28 de diciembre de 2010

Viaje a Marte-Parte 2

Travel to Mars - Zaramella - part 1

Zaramella - El Desafío a la Muerte

Más y mejor, Flavia Ricci

Llegaste a una velocidad que había perdido y con una seguridad que añoraba. Llegaste para arrancarme sonrisas, para volver a sentir abrazos, para saborear besos y desgastar noches en vela. Llegaste con mensajes y miradas y sonrisas. Con gestos y me quedo y me voy, pero regreso. Llegaste para decirme que mañana, que seguro, que los dos. Llegaste y ahora sí, ahora sí, quiero quedarme. Ésta es la noche, la primera, con vos.

21 de diciembre de 2010

"On Melancholy Hill" (BBC Radio 1 - Live Lounge)

Qué letra más bonita, qué sonidos hermosos. Gracias CB.

Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes

“Te-amo carece de matices. Suprime las explicaciones, los acondicionamientos, las gradaciones, los escrúpulos. En cierta manera —paradoja exorbitante del lenguaje—, decir te-amo es hacer como si no hubiese ningún teatro de la palabra, y esa expresión es siempre verdadera (no hay otro referente que su proferización: es un *performativo*).

[...] (Aunque dicho miles de veces, te-amo está fuera del diccionario; es una figura cuya definición no puede exceder el encabezado.)”

Roland Barthes. Fragmentos de un discurso amoroso. [1977: fragments d'un discours amoureux] [Trad. esp.: Eduardo Molina, 1982] México: Siglo XXI Editores, 1999.

20 de diciembre de 2010

Usted está aquí ahora, Flavia Ricci

Hay momentos en la vida en que una ilusión, un parecer, una expectativa va creciendo. La sentimos dentro de nosotros, le damos forma, saboreamos cada instante de su desarrollo. Vivimos pensando en lo que sucederá después, cuando se cumpla nuestra expectativa. Y de repente no caemos en la cuenta de que para ello es necesario pasar por un momento decisivo: exteriorizar lo que queremos.
A menudo pasa en las relaciones: quiero estar con alguien, qué bueno sería estar con esa persona, no puedo dejar de pensar en ella, cuántas cosas haremos cuando estemos juntos ... Y llega el momento, que en realidad puede ser cualquier momento, ahora mismo si quisiéramos, en donde tenemos que escupir lo que queremos, lo que anhelamos. Pero allí se abren dos alternativas: salir de dudas o seguir viviendo en la eterna expectativa por temor al fracaso (¿al rechazo?). Ah ... los eternos poetas que persiguen aquello que no es que no puedan, sino temen alcanzar. La flor de otra ciudad, las comidas de otras provincias, los viajes por otras tierras y el amor, lo más lejano posible. Ay de mí si tengo que explicarte lo que me fascina de tu sensibilidad cuando es tu espontaneidad la que te empuja a venir a mí. Tocás mi puerta, botella de vino en mano con dos copas. Yo cierro los ojos, sonrío y te abrazo.

Ampliación del campo de batalla, M. Houellebecq



"La dificultad es que no basta exactamente con vivir según la norma. De hecho consigues (a veces por los pelos, por los mismos pelos, pero en conjunto lo consigues) vivir según la norma. Tus impuestos están las día, las facturas pagadas en su fecha... Nunca te mueves sin el carnet de identidad (¡y el bolsillo especial para la tarjeta VISA!...). Sin embargo, no tienes amigos.

La norma es compleja, multiforme. Aparte de las horas de trabajo hay que hacer las compras, sacar dinero de los cajeros automáticos (donde tienes que esperar muy a menudo). Además, están los diferentes papeles que hay que hacer llegar a los organismos que rigen los diferentes aspectos de tu vida. Y encima puedes ponerte enfermo, lo cual conlleva gastos y nuevas formalidades.

