, pero no lo consigo. Soy ésta, ésta que está ahora con quien está. Soy ésta, la que no recuerda ni remotamente todo aquello. La que mira indiferente los sitios y los hechos. Soy ésta, con un corazón de estreno y remixado modelo 2008. Sin historias, ni novelas, ni comics. Pero yo quiero ser arqueóloga, quiero tener historias, y novelas, y comics. Quiero poder hacer la vista atrás y sentir ese sentimiento, porque era mío, mío, mío. Y en algún momento se fue. Persiguiendo quién sabe qué. Y a cambio tengo mi corazón de estreno, nuevito y 2008. Y es que ha de ser que el cuerpo va más rápido que los sentimientos. Y ha de ser que como siempre me lo pasé huyendo de persona en persona y de lugar en lugar, cuando me despedía del cuerpo el sentimiento aun no había llegado. Y yo que creí que jamás me alcanzaría un sentimiento, ahora que decidí quedarme, permanecer, me doy cuenta que mucho tiempo después del cuerpo, un día llegó a mi casa el sentimiento. Venía cansado, agobiado, agotado, de un viaje en el tiempo que le llevó más de lo pensado. Tocó mi puerta, no era necesario. Yo sabía que tarde o temprano aparecería. Se sentó a mi lado, lo miré a los ojos. Me puse ambas manos sobre mis ojos y profundamente lloré.

Conté con los dedos ..., Irene Gruss

Conté con los dedos de mi mano
las veces que tuve, no las que amé.
Las yemas de los dedos
se quedaron mirándome, las líneas
de la mano rieron (¿amé
lo que tuve? ¿Quise decir
quiero un poco
de esto o de aquello,
gané, perdí semejante
generosidad?).
Ahora que me aferro
a lo que tengo _como a un poco
de nada_,
veo líneas que una burla desecha,
y lenta, tiernamente abro
el puño, dejo caer
la arena, vuelvo a tomarla.

Lección de Zoe, Flavia Ricci

(Tarde de lluvia regresando del Jardín de Infantes hacia casa):

- Uy, ¿viste esa luz? Eso es un rayo, ahora viene un trueno. El rayo es la luz, el trueno el sonido.
- ...
- ¿Sabés por qué vemos primero el rayo? Porque la luz es más rápida que el sonido.
- Ahhhh ... a mí me da miedo el trueno (Zoe se abraza a mi pierna)
- No tenés que tener miedo, además yo siempre voy a estar con vos (Flavia superwoman) ¿Sabés cómo nacen los rayos y los truenos?
- Claro, lo aprendí en Dicoverykids (AKA Discovery Kids): el trueno se hace con un martillo pegando en el cielo, el rayo también pero con una linterna iluminando Buenos Aires.

Risas por Lomas de Núñez ....

Un poco de Irene Gruss, Flavia Ricci

1.-

Tiene problemas con su lenguaje:
habla y no se le entiende,
escribe y no se le entiende.
Ironiza sobre todo.

2.-

Mi voz dice lo que no quiero decir,
mi voz tiene otro tono,
lo que quiero decir no lo dice, dice otra cosa.
Lo que no digo a veces lo dice mi voz
o el silencio, el mío, lo dice pero
no se entiende.

27 de agosto de 2008

20x5, Flavia Ricci

20 conoció a 32 meses atrás, cuando 27 le insumía parte de "ese" tiempo. Sin embargo, un día 20 se impacientó y comenzó a llamar a 32, que lamentó a partir de ese momento haberle dado su celular. Día y noche, noche y día. Llamadas y sms hasta que 32, molesta, atendía y daba algún falso motivo para no verse. Meses después, en un break con 27, decidió ponerse a prueba con 20: 4, 3, 2, parecía una cuenta regresiva. 32 comenzó nuevamente a poner pretextos, falsos pretextos. Y 20 comenzó, por fin, a darse cuenta. Dejó de llamarla y 32 suspiró aliviada cuando pasaron las semanas y 20 fue sólo una anécdota en su vida. Pensaba en todo esto una noche en que apareció 5, ojos semicerrados y manitas pequeñas, con su oso y almohada en mano, dispuesta a apropiarse de las noches solteras de 32.

Claro, Flavia Ricci

Me quedo en silencio aprendiendo de vos, escuchándote, porque no hay nada en lo que decís que no me interese. Me capturan tus palabras a toda hora. Olivos. Tranquilidad. Una caminata de kilómetros recorriendo Zona Norte: vos me enseñaste tu forma de ver aquellos sitios, yo la mía. Me gusta tu cautela para hablar de mi país, pero también cuán crítico sos. Me gusta todo ese conocimiento que desplegás, producto de tu vida, de tus viajes y experiencias varias y variopintas. Te enseño "mi" Zona Norte, continuamos caminando hasta que llegamos a un bar que parece ser uno de los pocos abiertos a esa hora. Av. del Libertador, altura imprecisa. Hacía frío pero preferimos sentarnos fuera. Entre cervezas negras, maníes y palitos quería escucharte y que no se me cerraran los ojos por nada del mundo. Despuntando el día, ya en casa, me quedé pensando ... cuánta tranquilidad me da tu transparencia. Saber que sos como decís que sos, saber que puedo hablar e ir a cualquier sitio con vos, estar serena porque por hacer algo sé que no sentís que dejás de hacer otras cosas. Me gusta tu sentido de responsabilidad, cada vez que nos ponemos serios y hasta solemnes hablando de hijos y de familia.
El domingo me despierta el teléfono, es pleno día, casi la hora de almorzar. Hacía unas horas solamente que yo dormía. Me levanto ojerosa y con cara de trasnochada. Buenos Aires aun está en silencio, es domingo. Me preparo un café, me ducho, visto y salgo por el diario al kiosco de la vuelta. Disfruto del sol del balcón, de mirar por ahí tanto coche que pasa. Bailo con Si*Se, al rato suena el teléfono nuevamente. Esta vez sos vos, sonrío, te escucho. Claro que quiero volver a verte. Claro que confío en vos. Y no sabés cuánto necesitaba esta paz. Esta paz de saber que sos quien decís ser, que sentís lo que decís sentir, que pensás lo que decís pensar. Con suma transparencia, con sinceridad. Claro que estás invitado a que te muestre mi Buenos Aires y vos mostrármelo con tus ojos extranjeros. Claro que sí. Claro.

