26 de agosto de 2014

Pero entonces, el viento. Flavia Ricci

En cada extremo, las puntas de una soga, en la playa
yacen así, como vos y yo, quietas
pero entonces el viento
las hace girar
a una
a la otra
se tocan
se pasan por encima
pero entonces el viento
arrasa con las palabras dichas
ahora calladas
como si por eso
pudieran olvidarse
los extremos de la soga
una soga que se ha cortado
por lo más fino
(aquello era tan efímero)
que no se sabe si optar
por lo que había en común
o el quiebre que dio alivio
entonces viene el silencio
que se lleva las palabras
como si por ello pudieras olvidar
acaso porque no mencionas
imagino, y sé
que ni todas las sonrisas del mundo
te devolverán aquella sonrisa
yacen los extremos de la soga
en una playa solitaria y fría
desde los Acantilados
en un atardecer.

La Serena, Mar del Plata

12 de agosto de 2014

La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda, J. Porcupine

“Y si, digo que me parecería de lo más bonito del mundo tomarnos de la mano y besarnos frente a los demás. Y comer fresas con crema de tu boca o de tus piernas en mi casa de campo mientras preparo chocolate caliente y tu enciendes la calefacción. Y estar cada noche en la azotea viendo constelaciones mientras te hago dibujos en la espalda de las mismas. Y decirte que me encantaría pasar horas dando vueltas en la cama mirándote y jugando contigo a que somos gatos que no quieren dormirse y quieren jugar hasta que se vaya la luna. Y quisiera despertar todos los días viéndote despertar. Hacerte el desayuno, el amor. Compartirte mi vida. Decir que no hay peor ciego que el que no te quiera ver, y que la verdad el mundo sería bastante aburrido sin tu existencia. Y que me ha gustado un montón haberte encontrado. Y que sólo me sentiría perdido si te suelto de la cintura cuando bailemos. Que sólo en tus labios es que puedo calmar mi sed de verdad, y en tus ojos es que puedo disfrutar de un próspero amanecer. Que con nuestros cuerpos rozados uno al otro mi corazón da latidos de fuego artificial. Que la vida sin ti es un desperdicio, y que no me importa el tiempo que tenga que pasar esperandáte por que te vistas a la hora de salir. Que no me importaría llegar tarde al trabajo si cada mañana despertamos, te hago el café comemos y hacemos el amor antes de despedirnos. Que sonreír es mucho más bonito cuando lo hago porque lo haces tú. Que me encantas con pijama, sin pijama, con lo que sea. Que eres tan bella que no dejas que nadie más para mí lo sea. Corretear por la cocina desnudos por estar jugando a las escondidas, aparecerme en la ducha cuando tu lo estás, abrazarte y besarte haciéndote saber que eres la mejor persona del mundo y que ser feliz es sinónimo de estar contigo.

Y besar tu cuello y acariciar tu vientre mientras digo que soy capaz de darle la vuelta al mundo para abrazarte por la espalda. Así te quedaría claro que eres amada por mí.” 





10 de agosto de 2014

Natural, Flavia Ricci

"Unas gotas de vino del color del rubí, un pedazo de pan, 
un buen libro de versos y tú, en un solitario lugar, 
son más valiosos para mí que los reinos de todos los sultanes". 
Omar Khayyam


Es natural. Natural que me gustes, natural invitarte a ver el mar, es natural que cenemos vos y yo, es natural que de repente te abrace, quiera besarte y te invite a dormir, conmigo. Es natural que quiera conocer más y mejor, cada día, tu mundo, es natural querer volver a verte. Y recorrer tus historias tanto o casi como tu cuerpo. Y no dejar de mirarte cuando bajás por la playa despreocupadamente, como si no supieras que te sigo con la vista feliz de estar con vos. Natural pasear por Güemes, ver los atardeceres en los acantilados, que me cuentes de tus recovecos urbanos y yo de los míos. O ir a Sierra de los Padres y llenarnos los pulmones de cuentos, café y besos.
Natural es tu sonrisa, natural la mía. Natural sentirme libre. Es natural ir a tu encuentro en medio de un atardecer, con dos copas y una botella de vino en el coche, porque sí. O "porque vos". Y llevarte a un sitio que sospecho te gustará. Y quedarnos allí, abrazos mediante. Es natural sentir que me acompañás. Que llega la noche. Que todo está por escribirse. Que quiero más, de todo esto, más y más. Es natural.


8 de agosto de 2014

Formas, Flavia Ricci

Cada cosa, cada hecho tiene una historia, algo hacia atrás. Vos viste que cuando nos miramos cara a cara, y te abrazo, o no, hay kilómetros que recorrí para estar allí. Vos no sabés y quizás tampoco quieras escuchar lo que pensé en ese tiempo, de las ganas hacia adelante, de las necesidades hacia atrás, cuando no estabas. De tu ausencia que quema y de tu presencia que enamora. Prefiero contemplarte, porque sé que hay tiempo de aprender, con vos. Quizás no sepas ni tengas ganas de escuchar que cada cosa que traigo tiene un motivo y llevó su tiempo. Que nada es directo e inmediato. Entonces, compro ingredientes para preparar una comida, vos traés el vino, nos comunicamos y cuando nos vemos, hay algo. Algo que viene del tiempo, de atrás, algo que impulsa hacia adelante. 
Me gustan tus formas. Y cuando me refiero a tus formas me refiero a todo tu cuerpo, a los contornos y a lo que contienen. A cómo te movés conmigo o sin mí. Tus formas. Me gustan tus formas, esas formas de decir, de callar, de mirarme, de abrazarme y hasta de besarme. De estar conmigo. Y en la vida. De pensar, tu sensibilidad, tu calidez, las preguntas que me hacés. Esas son las formas, las que van más allá de tu cuerpo. Tus formas claras, tus preocupaciones porque entienda. Tu reciprocidad. Quizás, muchas personas tengan una forma, me gusta ir descubriendo la tuya. Me gusta. Y me gustan más allá de todo: tu forma amante, tu forma de amistad, tu forma de familia, tu forma trabajando. Hay algo más allá del vínculo, de vos, de mí. Quizás yo no esté en tu vida mañana. Pero siempre gustaré de tus formas, porque no son formas para conmigo, son tuyas. Las vas a llevar más allá de mí. Y me gustan.