No obstante, queda tiempo libre. ¿Qué hacer? ¿Cómo emplearlo? ¿Dedicarse a servir al prójimo? Pero, en el fondo, el prójimo apenas te interesa. ¿Escuchar discos? Era una solución, pero con el paso de los años tienes que aceptar que la música te emociona cada vez menos.

El bricolaje, en su más amplio sentido, puede ser una solución. Pero en realidad no hay nada que impida el regreso, cada vez más frecuente, de esos momentos en que tu absoluta soledad, la sensación de vacuidad universal, el presentimiento de que tu vida se acerca a un desastre doloroso y definitivo, se conjugan para hundirte en un estado de verdadero sufrimiento. Y, sin embargo, todavía no tienes ganas de morir.

[...] A tí también te interesó el mundo. Fue hace mucho tiempo; te pido que lo recuerdes. El campo de la norma ya no te bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma; por eso tuviste que entrar en el campo de batalla. Te pido que te remontes a ese preciso momento. Fue hace mucho tiempo, ¿no? Acuérdate: el agua estaba fría.

Ahora estás lejos de la orilla: ¡ah, sí, qué lejos estás de la orilla! Durante mucho tiempo has creído en la existencia de otra orilla; ya no. Sin embargo, sigues nadando, y con cada movimiento estás más cerca de ahogarte. Te asfixias, te arden los pulmones. El agua te parece cada vez más fría, y sobre todo cada vez más amarga. Ya no eres tan joven. Ahora vas a morir. No pasa nada. Estoy ahí. No voy a abandonarte. Sigue leyendo.
Vuelve a acordarte, una vez más, de tu entrada en el campo de batalla".

(HOUELLEBECQ, M.: Ampliación del campo de batalla. Cap. III, pp. 16-18. Barcelona, Anagrama, 2001. 4ª ed.)

Esto debe ser ..., Flavia Ricci

Esto debe ser ...
Yo lo he encontrado
está aquí, a mi lado
Por mirarte me olvido de mirar
Por pensarte se me escapan mil sonrisas
Revivirte es volver a admirarte
Abrir libros es seguir un poco tus pistas
Y me detengo, con uno de ellos en mis manos
Página 2, 3 o 5
y me revivo yo, antes de vos y después
Y ahora, ahora mismo, entre estos libros
vuelvo en mí, con vos acá, así
y te pienso con tantas ganas que por pensarte
ya me siento acompañada
dejar de hacerlo
es tenerte, pero muy lejos
Hacia vos siempre construyo puentes,
y estar con vos es estar un poco más cerca del cielo
yo lo sé, porque he estado allí
no en el cielo, sino con vos
y cada vez que te miro
cada vez que te extraño
y cada vez que volvés a estar conmigo
otra vez viajo al cielo
no tengo muchas respuestas
pero si alguien me pregunta
yo digo que simplemente te quiero.
Esto debe ser ...
Yo lo he encontrado
está aquí, a mi lado
Y quiero, quiero mirarte como te miro
único
Y quiero echarte tanto de menos
que me queme dentro si estás lejos
quiero, quiero todo con vos
una y otra y otra vez
que se repitan los días
mis días, tus días
los nuestros
quiero tocarte, besarte, abrazarte
quiero que se me sigan escapando sonrisas
quiero que cruces todas las barreras
habidas y por haber
quiero sonreir porque sí, por vos
por mí
quiero quedarme días enteros con vos
en la cama
quiero cerrar los ojos y volver a verte
quiero recorrer el mundo
quiero besos, flores y sonrisas
quiero defenderte siempre
porque sos único
qué duda cabe ...
no tengo muchas respuestas
pero si alguien me pregunta
yo digo que simplemente te quiero.

