31 de diciembre de 2006

Antigua vida mía, Marcela Serrano

Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquel, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre. Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.

29 de diciembre de 2006

A un costado de los rieles, Héctor Tizón

Sólo cuando estamos de regreso descubrimos y comprendemos la importancia de todo aquello que habíamos ignorado hasta entonces; la tenue luz del sol sobre el tejado, la hierba que crece a nuestro pie, el monótono cantar de un gallo en la siesta abandonada; escuchamos el ruido de una acequia y vemos pasar con ternura de hermano o de hijo a ese campesino con la azada al hombro. Estamos solos, deseando comprender el lenguaje del silencio, sumergirnos en esa eternidad del mundo, en intento de náufrago; queremos ser humildes, congraciarnos con esa flor silvestre, con esa piedra, con esa tierra siempre igual a sí misma que hasta entonces habíamos pisoteado; porque ahora, después de todo, nos sentimos definitivamente solos frente a toda esta armonía elemental y sin memoria, que nunca muere o que está naciendo cada día.

27 de noviembre de 2006

Abençoada por deus, Flavia Ricci

Y así se sintió por esas "causalidades" que se ponían en su camino. Ese sms que hizo más ágil su viernes, ese mail que aventuraba un encuentro, un "cómo estás", un Palermo más. Y luego aquella tarde en que, azarosamente, fue a aquella librería de Belgrano, alzó la vista y lo vio. F, M, F ... Tenía nuevamente un abecedario, aunque ya no se sentía como antes para barajar los naipes. Comenzó a balbucear las vocales, las consonantes. Camino a su casa pensó, con gusto a nuez en la boca, qué bueno verle. Sólo eso, que su Buenos Aires tuviera un poco de sus Ramblas, en donde la gente que ama la ciudad se cruza. Bailando, cenando, andando, por la gran ciudad.

23 de noviembre de 2006

El proceso, Flavia Ricci

El sabía que ella no tenía amigos, lo que no sabía, ni sospechaba, era el por qué. Lo cierto era que tarde o temprano, sus amigos caían enamorados. Ella lo llamaba amor por proximidad, y no le daba mayor importancia, segura de que se les pasaría cuando la proximidad fuese mayor con otra mujer. Así, una vez enamorados, sus amigos y ella misma preferían alejarse, para evitar mayores e innecesarias proximidades. Y ella terminaba por quedarse, de la noche a la mañana, sin uno o varios amigos. Así fue que lo conoció a él, que creyó que ella no tenía (tal vez jamás había tenido) amigos. Todo era un proceso, no un estado. Y de repente en la vida de ella comenzaron a aparecer nuevamente amigos. Lo que para él fue novedad, para ella era parte de un ciclo.
Un día ella lo miró a los ojos y le preguntó si él no tenía amigas. Y él le dijo que no. Ella regresó a su casa y, por primera vez, tardó casi toda la noche en conciliar el sueño.

22 de noviembre de 2006

Rabia, Flavia Ricci

Ella murió de soledad. No por estar sola, sino por sentirse sola. Pero él, él tuvo una muerte más horrenda. Murió de rabia. Y hasta los perros se asombraron cuando vieron salir las burbujas blancas de su boca y lo escucharon vociferar, entre sollozos e impotencia, su nombre, el de ella.

20 de noviembre de 2006

Brazos de gancho, Flavia Ricci

Se miran, a cierta distancia. Se observan, con recelo y desconfianza. Se acercan, se alejan, se huelen, respiran, se miran, se celan. Se acercan y clavan los brazos alrededor del cuello del otro como si fuesen un gancho, y manteniendo los cuerpos separados a una prudencial distancia. Se huelen, se sienten, se acercan, se aflojan, se abrazan con sus brazos de gancho. Y ya nada ni nadie puede separarlos. Se encuentran.

5 de noviembre de 2006

Palabras

Hay muchos más conceptos que palabras. Por eso hacemos frases. Una idea cabe en una frase, pero no una teoría con su esquema conceptual a cuestas. Por eso escribimos libros y artículos. En general, todo conocimiento revolucionario necesita nuevos conceptos. Hay dos maneras de hacerlo: afinando el significado de una palabra existente o inventando otra nueva. Del artículo Progreso de El País Digital.

