21 de diciembre de 2009

Despegue de Barcelona, Flavia Ricci

He pensado, soñado y vuelto a pensar. Y un día, no sé cómo ni cuál exactamente, se conjugaron mis años de postergar el regreso con los por qué de esas prórrogas. Entonces fue que lo vi claro y despegué. Me despegué aquella idea del regreso y rompí el billete que cruzaba el charco, porque no era lo que quería. Despegué y me despegué de esa idea, que me ataba a algo difuso y cada vez más ajeno. Me quedo con el recuerdo y tal vez con alguna visita. Me quedo con los excelentes días y noches, y gentes y acentos. Me quedo con las risas y sonrisas, con el amor y el desamor. Me quedo con las calles laberínticas, con ese mapa que conozco como si fuese de allí. Me quedo con una mica de rauxa i una mica de seny. Pero me quedo aquí, explorando estas vidas argentas casi vírgenes que me quedan por vivir. Porque tengo claro que despertar en otro sitio que no sea dentro de estas fronteras me genera angustia. Porque deseo estar aquí y seguir aquí. Porque estoy a gusto. Porque queda mucho por escribir y vivir.
Así que despego de mí la idea del regreso, como una calcomanía que se ha quedado sin pegamento y no sirve más. Pongo bien los pies sobre la tierra y despego. Despego cerca y lejos. Pero siempre aquí.

20 de noviembre de 2009

Uno, Flavia Ricci

Te miro
Me miras
Te encuentro
Me buscas
Me abrazas
Te beso
Te extraño
Te siento
Me llamas
Nos vemos
Te acercas
Me quedo
Te huelo
Me gustas
Te quedas
Cada vez más cerca, de mundos diversos
Cada día uno
Cada día nuestro
Y tal vez un día
Cuesta mencionarlo
Me veas sin mirarme
Te quiera sin querer
Te abrace sin sentirte
Me dejes sin sentirlo
Y volvamos a ser, cada vez más lejos, de mundos diversos
Cada día uno
Vos y yo tan lejos

20 de octubre de 2009

Say no more, Flavia Ricci



¿Cómo era aquello? Lo de forzarme y hasta esforzarme por hacer algo?
¿Cómo era una mano, encima de otra mano, entrelazada?
¿Cómo era un labio, encima de otro labio?
¿Cómo eran mis ojos, siguiendo tus ojos, plantándose?
Mi mano encima del volante del coche en un semáforo que hace minutos ha dado verde, amarillo, rojo y otra vez verde, amarillo, rojo y otra vez.
El claxon, las voces, los cantos, la música
¿Cómo era aquello de ver pequeños Lego que iban apilándose?
¿Cómo era un ajedrez de Colombia?
¿Cómo era el aroma del café recién molido listo para dos?
Floto sin nadar, vuelo al ras, salto hacia abajo, trepo en diagonal.
¿Cómo era aquello?
¿De qué se trata esto?
Porque no lo quiero.

15 de octubre de 2009

1/2Hermana, Flavia Ricci



- En el Jardín dibujé a toda mi familia: mi mamá, mi papá, mi medio hermana y yo. Y dibujé a mi hermana cortada por la mitad.
- ¿Ein?
- Claro, porque no es mi hermana: ¡es mi medio-hermana!

24 de septiembre de 2009

Boca abajo, Flavia Ricci

El recuerdo raspa,
me abstrae
me hipnotiza
sos vos
que irrumpís sin derecho
en mi vida
en mi mente
me das la mano
te miro perpleja
desayunamos juntos
el café sabe horrible
pero el futuro es delicioso
De vez en cuando
atajo los recuerdos como puedo
se me avalanzan
yo los esquivo
hasta que uno
me da en la cabeza
y caigo boca abajo
y se me hace un hueco en el pecho
como cuando nos fuimos
uno del otro
más vos que yo
que siempre me voy para regresar
Regresar al hueco
De no estar con vos
Para sobrevivir

9 de agosto de 2009

Corazón de mudanza, Javier Castañeda

Interesante reflexión del periodista Javier Castañeda en La Vanguardia. En este blog he escrito algunas reflexiones parecidas como 2007. Podéis leer la columna original haciendo clic AQUÍ.



Corazón de mudanza

Siempre me gustó el título de esta canción de Tontxu. Quizá porque cuando veo un camión de mudanzas, con las cajas apiladas y los muebles despegados de sus habituales paredes, pienso en las piezas de un puzzle deslavazado. Aunque ni todas las mudanzas implican que algo se rompa, ni necesariamente suponen un cambio de casa. Hay mudanzas de vivienda, pero también de trabajo, de ciudad, de amigos, de pareja, etc.

En principio, esto de las mudanzas puede parecer sencillo, pero no lo es tanto. Sobre todo porque suelen tener un fuerte componente afectivo, sea la mudanza de lo que sea, que no siempre es fácil de digerir. Por otro lado, también suelen propinar una buena dosis de vértigo o de pánico al cambio. Pero en tiempos neonómadas, donde cada vez los paisajes son más efímeros, suele ser de agradecer cultivar el desapego, pues estamos casi obligados a aceptar una vida in itinere. La cara positiva del cambio suele ser algo a menudo inesperada; y quizá precisamente sea ese factor sorpresa lo que impide con claridad las ventajas que supone una variación en los elementos esenciales que sustentan al ser. Por eso suele primar la dificultad de adaptación –o el miedo inicial- a ese futuro incierto que nos aguarda tras cambiar.