Deme 2, Flavia Ricci

Amanecer de lunes. Se despertó en la costa, desayunó en compañía y poco tiempo después estaba en su oficina a casi 200km de allí. Comenzaba su semana laboral pero algo le rondaba por la cabeza y no sabía qué. Se había dormido con él, luego de cenar con él, se había duchado con él, había hecho el amor con él, había paseado con él, había recorrido la playa con él, había jugado tenis con él, había besado a él.
Pero ... era otro él a quien llevaba siempre dentro, con quien realmente hacía el amor, se duchaba, cenaba, jugaba tenis, dormía, recorría la playa y besaba cada día. El "deme dos" no funcionaba más, tenía que elegir. O mejor dicho, sacar fuera su elección. Porque ese otro él era su inspiración de cada día, era un hueco en su cama cada vez que no estaba, eran sus ganas casi asfixiantes de abrazarlo, era su temor a pensar tanto en él y olvidarse de sí. Ese otro él, con sus anteriores ellas y su ella de ahora, sólo ella, había sabido construir un nosotros único e insustituíble. Por ese otro él ella sentía una admiración irrefutable, una sensibilidad envidiable y una felicidad fascinante. Ese otro él era su único él, y no tenía nada de "otro".
Así que eso simplemente era lo que le daba vueltas por la cabeza: porque cuando le puso nombre y apellido a ese otro él, le dieron tantas ganas de contarlo que comenzó a llorar. No sé si por él ... creo que más por ella.

18 de diciembre de 2010

Campo, Flavia Ricci

Sierras&vinos, Flavia Ricci




Pablo Neruda genial



Siempre

Antes de mí
no tengo celos.


Ven con un hombre
a la espalda,
ven con cien hombres en tu cabellera,
ven con mil hombres entre tu pecho y tus pies,
ven como un río lleno de ahogados
que encuentra el mar furioso,
la espuma eterna, el tiempo!


¡Tráelos todos
adonde yo te espero:
siempre estaremos solos,
siempre estaremos tú y yo
solos sobre la tierra
para comenzar la vida!


La pregunta

Amor, una pregunta
te ha destrozado.

Yo he regresado a ti
desde la incertidumbre con espinas.

Te quiero recta como
la espada o el camino.

Pero te empeñas
en guardar un recodo
de sombra que no quiero.

Amor mío,
compréndeme,
te quiero toda,
de ojos a pies, a uñas,
por dentro,
toda la claridad, la que guardabas.

Soy yo, amor mío,
quien golpea tu puerta.
No es el fantasma, no es
el que antes se detuvo
en tu ventana.
Yo echo la puerta abajo:
yo entro en toda tu vida:
vengo a vivir en tu alma:
tú no puedes conmigo.

Tienes que abrir puerta a puerta,
tienes que obedecerme,
tienes que abrir los ojos
para que busque en ellos,
tienes que ver cómo ando
con pasos pesados
por todos los caminos
que, ciegos, me esperaban.

No me temas,
soy tuyo,
pero
no soy el pasajero ni el mendigo,
soy tu dueño,
el que tú esperabas,
y ahora entro
en tu vida,
para no salir más,
amor, amor, amor,
para quedarme.

Peter, Bjorn John - Young Folks (subtitulado español)

Preciosa letra de esta canción, precioso ritmo también.

2 de diciembre de 2010

Enamorarse, Flavia Ricci

A menudo conocemos gente que demuestra cierta simpatía por nosotras. Un poco menos frecuentemente, de ese puñado de personas asoma un grupo que quisiera una relación más comprometida que la amistad. Pensamos que ... no lo tenemos claro, que tal vez no sea "la" persona, que no encaja en nuestro target, que no, que con esa persona no. Y nos halagan, vaya que sí, con las frases y actitudes que tienen. Nos hacen sentir bonitas aunque no tengamos ningún problema de autoestima. Y están cuando las necesitamos y hasta a veces cuando no, porque sí, están ahí. Nos despiertan sonrisas, charlas, músicas. Un sinfín de emociones que no nos despiertan otras personas a nuestro alrededor. Y de repente pensamos "¿por qué no?". Hasta que otra voz, del otro lado, nos responde:

- Cada vez que tengas dudas para distinguir tus emociones, piensa: qué sumaría esa persona como pareja ¿Por qué no seguir siendo amigos? Pregúntate antes que nada si admiras a esa persona. Porque el "amor sin admiración sólo es amistad". ¿Tu mundo de viajes, música, amantes, comidas y bebidas, bailes, sonrisas, ansias de libertad, letras y cultura ha sido su mundo también? O cada vez que hables con "esa" persona te sentirás haciendo un monólogo ¿Comparten pasados y futuros?