4 de noviembre de 2006

Contrato sexual

"Si las mujeres reciben menor salario es porque se las considera fundamentalmente esposas que ganan un "complemento" al sueldo del varón proveedor, si tienden a elegir contratos a tiempo parcial para compatibilizar trabajo doméstico y asalariado es porque tienen conciencia de su posición en una estructura que les asigna las tareas del hogar; si sufren acoso sexual o discriminación laboral se debe a que entran en el mercado no como meros individuos asexuados, sino como mujeres". Fuente: http://www.elpais.es/articulo/semana/Contrato/sexual/elpbabsem/20061104elpbabese_6/Tes/

2 de noviembre de 2006

Restaurar, Flavia Ricci

A veces, cuando creemos que hemos hecho delete, algo nos impide llevar el objeto a la Papelera de Reciclaje. Tal vez porque la vida no quiere que nos reciclemos. Tal vez porque hay un programa que se está ejecutando en ese momento en nuestro propio ordenador, aunque sea en segundo plano. Restaurar.

1 de noviembre de 2006

A girl revolution, Flavia Ricci


Pensaba en qué revolucionaria y liberal le parecía esa chica ... hasta que vio que cogía de la mano con devoción a una niña que parecía su hija (y lo era). Y él pensó "son todas iguales, van por la vida con camisetas de revolución y terminan casadas y con hijos". Se miraron, él le cedió el asiento en el 152 rumbo a Olivos y a poco de cruzar Puente Saavedra el trayecto los encontró uno al lado del otro y cada uno con asiento. Él escuchó perfectamente cuando ella le hablaba de su estilo de vida, y entendió que claramente era una chica liberal. Salió de su prejuicio y se enteró que ella era madre, pero no esposa. Y que jamás lo había sido y no estaba segura de querer serlo alguna vez. Entonces comprendió que quien era igual a todos era él: por prejuicioso y porque al fin, juzgándola madre y esposa, se había tranquilizado creyendo que el mundo tanto, pero tanto, no había cambiado.
Ambos miraron hacia la calle cuando el paréntesis de silencio se estiró tanto que no cabía otra alternativa si no querían despedirse. Ambos, a su manera, entendieron que podían ser revolucionarios. Ella pensó en todo ese mundo que poco a poco se le iba abriendo a su hija. En cómo su niña iba a tener que hacerse un sitio el día de mañana, y en lo que le costaría a ella soltarle su pequeña mano por primera vez cuando quisiera ir sola al colegio. Pensó en todas esas mujeres revolucionarias que día a día son madres y esposas, en que le explicaría a su hija que tal vez allí estaba la revolución. La suya, la de todos los días, la llevaba con orgullo más, mucho más profundamente que en esa camiseta de Barcelona que le habían regalado tiempo atrás.

23 de octubre de 2006

¿De qué color?, Flavia Ricci


El País está cada vez más racista. Hace unas semanas publiqué en este mismo weblog un titular discriminatorio contra los africanos, ahora leo y releo este titular: "Escuela de color". Y al echar un vistazo a la entradilla, el artículo hace mención en realidad a los extranjeros. Extranjeros ---> de color. ¿Es que los extranjeros no-color no son extranjeros?. De qué color hablamos con ese horrible y erróneo eufemismo de "gente de color". ¿Es que yo no tengo color?. A quienes no la hayan visto, les recomiendo la peli argentina Bolivia (2001), del uruguayo Adrián Caetano.

22 de octubre de 2006

Esperando, Flavia Ricci

Ella no esperaba que él la esperara, él no esperaba que ella lo llamara. Y así, sábado tras sábado, ambos esperaban al otro unicamente esperando, como si ello fuese suficiente y el amor se mantuviera por inercia y voluntad. Hasta que una vez, aunque se continuaban esperando, ambos se cruzaron por Corrientes de la mano de otro, que no había esperado que lo esperaran, sino que se había lanzado sin más.

21 de octubre de 2006

Papelera de reciclaje, Flavia Ricci


Ella se dejó llevar, necesitaba un update y él parecía dispuesto. Él la besó torpemente, casi haciéndole daño. Y ella pensó que clasificaba en el grupo de personas que creen que la sensibilidad física no existe. De todas formas, con su beso le ahorró a ella dar el primer paso. Dio entonces el zarpazo, se desvistieron e hicieron el amor. Update. Y delete.

16 de octubre de 2006

Miniaturas (1), Eduardo Berti

Cuando supe que mi padre había llevado en sus últimos treinta años una doble vida, sucumbí a la curiosidad y averigüé el nombre de la otra mujer y la dirección del otro hogar. Llamé a la puerta con una excusa cualquiera -una inspección de la compañía de seguros, o algo así- y una mujer alta y equina me invitó a pasar. Entonces no pude dar crédito a lo que veía: el interior del otro hogar era una réplica exacta, meticulosa, del que habíamos compartido por veinte años mi padre, mi madre y yo; los mismos muebles, los mismos sillones con el mismo tapizado, distribuidos de igual manera, y hasta los mismos cuadros, los mismos platos de porcelana y las mismas esculturas de yeso.
Esa noche, de regreso en casa, me dediqué con perverso placer a desordenar los muebles y a revolver las cosas en los estantes. Mi madre me miraba perpleja. No le dije nada de mi visita a la otra casa y cenamos en silencio.
De pronto recordé la vez que, siendo un niño, rompí un gran jarrón que flanqueaba el diván. El enojo de mi padre al saber del accidente me había parecido excesivo en su momento. Ahora lo entendía; ahora me bastaba imaginar a mi padre esa misma noche, a lo sumo el día siguiente, rompiendo a conciencia el jarrón igual de su otro hogar, sólo para mantener la simetría.