Café olímpico, Flavia Ricci


Mientras por pantalla gigante Argentina ganaba el oro futbolístico en los Juegos Olímpicos vos y yo nos remontábamos a todos tus mundos y algunos de los míos. Me dijiste que fui breve y lo había sido, en efecto. Breve porque pensé que no iba a volver a verte, mucho menos a disfrutar tanto de tu compañía. Breve porque había otra persona en mi vida. Breve porque pasaba por mi fase escéptica. 3AM emprendimos una caminata que transcurrió repleta de viajes y sensaciones. Repleta de adolescentes que salían o iban a discotecas. Me invitaste a un café, pero para llevar. Para llevar a donde fuera que íbamos. Conversamos sobre el café, el buen café. Y mientras iba por Cabildo haciendo equilibrio con el café que ardía en mi boca y contrastaba con el frío de la madrugada, sonreíamos. Una adolescente se avalanzó con un cigarrillo en la boca sobre el tuyo en el mismo sitio que humeaba y vos rápidamente giraste la cara. Me gustó tu determinación, el lugar en que la pusiste y en el que me pusiste a mí. Con suma claridad, eso que me hizo tanta falta a veces con otros. Sonreí, me miraste y seguimos. Más discotecas, más adolescentes. Lomas de Núñez y una charla entre ella, vos y yo que se extendió hasta el amanecer en el living. Y después qué importa. Café olímpico y Argentina que había ganado el oro futbolístico ...

26 de agosto de 2008

El Rey de los Alisos (II), Michel Tournier

Tournier, Tournier ... regresa con el tiempo. Ya citado en este blog, aquí otro pasaje de su hermoso libro El Rey de los Alisos, que por estos días devoro con los ojos:

"Cuando Rachel me abandonó, me lo tomé a la ligera. Además, aun considero esta ruptura sin gravedad, e incluso benéfica desde cierto punto de vista, porque estoy convencido de que abre la puerta a grandes cambios, a grandes cosas. Pero hay otro yo, el yo viscoso. Éste, al principio, no entendió la ruptura en lo más mínimo. Lo cierto es que nunca entiende nada de buenas a primeras. Es un yo torpe, rencoroso, humoral, siempre bañado en lágrimas y semen, pesadamente aferrado a sus hábitos, a su pasado. Le hicieron falta semanas para comprender que Rachel no volvería. Ahora lo entiende. Y llora. En el fondo de mí mismo, como una herida, llevo a este ser ingenuo y tierno, un poco sordo, un poco miope, que se deja engañar fácilmente y tarda tanto en reaccionar ante la desgracia".

La Boca, Flavia Ricci




25 de agosto de 2008

Clara, Flavia Ricci

Dijo que sí cuando hubiese tenido que decir no, dijo que no cuando hubiese tenido que decir que sí. Y entre medio de tanta velocidad eligió el silencio. Silencio. Las palabras sin voz, palabras al fin. La catarata de emociones. Emociones al/por fin. La sensación de "no te vayas, quedate", de que todo está por escribirse, del abrazo que hace que nos aturdamos de amor y todo lo demás se pierda, darnos cuenta, en resumidas cuentas, que algo nos pasa con alguien. Y mirar de reojo y querer que sea mutuo. Silencio. Siento en silencio. No digo nada en voz alta ni dejo más que tímidas pistas que tal vez hasta pasen desapercibidas. Sentirme elegida. Sentir que aunque no sepas a ciencia cierta qué me pasa, intentes acercarte. Y aunque no hayas terminado de conocerme quieras empezar a explorarme. Que elijas, que te acerques, tímido tal vez, pero seguro, de a poco tal vez, pero firme en tu propósito. Porque tantas veces tuve que decirte que sí, porque tantas fueron las que queriéndote hacer sentir seguro yo era la que no sabía que elegí el silencio, palabras sin voz. Pensarte, verte aunque no te mire, sentir tu omnipresencia en mi mundo de hoy, de antes. Sentarme a revivir ese momento en que de repente, como una catarata de sentimientos me quedé sin voz, con un nudo en la garganta, con los ojos perdidos y el temor de qué iba a pasar. Desconcertada porque el futuro te incluia, temerosa desde esa noche de perderte, feliz por haberte encontrado, vos bajaste las escaleras, yo te miré de repente y me encontré con tus ojos. Tampoco querías marcharte. Nos sentamos, uno al lado del otro. Mirando el suelo nos dijimos cosas pasajeras y yo pensaba "ojalá no te vayas". Me abrazaste, y todas las palabras se me fueron por la borda, dejé de escuchar, dejé de ver. Regresando en taxi a casa te miré con una mirada cómplice. Qué bueno fue aquello, toda esa energía. Afortunadamente, siempre está todo por escribirse. Silencio.