Pensé en las veces que conocí gente por el mundo y dudé si ir a por más ...

- Haz de tener en claro por sobre todo qué sientes y piensas tú de la otra persona, más que enamorarte por sus halagos o lo que los demás piensan de ti. Eso es vanidad. Es de amigos halagarse, quererse, apreciarse ¿eso hace que te enamores de ellos? Pues claro que no. Pregúntate: ¿qué ha hecho con su vida, cuál es su mundo, su pasión, sus proyectos, cuáles sus viajes, sus obras, su estilo de vida? ¡De eso debes enamorarte! Porque haz de convivir cada día con la forma de ser de la pareja que elijas. No busques jamás tu media naranja, sino una naranja completa que sume a tu vida actual. Y siempre, siempre, siéntete libre de elegir con quien estar por lo que sientas, más que por lo que tus enamorados digan de tí.

Y así lo tuve claro, una vez más ... Es porque me tomo en serio la palabra "pareja" que tengo tantos amigos, algunos amantes y ninguna pareja.

14 de noviembre de 2010

Despierta. El día te llama, Pedro Salinas

Despierta. El día te llama
a tu vida: tu deber.
Y nada más que a vivir.
Arráncale ya a la noche
negadora y a la sombra
que lo celaba, ese cuerpo
por quién aguarda la luz
de puntillas, en el alba.
Ponte en pie, afirma la recta
voluntad simple de ser
pura virgen vertical.
Tómale el temple a tu cuerpo.
¿Frío, calor? Lo dirá
tu sangre contra la nieve
de detrás de la ventana;
lo dirá
el color en las mejillas.
Y mira al mundo. Y descansa
sin más hacer que añadir
tu perfección a otro día.
Tu tarea
es llevar la vida en alto,
jugar con ella, lanzarla
como una voz a las nubes,
a que recoja las luces
que se nos marcharon ya.
Ese es tu sino: vivirte.
No hagas nada.
Tu obra eres tú, nada más.

7 de noviembre de 2010

Comparto, Flavia Ricci

Egoísta sí, un poco, más aun, mucho, como quieras. No comparto muchas cosas porque voy sola por la vida, sin mucho equipaje ni recuerdos, sin maletas ni mentiras, sin abrazos ni besos falsos a estas alturas. No comparto porque es mío, si eso es ser egoísta. Pero debo decirte, que sobre todo no comparto, y no comparto con vos, que me digas una y otra vez por todas y cada una de las vías de comunicación que intento abrir, que ya no me querés. No comparto. Eso sí que no lo comparto, máxime con tus actitudes. Y a costa de ganarme la fama de egoísta una vez más.

31 de octubre de 2010

El andariego, Concha Buika

Yo que fui del amor ave de paso
yo que fui mariposa de mil flores
hoy siento la nostalgia de tus brazos
de aquellos tus ojazos
de aquellos tus amores
Ni cadenas ni lágrimas me ataron
mas hoy quiero la calma y el sosiego
perdona mi tardanza te lo ruego
perdona al andariego
que hoy te ofrece el corazón
Hay ausencias que triunfan
y la nuestra triunfó
amémonos ahora con la paz
que en otro tiempo nos faltó
Y cuando yo me muera ni luz ni llanto
ni luto ni nada más
aquí junto a mi cruz tan sólo quiero paz.
Sólo tu corazón, si me niegas tu amor
buscaré en otros labios
la fuerza de tu calor
y en silencio dirás una plegaria
y por dios olvidame después.