15 de octubre de 2006

Miniaturas (5), Eduardo Berti


Antes de cruzarme con algún conocido al que no he visto por años, los días anteriores comienzo a encontrármelo por aproximación. Esto quiere decir que dos días antes me cruzo con un extraño que me recuerda vagamente a ese conocido, y horas después, o un día después, vuelvo a cruzarme con otro extraño, todavía más parecido a este amigo mío. En ocasiones la aproximación es breve: una o dos caras similares y por fin el sujeto conocido. Pero en otras ocasiones la cadena se prolonga a tal punto que los últimos eslabones, vale decir los últimos extraños, son casi idénticos a mi amigo. A veces hemos llegado a saludarnos con uno de esos extraños, y en medio de la confusión he pensado que en verdad se trata de quien pienso, sólo que ya se ha olvidado de mí o simula no reconocerme.

3 de octubre de 2006

Historias del señor Keuner, Bertolt Brecht


Alguien le preguntó al señor K. si Dios existía. El señor K. le dijo: "Te aconsejo que reflexiones si la respuesta a esa pregunta afectaría a tu comportamiento. Si no lo hiciera, podemos olvidarnos de la pregunta. Si lo hiciera, puedo ayudarte como mínimo diciéndote que ya has decidido: tú necesitas un Dios."

2 de octubre de 2006

Feliz, como lombriz. Flavia Ricci


Y esto es lo que me gusta:

Llegar a casa en este día de lluvia porteña, queriendo llegar a casa.
Ducharme, sentir el calor y la humedad de una Buenos Aires diluvial en primavera.
Salir de la ducha descalza y desnuda hasta mi habitación.
Vestirme con el agua del pelo escurriéndose por mi espalda.
Ponerme una camiseta y un chandal, de esos que no nos pondríamos para seducir, a determinada edad, pero ahora qué más da.
Continuar descalza para poder sentir una mullida alfombra.
Percibir el aroma del sahumerio de madera que lo invade casi todo.
Mirarme, sonriente y tranquila, frente al espejo.
Y disfrutar, de mi vida, a pleno ... con un toque de música colombiana, que es armonía y paz para mis oídos.

Todo lo que quiero, está aquí y ahora.

23 de septiembre de 2006

El efecto huevo frito, Flavia Ricci

Llegó a su casa feliz, radiante, con las bolsas de la compra para preparar la cena para dos. Era viernes, su día predilecto porque todo estaba por vivirse. Preparó todo como si fuese su primera cena, habían quedado esa mañana para verse en la noche en casa de ella. Puso música, de Enzo Enzo, y observó cómo todo iba haciéndose poco a poco en ollas y cazuelas. Pensó una y otra vez en él cruzando el umbral, como en cámara lenta, cuadro por cuadro. Se duchó, se puso aquel vestido primaveral ceñido al cuerpo y con aire adolescente. Se miró una y otra vez al espejo, sonrió con su sonrisa amplia y los dientes blanquísimos y parejos. Se arregló y miró el reloj. Era extraño que aun no hubiese llegado. Llevaba 20' de retraso. Tampoco podría haberlo olvidado, porque habían cerrado la propuesta de ella de común acuerdo. Pero el reloj avanzaba y con él la preocupación de ella iba subiendo. Más tarde comenzó a sentir rabia, hasta que sus ganas de verle mermaron y se transformaron en nulas. Pasó una hora, hora y media, dos horas ..... Cuando sonó el timbre ella estaba mirando tv en su cama, ni siquiera había probado la comida, tampocó quitó los platos de la mesa. Aun así, había decidido no atender. Cerró los ojos, la nada, sabía que tarde o temprano él marcharía resignado, aunque no tanto como ella. La generación de expectativas, su explosión y, la nada. La nada que quedaba luego de esas partículas de expectativas que salían despedidas como trozos de cristal. La nada, posterior a la rabia.
Se levantó al día siguiente, cogió su móvil: "hola Paula, cómo estás? bueno, no pude llamarte para avisarte que llegaba tarde a tu casa. Toqué varias veces pero no estabas. Lo siento, soy Nacho".
Ella borró el mensaje. Y jamás, jamás, volvió a llamarle ni a saber de él.

