30 de agosto de 2012

Huevo y chorizo, Flavia Ricci

Tengo pocos recuerdos de mi infancia, pero uno de ellos, que viene con olor a comida, es el deleite que para mí suponía comer huevos fritos. Era una extraña relación entre las escasas veces que me los preparaba mi mamá con el gusto de ese exquisito plato. A todo esto colaboraba que muchas veces me lo prometían, pero esas promesas terminaban inconclusas. Con ese mismo respeto preparo huevos fritos muy de vez en cuando. Y cuando lo hago, me concentro rompiendo la cáscara y abriéndola con mis dos manos con sumo cuidado, no sea que se rompa la yema. Pensaba en todo eso mientras esta noche tomaba un cabernet en la cocina de casa, sin mi madre pero con un huevo haciéndose en el teflón. Perfecto, con la yema líquida y la clara hecha, como siempre me gustó. Los choricitos con pimentón rojo esperaban su turno. Pero jamás, jamás, tendrán el protagonismo de un huevo frito. Qué querés, chorizo .... estoy recuperando recuerdos ...

29 de agosto de 2012

Historia de la manzana misteriosa de Parque Chas, A. Dolina

Existe en el barrio de Parque Chas una manzana acotada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra.
No es posible dar la vuelta a esa manzana.
Si alguien lo intenta, aparece en cualquier otro lugar del barrio, por más que haya observado el método riguroso de girar siempre a la izquierda o siempre a la derecha.

Muchos investigadores han intentado la experiencia formando grupos numerosos. Los resultados han sido desalentadores. A veces sucede que el paseante sigue en la misma calle aún después de doblar una esquina.
En 1957, un grupo de exploradores franceses desembocó inexplicablemente en la estación de Villa Urquiza.

Urbanistas catalanes probaron suerte formando dos equipos y partiendo cada uno en dirección opuesta. En cualquier manzana de la ciudad es fatal que los grupos se encuentren en la mitad del recorrido. Pero en este lugar no sucede tal cosa y hasta se han dado casos en que un equipo alcanza al otro por detrás.

Los más pertinaces han realizado excursiones a través de los fondos de las casas, con el resultado de aparecer siempre dejando a sus espaldas calles que no habían cruzado jamás.

En estas experiencias se descubrió que muchos vecinos son incapaces de indicar en qué calle viven. Asimismo existen casas que no dan a ninguna calle. Sus habitantes se alimentan de sus propios cultivos o de lo que generosamente les pasan por sobre las medianeras.

Los taxistas afirman que ningún camino conduce a la esquina de Ávalos y Cádiz y que por lo tanto es imposible llegar a ese lugar. En realidad, conviene no acercarse nunca a Parque Chas.



28 de agosto de 2012

Pregunta que ataca, Flavia Ricci

Ahora, en este momento de mi vida, me atacaron las preguntas.
Preguntas chiquitas, preguntas grandes, grandes preguntas.
Preguntas que se cansaron de esperar. Y de esperarme.
Yo entonces dejé de correr, y las miré fijo, cara a cara.
No me gustó lo que vi, ninguna imagen, ningún recuerdo.
Pero aun así ellas se mantenían en guardia.
Me atreví entonces a levantar la vista, a mirarlas
De alguna manera me atreví a hacerles frente
Las preguntas fueron directas, no aceptaban curvas o repliegues
Habían estado allí mucho tiempo
Había algo que no me permitía bajar la vista
Así que las enfrenté
Las preguntas chiquitas comenzaron a hacerse grandes
Y las grandes crecieron más
Yo las miraba, mantenía la vista fija en ellas
en una recta directa de mis ojos hasta los interrogantes
y de esos interrogantes hasta dentro, muy dentro de mí
Se me hizo un nudo en la garganta
Malditas preguntas, me atacaban todas juntas
Pero entonces yo, que siempre les había temido, las enfrenté
Y después de años de silencio
Les disparé respuesta tras respuesta
Con lágrimas en los ojos
Con nudos en la garganta
No dejaba de responderles
Yo
que siempre había evitado las preguntas directas
y más aun las respuestas cerradas
avancé decidida
y renací.



26 de agosto de 2012

Diez años menos, Flavia Ricci

Durante los últimos diez años de mi vida viví de sueños. Quizás porque sabía que, aunque no me quedara nada en este mundo, jamás los perdería. Quizás porque detrás de toda mi soledad, ahora que todos se han ido, siempre podía acariciarlos, removerlos y ver que estaban allí, esperando el momento de hacerse realidad. Durante estos diez años no me importaron los momentos amargos, los logros, los fracasos y ni siquiera las sonrisas. Cuando regresaba a casa, antes de dormir, pensaba en mis sueños. Quizás porque no quería ver la realidad tal cual es, ruda y sin pliegues, me refugiaba en ellos. Y hoy se han ido, he crecido de repente, levanto mi cabeza y miro el cielo. Y no veo más que eso. Tengo diez años más que cuando empecé a soñar, miro a mi alrededor y veo todo tal como es, como quienes no sueñan. Me hice grande, los dejé ir. Ojalá vengan otros. Y no tarden diez años. Esta noche veo todo sin pliegues, ni dobles sentidos, hoy será el tiempo de dormir, ya vendrá el de soñar. Ya vendrá ...

24 de agosto de 2012

La venganza femenina, Flavia Ricci

Se vengó de mí de la peor manera: olvidándome. Y entre medio de estos años yo vagué por el mundo, cambiando de lugares y personas cuando el hastío llegaba a mi puerta. Al vacío lo llenaba con novedades. Sin darme cuenta por qué nunca encontraba nada.

