31 de marzo de 2015

Un aprendizaje o el libro de los placeres, Clarice Lispector

Lori marcó el número de teléfono:

—No podré ir, Ulises, no estoy bien.

Hubo una pausa. Él finalmente preguntó:

—¿Físicamente no te encuentras bien?

Ella respondió que no era nada físico. Entonces él dijo:

—Lori —dijo Ulises, y de pronto pareció grave aunque hablase tranquilo— Lori: una de las cosas que aprendí es que se debe vivir a pesar de. A pesar de, se debe comer. A pesar de, se debe amar. A pesar de, se debe morir. Incluso muchas veces es el propio a pesar de el que nos empuja hacia delante. Fue un a pesar de el que me provocó una angustia que insatisfecha fue la creadora de mi propia vida. Fue a pesar de que me paré en la calle y me quedé mirándote mientras esperabas un taxi. Y desde luego deseándote, ese tu cuerpo que ni siquiera es bonito, pero es el cuerpo que quiero. Pero te quiero entera, con el alma también. Por eso, no importa que no vengas, esperaré el tiempo que sea necesario.


—¿Por qué nunca te has casado? —preguntó ella inoportunamente.


—Es que —y su voz era la de quien sonreía—, no he sentido la necesidad y por suerte he tenido las mujeres que he querido.


Ella se despidió, bajó la cabeza con pudor y alegría. Pues a pesar de, había sentido alegría. Él esperaría por ella, ahora lo sabía. Hasta que ella aprendiese.



24 de marzo de 2015

Silencio, Flavia Ricci

Quizás tu silencio se deba
a que vos quizás
o incluso no
en cualquier caso
yo sí
sí una y otra vez.
Pero entonces
sí retrocede a quizás
y quizás a no
y ese no chiquito se cierra
en un no cada vez más grande
tan seguro de ser no
que hasta se olvida que fue sí
temeroso, vulnerable, ilusionado

y allí están ellas, las palabras
si hubieses probado hablar
yo hubiera podido leer
Pero no has visto
el temeroso, vulnerable, ilusionado
sí.
Curioso, deberías saber
que silencio
empieza por SÍ.





23 de marzo de 2015

Confieso que he vivido, Pablo Neruda

…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció.

Mudez, Sheila Valladares

Estoy más flaca. Las ropas me quedan livianas.  Nadie se percata, sólo yo. Todos me miran el cuerpo y no saben de cuántos kilogramos me he deshecho.  Nada parece faltar. No he perdido el apetito, voy a la mesa sin falta todas las horas convenidas y también a destiempo. Tengo la cara llena, no sé si parece pandereta o luna llena, pero no hay indicios de que pueda estar famélica.
Estoy más flaca. Estoy vacía de palabras. Se fueron una a una por algún orificio que aun no encuentro. Me abandonaron cuando estaba mirando hacia otro lado. Alguien me las robó en medio de algún sueño azaroso y yo que estaba preocupada por despertar antes que llegara el fin del mundo me he quedado sin posibilidades de decir. Les tiendo trampas, les pongo azúcar, dejo libros abiertos sobre la cama, voy mirando el mundo con más atención, me asusto con facilidad, doy abrazos, busco chellos con insistencia, dibujo peces de agua en las azulejos del baño, canto alto y desafinado en el patio del vecino, pero nada ha dado resultado.
Estoy más flaca y muda. No creo sea una buena combinación, pero es la fórmula que en esta hora me describe. No sé a quién pagarle el rescate de mis palabras. En cuál dirección buscarlas para rogarles que vuelvan a mi casa y se dejen mimar. Prometo hacer concesiones: escribir o hablar de lo que ellas exijan, de temas trascendentales y de interés nacional o solo del gesto amargo que provocó mi ira o mi dolor. Ellas decidirán.  Solo quiero que regresen.
Hago un último intento. Les ofrezco poesía, con ella convido a mis palabras. Puede resultar un recurso desatinado, lo sé. Tengo conciencia de que hay palabras que no se dejan atrapar, que no aceptan dádivas ni chatajes. Ellas se dan en la urgencia de ciertos actos, cuando su presencia viene a poner orden o caos al mundo. Ellas cuentan nuestras historias. Espero vengan a llenar mis páginas en blanco.