22 de septiembre de 2006

Sepa por qué ud. podría ser una superheroína, Maru Bon Bon

¿Quién no ha soñado alguna vez en volar cual avecilla nocturna? ¿Quién no fantaseó con caer parado/ada aun desde las más vertiginosas alturas? Vamos, confiesen, a todo/as nos encantaría que a un chasquido se retire lo que merece retirarse, se caldee lo que parecía congelado o bien se enfríe cual dedo del capitán Hielo ese ardor que no cesa y encima paspa? Todos y todas podemos hacer eso/sa y mucho/cha más, sólo hace falta la oportunidad y la sabiduría necesaria para convertir en oro lo que ni siquiera reluce. Busque, busque, el poder está ahí donde Ud. ni siquiera imagina:

1. Aprópiese de su memoria emotiva: Ud. puede hacerlo, Ud. sabe que para llegar donde llegó, haber transitado lo que transitó, algo bueno habrá inventado, ¿o acaso siempre estuvo con quien quería y cuando quería? ¿Cuántas veces ha sido capaz de llegar al último minuto sin quejarse más que en el baño? Ud. puede reconocer en Ud. mismo/a eso que encontró después para contarlo y que parezca una aventura.

2. Ponga el grito en el cielo: Y bien, si no puede volar, bien puede fingir y poner el grito donde no llegan su alma ni sus hormonas y convertirse en esa/e amante que toda/do/dis buscan a la hora de elevar, si no las emociones, al menos la autoestima. Si no lo hace por Ud. hágalo por los/las demás y que sigan los éxitos.

3. Arme su propia guarida: Fundamental a la hora de creer que lo que Ud. vive merece habitar un relato, que es la única ventaja de los poderes extraordinarios. No descuide su entorno, tenga a mano lo que cualquier persona sexualmente activa tendría si tuviera una vida sexual. Exhiba como al pasar esos elementos, incluso avergüéncese de su descuido por haber dejado el cuero justo ahí bajo el sillón. No es que las apariencias engañen, es que a veces provocan.

4. Persista en la coartada: Si va a quitarse la máscara que tan sabiamente habíamos empezado a diseñar, que sea por una buena razón. Para convencer a alguien más, por ejemplo, de que es el/la único/a que conoce su punto débil. Si no, insista, persista, pase lo que pase; siempre es mejor que lleve su tiempo antes de que nadie note que Ud. se desvaneció antes del mismo.

FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/15-2006-09-22.html

20 de septiembre de 2006

Buenos Aires - Bogotá, Flavia Ricci


Que llegues y puedas mirar atrás con algo de nostalgia, pero con determinación por tu decisión. Que te vayas adaptando, y desde aquí yo te piense, adentrada en el Monserrate sonriendo en tu selva. Que te adentres en la Candelaria y la hagas tuya. Que conozcas mucha gente, y te guste haberla conocido. Que leas, comas en el barrio G, y H y vayas al cine igual o más que aquí. Que disfrutes de tu ron, el Viejo de Caldas y de una tarde con chicharrones y cerveza Club Colombia, que la de Rosario Tijeras no sea la única realidad, aunque es real. Que abraces, que beses, que navegues, que vueles, que corras y camines. Que muestres, porque has estado allí antes, que descubras, porque será tu primera vez viviendo allí. Que trabajes, que logres, que superes, que re-comiences, que enamores. Que todas las manos te rocen pero pienses en mí. Que ningún restaurante supere nuestras noches por Palermo Viejo. Que brindes, pero tus ojos se desvíen a un lado pensando qué haré yo a miles de km de donde estás tú. Que tus copas, manos, besos y abrazos tengan una porción de todo lo mío, de mí.
Creo que algo así fue lo que me deseó aquel día en que subí cargada de maletas pero mucho más de sueños, en el AVIANCA que 6 horas después me dejaría en Bogotá. ElDorado se llama su aeropuerto, creo que en busca de algo así me iba. Mucho tiempo después de haber llegado a Colombia, mi alma seguía viajando desde Argentina hacia el norte de sud américa. Le habían dicho que yo estaba en Colombia. Y ya todos lo sabemos .... siempre los cuerpos se trasladan más rápido que el alma de un sitio a otro.

19 de septiembre de 2006

Flora Tristán, de Burdeos a Perú


"Nunca me he lamentado de lo que hago desde hace 13 años: abandonar la vida calma y segura por la vida agitada, precaria y atormentada. Pero hoy, más que nunca me afirmo en mi apuesta".

17 de septiembre de 2006

El regalo de Cipe, Cipe Lincovsky

Habían pasado varios días y yo todavía estaba pensando qué le podía regalar... Ya le había dado los gemelos de oro y la traba que en esa época se usaba en la corbata; no podía pedirle plata a mi papá, realmente no sabía qué hacer.

