3 de septiembre de 2008

Yo, vos, nosotros, Flavia Ricci

Antes del nosotros, busco en vos el yo. Y no porque no me ilusione que haya un nosotros que sé que es mucho más que vos y yo: es un vos y yo fundidos, mezclados. Pero quiero que aparezca, indomable, ese yo que no es egoísta, mucho menos egocéntrico, sino que es un yo que me permite delinear tu persona, lo que querés, lo que no. Un yo que marca límites. Que me permite conocerte. Un yo que no se esconde en un nosotros falso, que finalmente me deje sola conmigo misma, creyendo que hay un nosotros que nunca hubo. Un yo que se dibuje único: tu yo. Antes que el nosotros busco tu yo. Un yo que me diga lo que querés, lo que de verdad querés, sin que te importe incluso si hay un nosotros cierto, pero apostando claramente por ello. Un yo que me deje pensando en por qué elegirte. Por qué sos único, por qué sos vos y quisiera que fuésemos un nosotros. Antes que un nosotros quisiera que me hables de tu yo. De lo que querés, de lo que deseás, de vos. Quiero saber que sos lo que decís, que no es una pantalla, que no es ficción o realismo mágico, que nuestro mundo no es Macondo. Cuando decís yo se me iluminan los ojos, porque sé que tu yo intenta conquistar a mi yo para construir un nosotros. Y eso me puede. Porque sé que con o sin mí vas a ser vos. Porque confío en que sos como me decís ser. Porque no es a través de mí que sos vos, sino que sos ese yo más allá de todo. Y sobre todo porque es a través de conocerse a uno mismo, que podemos comenzar a hablar de un nosotros sólido. Tal y como quiero las cosas yo.

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