19 de marzo de 2015

Ex voto, Eugenio Montale

Sucede
que las afinidades del alma no lleguen
a los gestos y a las palabras sino que permanezcan
difusas como un magnetismo. Es extraño,
pero pasa.

Puede ser
que sea cierta tan sólo la lejanía,
cierto el olvido, cierta la hoja seca
más que el fresco pimpollo. Todo eso y más
puede darse o decirse.

Entiendo
tu obstinada voluntad de estar siempre ausente
porque sólo así se manifiesta
tu magia. Innúmeras son las astucias
que advierto.

Insisto
en buscarte en la astilla y nunca
en el árbol enhiesto, nunca en lo lleno, siempre
en lo vacío: en eso que hasta el taladro
resiste.

Era o no era
la voluntad de los numen que presidían
tu lejano hogar, extraños
multiformes multialmas animales domésticos;
quizás sólo me lo parecía
o no era así.

Ignoro
si mi inexistencia sacia tu destino,
si la tuya colma el mío que se desborda,
si la inocencia es una culpa o bien
se gesta en el umbral de tus lares. De mí,
de ti todo lo sé, todo
lo ignoro.




18 de marzo de 2015

Todo comunica, Flavia Ricci

- Entonces decíme.
- ¿Decirte qué?
- Cuándo nos vemos
- ¿Nos vemos para qué?
- Tenías que decirme algo
- ¿Algo como qué?
- No sé.
- Claro, no sabés.
- Entonces nada.
- Entonces ... nada.
- ¿Elijo restaurante?
- Elegí un restaurante,el que quieras, y avisame. Hablemos mejor de otras cosas. De las que vas a decirme porque te atrevés.






17 de marzo de 2015

Retroceder, Flavia Ricci

Y no me importa si es por tu miedo
has puesto tantos por si acaso
que mi entusiasmo
se ha ido
No me importa si es por
primera vez
has puesto tantos
condicionantes
que hoy
sentí que ya no quiero verte
¿de qué sirve hacerlo?
me queda tu imagen
tu lejanía
y desde la semana pasada
cuando plena cruzaba un mundo por vos
cuando parecía que me ofrecías tu
universo
y yo me disponía a acompañarte
como nunca
como siempre
desde la semana pasada
a hoy
me detuviste en seco
palabra a palabra
yo me he quedado pensando
sin ganas casi de vernos
y he dejado una sola palabra
quiero
ya de nada sirve
¿para qué?
anteponer te
y decirte, te quiero.







16 de marzo de 2015

No estoy segura, Tulia Guisado

Si yo fuera el silencio
me acercaría a ti para decirte
que no estoy segura de estar
cerca de ti ni de querer hablar,
ni siquiera de estar en este momento
escribiendo que si yo fuera el silencio
me acercaría a ti para decirte
que no estoy segura de estar
cerca de mí ni de estar hablando,
ni siquiera de estar en este momento
escribiendo que si yo fuera silencio
me acercaría a ti para decirte
que a veces tanto silencio me oprime, y
que no estoy segura, no, de estar
cerca de ti ni sobre tu hombro leyendo esto
aunque quiera hacerlo.
Ni de estar ausente en ti
ni de estar vacía de ti siempre
ni siquiera de estar en este momento
escribiendo que si yo fuera el silencio
aprovecharía para acercarme a ti,
y callar, y apartar despacio el ruido
que pudiera molestarte: por ejemplo
mi llegada, inesperada, o tal vez inoportuna.
Aprovecharía para acercarme a ti
y hablar, y decirte que estás hermoso hoy
que te sienta bien ese rubor de verme
tan cerca, porque me acercaría, para decirte
que no estoy segura de ser silencio
ni de poder aguantar así más tiempo, sin forma,
y sin espacio, sin manos, y sin pies, sin aliento,
que no estoy segura, no, de estar
cerca de nadie, si tú no estás cerca de mí.
Si yo fuera el silencio
me acercaría a ti para que vieras
qué frágil es el silencio estando contigo.
No, no estoy segura de tener carne y orejas
ni de abrir libros o cerrarlos ojos o las piernas
mientras fuera cae la noche como un juguete
para los demás, para distracción de los sonámbulos,
o pesadilla para los insomnes. Pero yo no estoy segura.
Ni siquiera de estar en este momento temblando,
susurrándote esto, porque, de hecho,
muy bien pudieras estar tú
equivocado pero bajo otra boca
que estuviera igual de lejos de mí que tú
–o equivocada yo– con otra piel
tu otro nombre, con tu otro oído tú
puesto en cualquier otro silencio
que no sea yo
o en cualquier otro modo de hablar
o de invocarte,
que no sea el mío,
y que funcione.