Pero esa tarde se me ocurrió algo.

Fui a la florería que estaba en la esquina de la avenida San Martín y avenida América, y le pedí a don Felipe que me hiciera un moño de cinta celeste bien grande, con dos tiras largas. El me preguntó:

–¿Y con qué flores, Cipe?

–No, flores no necesito. Solamente las cintas celestes
–le contesté.

Después me fui a mi casa –a la que todavía llaman “el castillito”, porque es una casa que está sola en su manzana y es como un castillo en miniatura–, que quedaba a dos cuadras, frente a la estación Devoto, apenas llegué lo llamé a Meme y le pregunté si venía a buscarme o quería que yo fuera por él.

–No, vení vos, porque mis viejos todavía no se fueron al club y tengo que bañarme y vestirme –me dijo.

Muy bien.

Entonces me bañé, me arreglé, me puse el vestido de encaje celeste que mi mamá me había hecho el año anterior, para la fiesta de quince, y me miré en el espejo. Me puse el moño para ver cómo me quedaba. Estaba nerviosa: iba a ser la primera vez. Me saqué el moño, me peiné: me temblaba la mano con el peine. Salí caminando para su casa, a buscarlo; llevaba al moño en la mano.

Subí los dos pisos de escaleras, me puse el moño en la cabeza, y en ese instante sentí que el moño y mi cabeza se disparaban en un arrebato, pero toqué el timbre. Meme salió, mojado, envuelto en una toalla. Yo abrí los brazos, y le dije:

–Meme, acá tenés tu regalo para los dieciocho años...

Se le cayó la toalla. El fue mi primer hombre y el padre de mi única hija. Era el 4 de abril de 1945.

16 de septiembre de 2006

Distracción avanzada, Javier Castañeda

Igual ocurre con el amor, que aprovecha cualquier distracción –como bajar a por tabaco- para desaparecer. Quizá sea cierto como diría "El último de la fila" que, "cuando la tristeza entra por la puerta el amor salta por la ventana". Sea como fuere, alerta más un armario desvencijado, abierto y vacío que, al llegar a casa, un día nos anuncia que la pareja ya no estará más; que esas relaciones muertas que día a día conviven en un presente tan apolillado como la ropa que no se usa en los armarios. En este caso, la distracción hace desaparecer una pieza fundamental que vacía de sentido toda relación, como es el amor, a pesar de que la ropa permanezca en el armario y de que todo siga tediosamente igual. (Javier Castañeda, Distracción Avanzada. La Vanguardia Digital. 15-09-2006)

15 de septiembre de 2006

Razones que alientan a lanzarse sin reservas, Las/12


Amigas, amigos, amiguetes, amiguetas y amitetas! Henos aquí con la voluntad de no descuidar a las partes aunque a veces las parties nos descuiden a nos dejándonos fuera del alborozado confundirse de extremidades, lucecitas de colores, solideces alcanzadas u ortopédicas y otras tantas fantasías que sabemos que están por ahí más aunque se disfracen de dark rooms o ventas de tupper ware. Pues bien, en lugar de quejarse, bueno es mirar en derredor y tomarse de las sogas más firmes, que son las que siempre resisten. Sepa cómo identificar las oportunidades y no las suelte, o al menos esté dispuesta/to/tus/toos a compartirla:

1. Luz verde (loro) si algo se mueve dentro de la boca –siempre que en algún momento deje de hablar–. ¿Ud es de esos/sas que siguen creyendo que lo importante está en los bajos? ¿Ud. aún cree que cuando se habla de la cabeza como órgano sexual se refieren a toooda la cabeza? Pues no, amigochis, la felicidad viene cuando el vigore mengua (como bien lo decían nuestros/tras abuelas/os) cuando se avanza con la lengua. Mire bien, distinga la avidez del órgano en cuestión, sepa cuán adherida se encuentra a su cueva y cuánta curiosidad siente por otra geografía. Si esta promesa lingüística sirve para algo más que decir pavadas ¡reclámela! La felicidad está de su lado.

2. Luz verde (musgo) para quien se toma su tiempo –siempre que éste sea fuera del baño–. Avance ma no troppo. Sepa que hay riesgo en el tránsito lento y no es exactamente el que se describe para chicas en las propagandas de yogures. ¡Puede Ud. quedarse dormida/do antes de que hayan llegado donde Ud. quería! Así y todo, nada se logra con quien cree que hay algún lugar donde llegar antes. ¡Vade retro! Lo importante es permanecer, sépanlo, no hay dónde ir.