5 de octubre de 2010

Sostiene Pereira, A. Tabucchi

"Pensó que cuando se está verdaderamente solo es el momento de medirse con el yo hegemónico que quiere imponerse en la cohorte de las almas. Y aunque pensó en todo ello no se sintió tranquilo, sintió en cambio una gran nostalgia, no sabría decir de qué, pero una gran nostalgia de una vida pasada y una vida futura".

30 de septiembre de 2010

(in) love, Flavia Ricci

Suben, mis ganas de estar con vos, las horas que pasan, palabras que escribo a solas. Aumenta, mi temor por lo que pasará, mi convicción porque ahora sí, el pasado que queda atrás. Borrás, de un plumazo lo que no fue, sacás mi sonrisa más amplia, la música en mi corazón. Me hacés ver, pura poesía a mi alrededor, una meta a la que llegué, un giro por fin, a mi alrededor. Y llego, estoy, lo he logrado. Y en ese momento, es como si todo se detuviera. Te pienso, y espero que finalmente vengas, que me encuentres, como yo te he encontrado a vos. Sin buscarte, que es como me gusta encontrar.

26 de septiembre de 2010

Es preciso, autor desconocido.

Es preciso tener fuerza para ser firme, pero es preciso tener coraje para ser gentil.

Es preciso tener fuerza para defenderse, pero es preciso tener coraje para bajar la guardia.
Es preciso tener fuerza para ganar una guerra, pero es preciso tener coraje para rendirse.
Es preciso tener fuerza para estar en lo cierto, pero es preciso coraje para tener duda.
Es preciso tener fuerza para mantenerse en forma, pero es preciso coraje para mantenerse en pie.
Es preciso tener fuerza para sentir el dolor de un amigo, pero es preciso coraje para sentir los propios dolores.
Es preciso tener fuerza para soportar el abuso, pero es preciso coraje para hacerlo parar.
Es preciso tener fuerza para quedarse solo, pero es preciso tener coraje para pedir apoyo.
Es preciso tener fuerza para amar, pero es preciso tener coraje para ser amado.
Es preciso tener fuerza para sobrevivir, pero es preciso coraje para vivir.

1 de septiembre de 2010

Partes, Flavia Ricci

Así como cuando me encontraste mis partes se encontraron, así también cuando me dejaste se separaron.

Mis piernas querían correr en sentido contrario al que marchabas tú.

Mis manos aferrarse a fotos, libros y almohadas.

Mi corazón errante seguía enamorado, por corazón.

Mi mente se entusiasmaba con recuerdos que tal vez podían volver a ser parte del presente.

Pero en vez de puentes construiste muros. Y en lugar de palabras me devolviste silencios. Y a cambio de acción, la nada.

Y así voy por la vida, desarmada en pequeñas partes que te temen, te quieren, te evitan o te sienten. Que hacen cada día un acuerdo entre partes. Y todo lo que pasó, aparte.

24 de agosto de 2010

El Tiempo de los maduros, Mario de Andrade

“Conté mis años, y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos, y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos, y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas….
Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí, tengo prisa, pero por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque, de cualquier manera, llegarás…”

Mario de Andrade

24 de mayo de 2010

Mano, Flavia Ricci

Buenos Aires está tan terriblemente contaminado de tus pasos, tus palabras y nuestros sueños que cuesta pensar que no estás. Y por otra parte, el tiempo que todo lo cubre y la vida que avasalla pasó tan deprisa que a veces creo que todo aquello me lo inventé, que jamás compartimos noches y días ni sonrisas ni cafés. Ni manos, ni abrazos ni continuidades.
Fue tan rápido y ahora me parece tan ajeno todo que prefiero eludirte y no jugar con tu complicidad. Pero a veces, cuando me permito ir a mi ritmo y no al que impone Buenos Aires miro aquella esquina, mientras la gente me pasa por al lado. Cruzo la calle y hasta siento cómo tu mano se aferra a la mía, buscándola por primera vez sin que yo la viera venir. Siento ritmos y compases. Redundancias de las buenas. Suspiros cada momento. No te vayas, cuánto lo siento.
Hago un esfuerzo recordándote, trayéndote de nuevo hasta mí. Y camino por la peligrosa cornisa de insistir o desistir. Y por temor a que me rechaces prefiero deshacerme de tus recuerdos. Vuelvo a bajar y piso tierra firme. Aquí todo es más seguro y todo aquello se desvanece.
Sin embargo, cada vez que paso por esa esquina, una mano se aferra a la mía, buscándola por primera vez sin que yo la vea venir. Y yo digo bajito, casi para mí, "no te vayas, no me dejes. Por favor".