De qué hablo, Irene Gruss

Frente al mar hondo
uno debe callar hondamente.
Uno no debe caer y
emitir por esa caída el más íntimo
sonido.
Sólo se puede hablar frente al mar hondo
cuando la luz es tan alta que
se inquieta, cuando
nuestro movimiento es suave,
casi resignado (...)
El ruido del mar es demasiado fuerte para
uno,
para todos
a la vez.

Quieres nombrar otra vez, Blanca Wiethüchter

Según lo ayer aprendido
el encuentro del amor en la espesura,
el canto.
Todo parece tornar a un primigenio dorado
-lo dices secretamente-
sabes que las transformaciones
provienen de aquella señal en el cielo
que te hizo ver el otro aire de la luz
-el esplendor de un cuerpo de fuego
-dices-
que amas.
Las palabras van a tu encuentro
sin decir que son palabras
y son efímeros planetas.
Ahora que te sabes entre los surcos
-impaciente.
Ellas ignoran lo que deshacen
y también lo que hacen
cuando se trata de pronunciar otra vez
un cielo, una espada, un ángel;
aquel ángel que te guarda
y guardará a todos
de la grave inmensidad de los silencios.

Nada, Margaret Atwood

Nada como el amor para devolver
la sangre al lenguaje.
La diferencia entre la playa y sus
distintas rocas y fragmentos: rígida
escritura cuneiforme y la tierna y cursiva
de las olas, el hueso y las líquidas huevas de pez, el desierto
y la ciénaga salina, como un verde empujón
que nos saca de la muerte. Las vocales, regordetas
de nuevo como labios o dedos empapados, los mismos
que se mueven por estos
blandos guijarros como por la piel. El cielo no está
ni vacío ni lejano, sino cerca
frente a tus ojos, derretido, tan cerca
que puedes degustarlo. Sabe
a sal. Lo que te acaricia
es lo mismo que acaricias.


Lo rumorean varios signos, Alberto Girri

Que el verano está a las puertas
lo rumorean varios signos,
el de que la hora
de coincidir siembra y cosecha ya es,
el de que distinguimos
un plazo que finaliza, el término
de fatigas:
las con recompensa
y las sin ninguna, las de prepararnos
para cierta venida, inminente,
y las que se malgastan pretendiendo
alargar el tiempo disponible, añadir
un codo a las estaturas;
y el signo de una justa
discriminación al marcar diferencias,
entre mayordomos infieles
y mayordomos conscientes,
entre cumplidores de la Palabra
y distraídos que apenas oyen.

15 de marzo de 2015

De la capacidad de leer (II), Flavia Ricci

Va siendo hora que dejemos de hablar de leer únicamente como leer palabras escritas o dichas. Y que los letrados no tengan que ver solamente con letras ¿cómo llamar a quien lee sentimientos? ¿cómo nombrar a quién lee las miradas? ¿cómo mencionar a quien lee las historias que hay en mi piel, a la vista pero sin tanta evidencia? ¿Cómo decir de aquel que bucea por lo que no decimos .... y lo descifra? De momento ... esa persona solamente tiene nombre propio. Casi escapa a la gramática.




14 de marzo de 2015

De la capacidad de leer, Flavia Ricci

No digas que me comprendes ...
si en un ángulo de mi mirada
no pudiste leer "ven".
Si en un distraído
roce de mi mano
no pudiste leer "ojalá, ahora".
Si en un amanecer que llegaba,
irreverente,
no pudiste leer "no te vayas".
No digas que me has entendido,
si nunca supiste leer mi piel.





11 de marzo de 2015

Nombrar IV, Flavia Ricci

Él retorcía las dos palabras, las miraba y volvía a mirar, les daba vuelta, iba y venía nervioso, frotándose las manos, con el ceño fruncido. Yo lo miré y le dije "No hay caso che, con las palabras 'te amo' es así: vos no podés hacer nada. El significado no está en las palabras. Todo el poder lo tiene quien las pronuncia".