3. Luz amarilla (intermitente) para quien sabe dónde ir –¡que lo diga, que lo diga!–. No todo es jolgorio en esta vida, no todo es cosquillas y humedales, también es necesario tener un objetivo/tiva en este valle de fluidos varios y si hay quién la tiene clara, mejor que no le ponga yema. Además es bien probable que llegue al punto antes de que Ud. descubra que siempre estuvo ahí. Avance, y también dude, no vaya a ser que una vez llegada se le acabe el mapa.

4. Luz amarilla (patito) para quien se deja hacer, siempre que se dedique a lo propio. Es justo y necesario que quien está en el camino de la alegría compartida no quiera estar dirigiendo la batuta aun cuando posea la misma, ya que la posesión no implica el buen uso ni mucho menos la utilidad. Quien anda retaceando partes después pondrá remilgos para encontrar las suyas así que si lo desea dele nomás, pero sólo hasta encontrar una mejor parada, quiero decir, estación.

FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/15-2006-09-15.html

13 de septiembre de 2006

América no es Norteamérica, Flavia Ricci

Desde hace muchos años, y no sólo como Lic. en Comunicación Social y por deformación profesional, estoy insistiendo acerca del buen uso del gentilicio "americano" y "norteamericano". Desde mis años en Barcelona, en donde era moneda corriente escuchar "los norteamericanos son unos ... #$%/&" pasando por los medios gráficos locales más convencionales como Perfil o La Nación, todos cometen el mismo error: NORTEAMÉRICA como sinónimo de Estados Unidos. O mejor dicho, y allí lo perverso del asunto: Estados Unidos es sinónimo de América. Lo más lamentable es que en muchísimos idiomas no existe el gentilicio, como en portugués, inglés, francés, italiano o catalán. Pero ello no justifica su mal uso, podríamos decir "los habitates de Estados Unidos", por ejemplo.

Tal vez parezca simplemente una corrección de estilo, pero se esconde más de fondo: ¿qué pasaría si para denominar a los franceses se utilizara "europeos"?. "Los europeos han ganado el premio X", "El Rey de España estuvo en Europa". ¿No mirarían acaso todos azorados cómo desde Francia se les ha quitado al resto de los países europeos su identidad?.

Este fin de semana, en cambio, observé otras dos expresiones. Miraba la tele en casa cuando María Fernanda Aldana, de El Otro Yo dijo que la banda argentina había tocado en países de América y también en Estados Unidos (¿¿??). El sábado pasado fui con mi hija al Teatro Astral a ver Jay Jay el Avioncito, espectáculo "made in USA" y el personaje de Vilma decía algo así como que Jay Jay estaba recorriendo América (hasta aquí todo bien) y también había estado en Estados Unidos. "¡¡ Otra vez !!", me dije.

Americanos: me da igual si Estados Unidos está dentro de "mi" América o no, pero el resto de los países, desde Canadá hasta Argentina, sí es importante que lo estén. Y somos los mismos americanos quienes debemos cuidar nuestra identidad. Entre otras cosas hablando sin negarla.

Mientras viví en España (aquí muchas veces también lo hago) cada vez que hablaba con un estadounidense me gustaba preguntarle:

- Where are you from?
Y él
- "I'm from América"
- Oh ! I'm from América too !, le respondía yo.
Y él
- But I'm from United States
- Oh ! I'm from Argentina

Y me iba feliz por haber aportado mi granito de arena discursivo e identitario.

Girona, España. Flavia Ricci




11 de septiembre de 2006

¡¡ Feliz día del maestro !!, Flavia Ricci


Abstracto y Concreta, Flavia Ricci



Abstracto y Concreta se conocieron un día y de inmediato se enamoraron. Pero Abstracto siempre pensaba cosas en abstracto y nunca precisaba de qué se trataban. Concreta pensaba sólo cosas en concreto y las expresaba sin trabas. Les costaba entenderse, era casi imposible: Abstracto, siempre abstracto. Concreta, siempre concreta.
Después de unos años se casaron, pero siguieron sin entenderse. Concreta, insatisfecha con su pareja en concreto. Abstracto, insatisfecho, pero en abstracto.
Entonces Concreta buscó un amante concreto y comenzaron a verse todos los días. Abstracto, por su lado, también buscó una amante para abandonarse en sus brazos.

- ¿Por qué me engañas con otro hombre?, preguntó Abstracto a su esposa, harto de ser un sustituto.
- En todo caso, somos dos los engañados. Vos también estás con otra persona.
- Pero en abstracto ...
- Es en abstracto porque ese es TU MUNDO, lo cual no significa que no me seas infiel, replicó concreta. No te metas en mi mundo. Vos tenés una amante en tu abstracto mundo, yo en el concreto. Ese es MI MUNDO.
- Entiendo, entiendo, se resignó Abstracto. Había caído en su propia trampa.