22 de abril de 2010

Antes y después, Flavia Ricci



El matrimonio, la primera causa de divorcio, duró un suspiro. Machacado por la convivencia y los excesivos espacios comunes. La miré a los ojos después de beber un poco de mi malbec y le dije:

- Te casaste con él porque te volvía loca.
- ...
- Y por la misma causa te divorciaste de él ahora.

Depende siempre del momento, la misma frase cobra sentidos opuestos. Y ambas seguimos disfrutando de nuestro malbec.

12 de febrero de 2010

Elogio a la mujer brava, Héctor Abad

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Vamos hombres, por esas mujeres bravas!!!!!!!!!!

9 de febrero de 2010

Sand-wich?, Flavia Ricci

Estuve todo el día pensando en él. Por el Centro, en el coche, leyendo el diario en el café de siempre. Así que decidí largarme lo más rápido posible a su encuentro. Cada semáforo en las esquinas parecía querer detenerme adrede, como para prolongar el encuentro y perturbar mi deseo. Pero nada me disuadía. Llegué a casa, me metí en la ducha y me puse cómoda. Seguía pensando en él.
Estaba como enceguecida, disfrutando el momento en que pudiera tocarlo con mis propias manos, en el que entrara en mi boca y todos los sabores y colores se desvanecieran entre mi garganta y mis labios. Sentirlo suave, gustoso, casi prohibido. Sentir como formaba parte de mi cuerpo me gustaba.

- Piba, ¡¡tenés el sandwich!!, me gritó irritado el camarero.

Which sannnnddddwwwwiiiich? ..... parecía decirle yo en cámara lenta jugando con las palabras. No pude más que sonreír.

8 de febrero de 2010

A mí también me pasó, Flavia Ricci



- ¿Sabés por qué quiere cruzar él? Para encontrarse con su novia. Hizo 400km caminando para volver a encontrarla ¡Y ahora quiere cruzar el Canal de la Mancha, nadando!

- …

- Yo, cuando te fuiste, ni fui capaz de cruzar la calle para alcanzarte.

(Fragmento de diálogo de Welcome)

21 de enero de 2010

Ahí, Flavia Ricci

Sí, hay algo ahí. Que no me apega pero tampoco se despega. Hay algo ahí, cuando te veo o no te veo, no es igual. Hay algo ahí, en esas sorpresas agradables que me das. Hay algo ahí, en tus ojos azules, en tu pelo claro, en tu paz. Hay algo ahí que me lleva a conocerte y lo que es mejor, reconocerte como parte de mí. Hay algo, algo que no llamo de ninguna manera, que no me atrevo a ponerle un nombre, pero que me arrastra irremediablemente a querer estar con vos. Y yo cruzo todas las distancias para alcanzarte, porque sé que por fin vos no me dejarás hacerlo sola. Y antes habrás también, salido a mi encuentro. Ahí.

15 de enero de 2010

Perder la cabeza, Flavia Ricci

Mi sonrisa, esta que ves, va hacia vos, que halagador hacés que se multiplique, se contagie y vuelva a mí. Es como un boomerang, pero hay que saber agarrarlo. O podés quedarte sin cabeza. Si habré perdido la cabeza yo, por una sonrisa ...