9 de marzo de 2015

Alberto Girri x 2

Lírica
Alberto Girri


Lo no previsto,
lo que con nombre de sarcasmo:
                         novísima luna de miel,
arrastras por dentro,
           y que afuera, juzgado y aislado
desde ciencias del comportamiento,
merecería rótulo más cierto,
                                        el de novísima
erotización del vínculo,
transparente caso, muy sabido
de acuerdo con estadísticas,
noticias sueltas, cuadros personales,
                                  y que tan por sorpresa
como se instaló se revertirá,
                    una tardía
exaltación que en la casi penumbra,
receptáculo de los desposados,
toca a pagar, te toca
corresponder con el recelo de que acaso
no transcurriera sino en ti,
                                        y ella intacta, lo femenino
examinándote, sobrepasándote
a fuerza de no conocer altibajos,
                        la femenina complacencia
de resistirse a transformaciones
de alta tensión y débil intensidad
en baja tensión y gran intensidad.


Cuarteto serioso
Beethoven, op. 95

Que tu percibir
vaya en sentido oblicuo,
nunca rasante,

no te desanime
lo relativo de su fidelidad
para ir discriminando, si prefieres
que te mueva hacia el principio
del placer o el de lo pasajero,
                       si comete
con lo que hacia ti fluye
interpretaciones abusivas,
espejismos,

y siendo así adquieras
confianza, el contacto
no tanto con sonidos, pausas, desenlaces,
cuanto con un estado
en que el escuchar te proyecta
a una superación de contrarios, opuestos,
un vaivén que tiene lo lejano
por próximo, por distante lo inmediato,
bajo por alto, alto por bajo,
y hasta reconocerte
en lo que más se empeña en transmitir:
                                        lo otoñal, cierta
opacidad como una censura
que la misma música infligiera
a sus propios límites,
                           su implícita
confesión de que no hay, ella, ninguna,
música que no se reserve
su secreto original,
                           ninguna ataviándose
para destacar la entera verdad, llana y seca,
descontando que entre sus cánones
se deslice la voluntad de insinuarla,
provocarla, proponernos varias.

8 de marzo de 2015

Dos poemas, Alejandra Pizarnik

La palabra que sana
Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.

Cold in hand blues
y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo






3 de marzo de 2015

Ausencia, Fatiha Morchid

No digas que la ausencia tiene sabor a locura.
Cierra tus ojos
dondequiera que estés
me encontrarás
como el mar errante
que persiste entre las dos mareas
y nunca desfallece.






2 de marzo de 2015

Aprendizaje o el libro de los placeres (fragmento), Clarice Lispector

-¿Todavía no te has acostumbrado a vivir? –preguntó Ulises con intensa curiosidad. 
-No.
-Entonces es perfecto. Eres la verdadera mujer para mí. Porque en mi aprendizaje falta alguien que me diga lo obvio con aire extraordinario. Lo obvio, Lori, es la verdad más difícil de ver –y para no hacer solemne la conversación agregó sonriendo- ya Sherlock Holmes lo sabía.
-Pero es triste ver solamente lo obvio como yo y encontrarlo raro. Es tan raro. De repente es como si abriera mi mano cerrada y dentro descubriera una piedra: un diamante irregular en estado bruto. Oh Dios, ya ni siquiera sé lo que estoy diciendo.
Permanecieron en silencio.
-Nunca había hablado tanto –dijo Lori.
-Conmigo hablará toda tu alma, aún en silencio. Yo hablaré un día mi alma toda, y no nos agotaremos porque el alma es infinita. Y además de eso tenemos dos cuerpos que serán para nosotros un placer alegre, mudo, profundo.
Lori, ante la sorpresa encantada de Ulises, se ruborizó.