Todavía hoy cada uno sigue en su mundo, con sus amantes abstractos y concretos. Hacen el amor cuando tienen ganas.
Concreta continúa concretando. Abstracto se transformó en un experto de la Web y sigue abstracto: en todo.

Flavia Ricci
8 de septiembre de 1998

9 de septiembre de 2006

Charm, Flavia Ricci

Cortar amarras, Flavia Ricci


Aquel día en que lo vi desde el autobús y no fui capaz (debería decir "no quise") de bajar a besarlo, ni siquiera le hice una seña ni me asombré de cruzarlo en Buenos Aires, creo que desde aquel día había comenzado mi des-enamoramiento. Muchos me decían que desde hacía mucho más yo era quien miraba hacia los lados, y eso me impedía (o tal vez era un acto adrede) enfrentar (afrontar?) la realidad: no estaba enamorada de él. Alguna vez lo había estado? De qué me servía ese estado de "peor es nada"?

Fuimos felices, sí. Hay fotos que lo atestiguan, hay sonrisas, frases, eMails, sms, llamados por teléfono y mensajes en el contestador. Hay bares, restaurantes, teatros, cines y calles, muchas calles que lo atestiguan. Y yo? Puedo yo decir que fui feliz con él, que lo amé alguna vez? Podré mirar aunque sea una vez de frente la realidad y decir sí o no?

Aquel día sabía que poco a poco iban mermando mis ganas de verle. Y pasé de aquellas ganas locas a ese casi desgano, hasta llegar a un resignado tiempo junto a él. Curiosamente, me di cuenta que yo le daba luz, pero él me aportaba sombra. Y esa sombra me fue llevando a un estado que iba desde el rechazo (debo sobrevivir) hasta el querer sacarlo de ese estado cotidiano (debo hacer algo por él).

No sé si mis palabras habrán sido la salvación o el naufragio, tal como lo ha sido su silencio. En todo caso, no creo que hayamos corrido la suerte de Yves y Nadège en Medianoche de amor, aquel libro de Michel Tournier.

Seguramente, no sólo si le viese por Buenos Aires miraría hacia mis lados, sino que con todas mis ganas ansío no verle nunca más, porque es como ver una sombra y yo estoy llena de vida, de amor. Más que nunca, creo que es una cuestión de vida o muerte. Y yo estoy decididamente por la primera.

8 de septiembre de 2006

¿De qué hablan las novelas hoy?, Flavia Ricci

En un artículo publicado hoy por Pagina/12, 4 escritores esbozaron una posible "agenda".

No creo que sea más importante saber de qué hablan las novelas hoy, sino qué temas busca la gente que lee hoy novelas (en este caso podríamos hablar del público objetivo local). En mi caso, he estado leyendo novelas de escritores de mediana edad (alrededor de 40 años) como "La flor azteca" o "El amor enfermo", de Gustavo Nielsen, "El pasado", de Alan Pauls, "Crímenes imperceptibles", de Guillermo Martínez, "Rota", de Leandro Uría (en este caso se trata de un joven periodista que trabaja para La Nación), "Planet", de Sergio Bizzio .... He aquí algunos de los libros que he leído en este par de meses, excluyendo autores extranjeros como Boris Vian, Marie Darrieussecq, Jorge Franco Ramos, Mario Mendoza o Klaus Kinski.

¿Qué me interesa? La psicología masculina (evitando la crisis de los 40, que es espantosa y últimamente ataca, inflexible, a todo hombre que haya llegado a esa edad), la vida en las ciudades, Buenos Aires, los recuerdos de la infancia ... Estas son algunas de mis teméticas en las novelas que he ido leyendo. Ahora estoy con "El sueño realizado", de César Aira.

La edad bisagra, Flavia Ricci


"Me identifiqué al instante con ese niño, al que veía de espaldas, adelante y a mi izquierda (yo iba por el medio de la calle, devorándola). Me identifiqué cerrando una larga brecha de tiempo y experiencia. Yo había sido él. Había vivido como ahora vivía él esas mañanas de domingo solitarias y muertas en el pueblo (...)
Todo eso lo vi en un segundo. Y si reconocí los movimientos y la intención fue porque yo también había hecho cosas así, y todo niño las ha hecho. ¿Qué niño no quiere ser grande, y tener una moto, y correr como el viento? Y a los niños no es cuestión de decirles que esperen a crecer, que tengan paciencia. Lo que quieren, lo quieren ya, y como es imposible recurren a la magia de su fantasía, que para eso se las ha dado la Naturaleza. Y entonces la frágil bicicleta con rueditas se transforma en una poderosa Gilera de alta cilindrada ... Si viene una Gilera de verdad, cuando se les pone a la par le corren una carrera con "la suya", así sea durante la décima de segundo en que van lado a lado ... Yo lo había hecho, y ahora yo estaba "del otro lado", del lado en que los sueños se hacían realidad". (Un sueño realizado, César Aira, Editorial Alfaguara, Buenos Aires, 2001).

