30 de marzo de 2009

EX-perto, Flavia Ricci

El ex-perto llegó a casa y se metió en la cama de ella. El ex-perto sabía qué hacer. El ex-perto llevaba un poco mal los 30 y pocos que tenía, el ex-perto recordaba las debilidades de ella. El ex-perto tenía buena memoria. El ex-perto la transportaba lejos en pocos segundos. Pero en un momento tuvo que dejar a su ex-perto para pensar en un experto, porque desde luego ella no era la que su ex-perto había ido a buscar.

Acuerdo para perderme en tus ojos, Flavia Ricci

Te propongo enviarme una lista de cuestiones que jamás me has dicho, pero necesitas.
Te propongo atreverte a vivir tranquilo y en paz contigo mismo.
Te propongo palabras y miradas sinceras.
Te propongo confesiones que nos dejen desnudos por dentro.
Te propongo todas mis noches y mís días para quedarnos desnudos por fuera.
Te propongo cogerme de la mano sin arrepentirte, aunque a veces temblemos.
Te propongo mirarnos en la mañana el uno al otro y decirnos que, una vez más, eso es la felicidad.
Te propongo múltiples cafés, tés y pelis de trasnoche en casa o cuando tú quieras.
Te propongo verte y mirarte cada día sin intermediarios.
Te propongo rauxa i seny.
Te propongo dejar de correr si no has aprendido a caminar, para no volver a tropezar.
Te propongo volver el día a día novedoso, para volver a apostar por nosotros dos.
Te propongo las llaves de todo y los candados de nada.
Te propongo que si eliges elegirme no sea por experimentar si podrás.
Te propongo paz, tranquilidad, tomarnos nuestros tiempos.
Te propongo todos mis libros y mi música y todos los tuyos con tu música.
Te propongo seguir deseando algo aunque lo hayas conquistado.
Muchas ensaladas con aceite de oliva y muchos helados de sambayón
Muchas cervezas que generan risas y muchos vinos negros
Velas y sahumerios.
Lo que no puedo proponerte es el sitio, porque no lo sé.
Temo que llegues para irte, temo llegar para volver a marcharme.
Temo el encuentro tanto como lo deseo.
Temo pasarme de dura, temo pasarme de cursi.
De todas formas, puedes estar seguro que si algo no temo, es de perderme en tus ojos.

Mi playa, Ely Guerra

Te regalo mi sol, mi luz, mi playa
te comparto mi dicha y mi pesar
te doy las llaves de mi casa y mi confianza
te cocino y te llevo a pasear

Te regalo la sal de mis historias
te comparto mi fuerza y mi debilidad
te muestro el cielo al que también
llamamos gloria
te regalo mi voz, mi libertad (...)

18 de marzo de 2009

Buenos Aires desde afuera, Flavia Ricci

Ahora sí me bajó la ficha. Es que estaba dentro, antes, y desde adentro no veía claro. Ahora sí miro calles, códigos postales y convocatorias y lo veo con ese distanciamiento, con ese extrañamiento que vos sentirías y probablemente sentís cuando te pensás allí en Buenos Aires, donde alguna vez estuviste y estuvimos. Yo, que a veces voy más lento que un Ford T, visto desde dentro pensaba que no era tanta la distancia, que yo seguía allí y no había cambiado nada demasiado. Ahora lo veo claro, me ha dado un vuelco el corazón cuando imagino que alguna vez, los dos, compartimos noches y días intensos en el entonces "nuestro" Buenos Aires. Rescaté parcelas de sitios donde estuviste, donde estuvimos. Me he quedado minutos intentando recordar detalle por detalle tus palabras, gestos, miradas. Y vaya, nene, suelo hasta extrañarte. Porque ahora, ambos podemos mirar desde afuera Buenos Aires. Y entonces, mi niño guapo, vos y yo estamos lado a lado. Y cómo quisiera girarme para abrazarte y perderme en tus ojos. Nene.

10 de marzo de 2009

Ceguera, Flavia Ricci

Dejé de ver, de ver los detalles, de ver los bordes
Dejé de ver otras personas
Dejé de ver tus imperfecciones
Dejé de ver
Dejé de ver lo que me gustaba de vos, me gustaba todo
Dejé de ponerme a la defensiva
Dejé de hablar de vos y de mí, éramos nosotros
Dejé de ser infiel
Dejé de desconfiar
Dejé de pensar en otros
Hasta que
me di cuenta que había dejado de ver
había quedado ciega
Y entonces


Dejé de verte

9 de marzo de 2009

Septiembre, Flavia Ricci

Decís septiembre. Y no sé situar qué septiembre. Septiembre de 2007, de 2008? Tal vez el primero, pero entonces tardaste poco en tomarme confianza. Tal vez 2008, pero entonces ya habíamos discutido por cuestiones profesionales varias veces y ambos nos encerrábamos en nuestros monitores sin mirar al otro. Tal vez mientras te hablaba de él, y "él" iba cobrando forma hasta que creo que una vez te lo presenté incluso. Y ahora que él no está entre vos y yo podemos seguir hablando. Y hasta puedo hablarte de otro "él". Novedosa yo, conflictivo vos, en algo solíamos coincidir. En medio de las pastas de los días de semana y las historias e historietas que te contaba solíamos reír antes de las reuniones. Por ese entonces me viste comenzar a quedar ciega, ciega de amor. De amor por él.