Biografía de un cuerpo, Ikram Abdi

Mi cuerpo es de la estirpe de la mar
Lo diseñé con dedos de pasión
lo incrusté con conchas de ira y seducción
cuando me harté de mis vendas
tal como sudario trenzado por el silencio
historia repleta de mandamientos

Mi cuerpo es de la estirpe de la letra
me lo pongo en la intemperie
me caliento en sus brazos
me quemo en las brasas de sus letras
y sobre un puñado de ceniza
con las piernas cruzadas, me siento
despojando mis letras fragmentadas de escombros
y redacto una elegía para Hallaj

Mi cuerpo es de la estirpe de la luz
cuando me abrazó
me orienté hacia mí
y me encontré como imaginaba
una mujer quebrada

Mi cuerpo es de la estirpe de la enredadera
en la sombra nos encontramos
sus hojas silvestres cuelgan sobre mi torso
echo hojas
y mi cuerpo desierto se descubre

Mi cuerpo es de la estirpe de los gitanos
de sus cadenas oxidadas elaboro
pulseras y sortijas
en él enciendo las velas de Lorca
y lo monto cuando se me hacen estrechos
los mapas de este cuerpo.




Somos en el silencio, Ana Muela Sopeña

Somos en el silencio unos aliados
que pactan con la música del bosque,
para poder vivir casi sin agua.

Somos en la distancia compañeros
que buscan las raíces de los árboles
porque hay poco alimento en nuestra tierra.

Somos en lejanía las palabras
que se unen con los restos de la infancia
a través del asombro de lo cóncavo.

Somos identidades en el sueño
que huyen a los márgenes
de la verdad desnuda y primigenia.

Somos dos individuos de la especie
que respiran sin pánico al unísono,
por el placer tan sólo de estar juntos.

Poco a poco el instinto nos redime
de tantos sinsabores de la herida
que reside sin piel, en nuestro cuerpo.

Somos tan sólo espíritus sin rostro
que escapan de relojes de locura,
para sobrevivir ante el vacío.





Hablar de amor, Eira Stenberg


Hablar de amor,
de lo que no se puede hablar -
de ese callejón sin salida que es el espejo
de donde alguien pende de cabeza
en un árbol invisible
con las piernas atenazando una rama
como si luchase contra la gravedad
y abriese la boca
sin emitir sonido alguno.

O hablar
como si el amor fuese una puerta
y el pesar su llave
y detrás de la puerta un árbol en llamas
ahora visible,
un feto estirase las piernas y emergiese
a la superficie,
y te hablase, juglar
que arrojas tu cabeza de una mano a la otra
como un dado,
y te tendiese una hoja fresca
acabado el diluvio.


Tales personas, Solja Krapu

No abundan tales personas
con las que se podría tener ese
contacto directo
donde sólo una mirada
es un cable de acero puesto a temblar

Quizás no hubo ninguno de ésos
en tu clase en la escuela elemental
nadie que estuviera parado
observando a la gente un viernes a la noche
en el Dragón Azul
Ninguna de esas personas en el radio que abarca la mirada

Esas personas están dispersas al azar
a lo largo del tiempo
y a lo ancho del mundo
Quizás alguien tenía como
el proyecto de su vida el buscarte
aunque demasiado temprano
o demasiado tarde
y en un lugar completamente alejado
contando desde tus pies

Y tú estás ahí sentado
en una silla pintada de amarillo
en una casa de campo solitaria al borde de una tala
Quizás existan siete u ocho
personas apropiadas para ti que
exactamente ahora suben y bajan en una escalera
en un pasillo cargado de ecos
con una taza de café vacía
y que no pueden hacerse a la idea
de pedir prestado un poco de pan rallado
a ninguna otra persona
más que a ti

Y él, ése allí que vive en pareja tan feliz
él quizás eligió así
como se elige entre distintos tipos de polvo para lavar la ropa.




Nombrar (III), Flavia Ricci

He estado en todos esos sitios ¿Vas a decirme que no es verdad porque no los nombro? He sentido cada minuto de tu ausencia ¿o es que no ves la verdad porque no tiene nombre aquello? Te amo profundamente en cada mirada y pensamiento. Y desde luego, sería más cómodo nombrar. Pero quiero saber si sos capaz de creer en mi mirada y pensamiento. Si ves lo que yo veo al mirarte, en definitiva si te ves a través de mi mirada. Sin ponerle nombre a esto, sin nombrar letra a letra lo que pasa. Tan sólo entender lo que quiero decir cuando te miro y vos ves esa mirada, que a vos te mira detenidamente.