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Ahí vamos

Por este fragmento, aunque más no sea, merece ya de por sí leerse el libro de C. Aira de punta a punta.

Estoy en esa edad bisagra, ni tan allá ni tan allí, en donde muchos sueños comienzan a hacerse realidad. He viajado, tengo una hija que me enseña y sorprende día a día, una posición social, independencia, trabajo, experiencia laboral, formación académica de grado y postgrado, una casa que disfruto y unas exigencias que la vida en algunos aspectos sube, en otros baja.

No sólo ya no soy la niña de la bici con rueditas, sino que además tengo una hija. He pasado a estar a la par de mi madre, que es tan madre como yo (aunque se esmere en verme sólo como su hija, para frenar el paso del tiempo y por sus propios temores). Pero en esta edad bisagra, los 30, cada vez más comprendo que soy la dueña y señora de mi vida, que los sueños cada vez más se van haciendo realidad. Y mi hija crece, mis amigos se casan, se divorcian, se arrejuntan. Y vamos comprando cosas que antes nos daban igual: aquellas tazas de café rústicas que armonizan con la bandeja para servir infusiones varias, esos sahumerios indios de madera de cedro que encendemos después de las 23h con las luces bajas del salón y sobre la alfombra que tanto nos relaja. Y nos volvemos sibaritas y discutimos con un camarero si el Cuba Libre no está exactamente como lo pedimos, porque sabemos cómo se hace, porque hemos estado en Cuba y porque, ¡vamos!, tenemos el dinero para que nos preparen un Cuba Libre como Dios manda.

Y hacemos fiestas con comidas y bebidas que tal vez probamos en Europa o Asia, cogemos aviones y nos conducimos en los aeropuertos como si siempre lo hubiésemos hecho. Y cogemos de la mano a nuestros hijos y los adentramos en ese mundo cosmopolita, fascinante, al que accedimos en nuestra edad bisagra.

Y nos damos tiempo para salir a bailar, tomar algo, ir al teatro, al cine, leer literatura de la buena y tirarnos boca arriba en un parque junto al Río de la Plata viendo los barriletes.

Y vemos ese cielo azul profundo, en el que a veces, sólo a veces, pasan aviones. Pero no están lejos, porque los hemos cogido millones de veces recorriendo el mundo.

Miramos a nuestro lado y nuestros hijos nos sonríen. Y somos madres, y somos mujeres, y logramos llegar y hacer nuestros sueños realidad. Y hacerlo bien. Y deseamos que a nuestros padres se les vaya el miedo porque fracasemos, porque no vamos a hacerlo.

Y somos felices .... sin más.

7 de septiembre de 2006

Jane Birkin

Recomendada esta versión de Arabesque en la voz de la gran Jane Birkin.


Sous aucun pretexte,
Je ne veux
Avoir de reflexes,
Malheureux
Il faut que tu m'expliques,
Un peu mieux
Comment te dire adieu

Mon coeur de silex
Vite prend feu
Ton coeur de pyrex
Resiste au feu
Je suis bien perplexe,
Je ne veux
Me resoudre aux adieus

Je sais bien qu'un ex amour n'a pas de chance, ou si peu
Mais pour moi un explication voudrait mieux

Sous aucun pretexte
Je ne veux
Devant toi surexposer mes yeux
Derrière un kleenex
Je saurais mieux
Comment te dire adieu

Tu as mis a l'index nos nuits blanches, nos matins gris-bleu
Mais pour moi un explication voudrait mieux

Sous aucun pretexte,
Je ne veux
Devant toi surexposer mes yeux
Derrière un kleenex
Je saurais mieux
Comment te dire adieu

6 de septiembre de 2006

Jacques Prévert

Déjeuner du matin

Il a mis le café
Dans la tasse
Il a mis le lait
Dans la tasse de café
Il a mis le sucre
Dans le café au lait
Avec la petite cuiller
Il a tourné
Il a bu le café au lait
Et il a reposé la tasse
Sans me parler
Il a allumé
Une cigarette
Il a fait des ronds
Avec la fumée
Il a mis les cendres
Dans le cendrier
Sans me parler
Sans me regarder
Il s’est levé
Il a mis
Son chapeau sur sa tête
Il a mis
Son manteau de pluie
Parce qu’il pleuvait
Et il est parti
Sous la pluie
Sans une parole
Sans me regarder
Et moi j’ai pris
Ma tête dans ma main
Et j’ai pleuré.

Villa Gral. Belgrano, Córdoba. Flavia Ricci