Y como este deseo de verte ya, traicionero, me ataca desprevenida por las noches, intento dormir en sitios de casa donde nunca he dormido, como si no tocara descansar, como si distraídamente mis ojos fueran cerrándose de cansancio. Y pasan las horas y vuelven aquellos días una y otra vez apilándose en mi memoria, en silencio. Yo colecciono tus recuerdos, porque no puedo hablar con el pasado. Ese pasado que no pasa, que no quiere pasar. Que no hace honor a su nombre, "pasado".
La noche me ataca con su silencio y todos los kilómetros recorridos no son suficientes para agotarme. Abro los ojos, camino, cierro los ojos, hago que duermo. Llega el amanecer, hago lo que hacen todos. Y por la noche elijo otro lugar de casa, para no decirle a mi cabeza que toca dormir, por si no me hace caso. Tengo que aprender a dejar en el pasado las cosas que me han pasado, como vos. A no confundirlas con mi presente, porque no estás.
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