Escriba, Flavia Ricci

A veces, pocas, cuando la vida me pasaba por encima simplemente me quedaba mirando, muda. Por más esfuerzos que hiciera no me salía palabra. Muchas veces, colgada de un recuerdo o de un sueño podía quedarme todo el tiempo del mundo. Después llegaba a mi computadora y necesitaba escribir. Muchas veces, el silencio me gana. Entonces crece en mí una avalancha de pensamientos, rostros y actos. Y escribo.

7 de marzo de 2009

Los dientes de mi sonrisa, Flavia Ricci

Él me envió un mail donde ponía:

Tengo una pregunta que quiero hacerte desde que te conocí.
No desde el primer día que te ví, por que no te tenía confianza, más bien de septiembre en adelante.
Cuando te fuiste para el sur se me había olvidado, pero ahora que veo algunas fotos tuyas en el facebook me volvió la duda:
Flavia Ricci, cuántos dientes tenés ...?
En esa trompa hay más de 32, sin ninguna duda. Sobre todo en el frente o te ponés dientes adicionales para sonreír en las fotos… seguro…


Yo le respondí enseguida:

Tal como el pesto tiene sus secretos ... mi dentadura tb. Mi sonrisa va creciendo conforme colecciono años, de manera tal que voy contra la corriente, con eso de que con la edad vienen más arrugas y menos sonrisas. Yo me agrego un diente por año a modo de recuerdo conmemorativo. Así, en 2008 le pedí al Ratón Pérez catalán (porque estaba en Barcelona) que me diera un diente para ponerme entre mi colmillo superior derecho y mi primera muela. Este año, crisis por medio, me trajo otro dientito que hace pareja a la izquierda, así que ya no debo reír de lado como todo 2008. Como ves, 2009 trae sonrisas de oreja a oreja y todo, todo, gracias a Pérez y mi receta secreta, que ahora tb sabés vos (ssshhhhh !!!!!).

4 de marzo de 2009

Push here, Flavia Ricci

Él amaba la tecnología push. Ella en cambio la tecnología pull. De la web semántica él no sabía nada, porque no sabía de palabras escritas o dichas. Ella no sabía dibujar, alguna vez le interesó. Entonces, se encontraron en un CMS, y ella le enseñó las ventajas del LCMS. Y así aprendieron ambos. Y hasta comenzaron a incorporar la web 2.0.

Pero luego, él se escapaba de esa plataforma sin aviso ni logout, no había comunicación síncrona ni asíncrona.Entonces ella tocó el código HTML y agregó en las condiciones de uso un opt-out, que él aceptó encantado. A partir de ese momento ella comenzó a detestar las tecnologías push cada vez más. Y cada tanto revisa en todas sus páginas no olvidar poner la opción opt-out ....

3 de marzo de 2009

CJA, Flavia Ricci

Mientras esperábamos todos que comenzara el acto de bienvenida del Jardín en el Auditorio Padre Manyanet del Colegio Jesús Adolescente, miré arriba y abajo y como una especie de flashback se me amontonaron millones de pequeñas y rápidas imágenes de cuando era una niña, de mis 14 años en ese colegio, el mismo que elegí para mi hija desde este año. Al cantar convencida el Himno Nacional, que hacía años no cantaba, en esas estrofas de "sean eternos los laureles, que supimos conseguir" me entraron ganas de llorar, así que miré hacia arriba intentando disimular. Una mezcla de la maestra de música y sus consejos para cantar como se debe el himno, ver al padre Julián que después de años en Argentina conserva su acento español, ver esos niños que son como alguna vez fui yo. Y la historia se repetía a mi lado, pero yo no soy la misma. Sentir que como mi madre eligió para mí el CJA, yo lo hacía con mi hija. Tradición, orgullo, convencimiento, mezclas. Desde aquel entonces, cuando conocía poco y nada de la vida que hoy conozco, pasó mucho tiempo, más de una década que no entraba en ese colegio, intacto, parecido, mío. Ojalá Zoe, el día de mañana sonrías como yo cuando recuerdes tu paso por el CJA.

Mamá

1 de marzo de 2009

Mi muerte según Zoe, Flavia Ricci

- Mamá, yo no quiero que te mueras

- Pero todos nacemos y morimos. Además para que me muera falta mucho todavía.

- Sí, pero yo quiero que siempre estés conmigo.

- Es que siempre voy a estar con vos. Cuando me muera voy a esperar y cuando vos te mueras vamos a encontrarnos en un lugar como éste. Pero tenés que acordarte de mi cara eh?!

- Sí, pero no vamos a poder vernos más

- ¿Por qué?

- Porque cuando la gente se muere se le cierran los ojos. Así que no voy a poder buscarte.