Busqué entonces hablarle, hacerme perdonar, pero ella parecía no reconocerme. Agoté las posibilidades: allí estaba la clave. Y decidí pasar página y quedarme con su mejor recuerdo. Olvidarla no, jamás: yo no necesito vengarme.





21 de agosto de 2012

Mujer que recupera la memoria, Flavia Ricci


En 2007 -y me esfuerzo por recordar el año y de alguna manera la fecha- volví a Rosario después de años de no hacerlo. Desde chica que no iba, con lo cual sumado al auge que tuvo la ciudad me resultó una desconocida. Fuimos a la Estación Fluvial y él me dijo que ese mural lo había pintado el abuelo de su ex esposa. Lo miré de reojo, al mural, y seguí mi camino. 

Con el tiempo no volví a ver a su ex esposa, a quien conocí en Barcelona. Y él se trasladó de Rosario a Buenos Aires, asumo que por mí, y de allí regresó a los pocos meses a Barcelona, asumo que también por mí. Necesito ir recuperando la memoria de tanta vida, esta vez desde el litoral.

Nómade nocturna, Flavia Ricci

Y como este deseo de verte ya, traicionero, me ataca desprevenida por las noches, intento dormir en sitios de casa donde nunca he dormido, como si no tocara descansar, como si distraídamente mis ojos fueran cerrándose de cansancio. Y pasan las horas y vuelven aquellos días una y otra vez apilándose en mi memoria, en silencio. Yo colecciono tus recuerdos, porque no puedo hablar con el pasado. Ese pasado que no pasa, que no quiere pasar. Que no hace honor a su nombre, "pasado".

La noche me ataca con su silencio y todos los kilómetros recorridos no son suficientes para agotarme. Abro los ojos, camino, cierro los ojos, hago que duermo. Llega el amanecer, hago lo que hacen todos. Y por la noche elijo otro lugar de casa, para no decirle a mi cabeza que toca dormir, por si no me hace caso. Tengo que aprender a dejar en el pasado las cosas que me han pasado, como vos. A no confundirlas con mi presente, porque no estás.

Palabras de Amyr Klink


“Um homem precisa viajar. Por sua conta, não por meio de histórias, imagens, livros ou TV. Precisa viajar por si, com seus olhos e pés, para entender o que é seu. Para um dia plantar as suas próprias árvores e dar-lhes valor. Conhecer o frio para desfrutar o calor. E o oposto. Sentir a distância e o desabrigo para estar bem sob o próprio teto. Um homem precisa viajar para lugares que não conhece para quebrar essa arrogância que nos faz ver o mundo como o imaginamos, e não simplesmente como é ou pode ser. Que nos faz professores e doutores do que não vimos, quando deveríamos ser alunos, e simplesmente ir ver”.

20 de agosto de 2012

Al pie de la letra, A. Abós


Después de cada uno de sus viajes, Marco Polo le narraba al
Gran Kan sus itinerarios y le describía las ciudades que ha bía
visitado. Pero esas ciudades no existían. Algunas, como Babilonia,
Nínive, Cartago, habían desaparecido, dejando sólo señales
de los hombres y mujeres que las habían habita do: marcas, incisiones,
cicatrices del deseo y del dolor que allí habían palpitado.
Otras, como Zora, Diorima, Isaura, nun ca habían existido.
Pero al Gran Kan no le importaba, porque para él esas ciudades
a las que el relato de Marco Polo lo transportaba eran reales.

19 de agosto de 2012

Canción de guía, C. Nalé Roxlo


Hay que andar por el mundo como si no importara.
Sin preguntar el nombre del pájaro y la planta,
ni al capitán del buque a dónde lleva agua.
Mirar al otro lado del que todos señalan,
que es allí, donde crece la rosa inesperada.
Hablar con el herrero del caballo y la fragua,
Pero mirando al fuego con atenta mirada;
Puede que en un silencio veas la salamandra.
Crear el nombre hermoso de alguna imaginaria mujer, y luego a todos preguntarles con ansia
si no la han visto. Acaso te lleven a su casa.
En la copa vacía beber con esperanza,
Tal vez una divina locura, el cristal guarda.
Sacar siempre a los ojos el aire azul del alma
para ver lo que nunca alcanza la mirada.

18 de agosto de 2012

Curriculum vitae, Blanca Varela

Foto:  http://letras.s5.com

digamos que ganaste la carrera 
y que el premio era otra carrera 
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única y desleal competidora.

17 de agosto de 2012

Payasadas, K. Vonnegut



He tenido algunas experiencias con el amor, o por lo menos pienso que las he tenido. En todo caso, las que más me han gustado podrían fácilmente ser descritas como «simple decencia». Traté bien a una persona durante un corto tiempo, o quizás incluso durante un largo tiempo, y esa persona a su vez me trató bien a mí. No es forzoso que el amor haya tenido algo que ver con eso.





13 de agosto de 2012

Manos y palabras, Flavia Ricci

La mano, mi mano, que te descubre, que te roza, que te toca, que te abraza. 

Los brazos, que se enganchan, 

los ojos, mis ojos, tus ojos, que se encuentran 

y las palabras, mis palabras, tus palabras, que se comparten. 


Y es eso, justo eso, lo que ha hecho que seas vos y no otra persona la que esté en mi universo y se haya metido tan profundamente en mi vida.


La mano, mi mano, que no sabe, que no puede y se aleja. 

Mis ojos, que miran para otro lado, incapaces y cobardes. 

Mis brazos, que abrazan otros cuerpos infelices, supérfluos. 

Mis palabras, mis pobres y únicas palabras que intentan estar allí, donde las tuyas, donde estás vos. 

Y el silencio, incompatible en mi universo, en donde tenés que estar vos.