Lo ilustraré con tres ejemplos personales que han ocurrido recientemente y que me han hecho reflexionar sobre la capacidad -o no- de los individuos para aceptar los cambios. El primero de los casos es el de un conocido que, tras siete años, rompe su relación con su pareja. En años de juventud tanto tiempo parece una eternidad y, al enterarte, una primera reacción casi inevitable es dar el pésame por la ruptura, ya que, al irse al traste una relación, con ella desaparecen todo tipo de sueños e ilusiones ligados a ella, como son tener una casa, hijos, un futuro común, etc. Pero puesto que la voluntad de ambos componentes era buena, y en todo momento primó el respeto y el cariño hacia lo mutuo compartido –ya sé que por desgracia no es lo más frecuente- la separación no fue ni muy compleja ni traumática. Tras ello, lo que parecía –o suele interpretarse- como desgracia, ha resultado traer buenas nuevas. Uno ha encontrado ya un nuevo amor y claro, está radiante. El otro, ha sabido mirar adelante con optimismo y tiene una nueva casa con la que ha ampliado su círculo de relaciones. El halo del cambio también le ha invitado a cambiar de oficina y mejorar en muchos aspectos. Es un cambio de pareja que ha traído consigo una renovación personal y laboral.

Otra conocida en cambio, que quizá sin saberlo vivía constreñida por el peso de los años y de muchas ilusiones no cumplidas, ha empezado por un cambio de vivienda y podría decirse que, al renovar su espacio vital, ha activado ciertas rutinas que le han permitido ampliar también su horizonte en otros aspectos. Tras un muy positivo cambio de vivienda, diría que se ha atrevido a mirar con mayor fuerza o energía renovada su vida y, tras muchos años de pasar por situaciones bastante ingratas –laboralmente hablando- a dar un salto cualitativo y apostar por un trabajo a su medida. Contra todo pronóstico, su nuevo espacio ha actuado como catalizador de sueños y le ha insuflado el valor suficiente como para mandar a su antiguo jefe –que le hacía la vida imposible- a hacer gárgaras, para atreverse a intentar encontrar algo mejor. Además, y puesto que se siente más reconocida por sus méritos profesionales, ahora también se permite tener sueños que cumplir en otras facetas –como el encontrar una pareja- cosa que quizá no se había permitido hasta la fecha. En este caso es un cambio de casa el que ha propiciado un cambio de trabajo y hasta de estatus amoroso.

El tercer ejemplo no tiene final feliz. Al menos no de momento, pero creo que no tardará en llegar. Es un caso de mera insatisfacción personal, de crisis –en sentido de revolución- en el que alguien siente que ha de cambiar de trabajo y de lugar de vida. En este caso la dificultad estriba en desatar los lazos afectivos que se han ido creando durante años en una ciudad, para pasar a otro entorno nuevo, virgen y desconocido en afectos; ya que el nuevo trabajo implica un cambio geográfico. Este es un caso de los que podríamos llamar "de ida y vuelta" puesto que, pese a tener muchas ganas de cambiar de ciudad y hasta de trabajo, al llegar al destino soñado –en el que erróneamente se presume que todo será perfecto- los problemas del nuevo destino hacen valorar doblemente el espacio abandonado e invitan, con gran premura, a volver casi a cualquier precio. Es un caso de cambio de espacio que, por inadaptación al nuevo, implica un retorno inmediato, pero que enseña a valorar todo lo que antaño se tenía.

Estos son sólo tres casos aislados –y muy brevemente resumidos- y que no tienen mayor valor que el anecdótico. Pero la reflexión que se puede sacar de estos pequeños trazos de vida elegidos al azar, es bastante potente. La capacidad de cambio de una de nuestras principales coordenadas vitales es tan grande y transversal que, queramos o no, influirá en el resto. Y pese a que muchas veces nos cuesta afirmar si es ya o no, cuesta tener presente los distintos aspectos positivos que todo cambio conlleva. Pero como suele decirse, cuando una puerta se cierra, otras se abren. Y puesto que no hay nada más efímero que nuestra propia existencia, quizá sea mejor aprender a soltar y no aferrarse mucho a nada; a conjugar con soltura los distintos tiempos del verbo cambiar y, sobre todo, a no asociar automáticamente un sentimiento de pena al ver pasar, un corazón de mudanza.

8 de agosto de 2009

U, Flavia Ricci

La U puede ir en cualquier sitio, pero no cambiará nuestra situación
Yo tiraba de la U hacia la izquierda, vos tirabas de la U hacia de derecha
Pero ni para vos ni para mí cambiaba nada, ni cambia
Conocerte para mí siempre habrá sido una caUsalidad
Mientras que para vos
bohemio en tránsito
habrá sido siempre una casUalidad
Y me lo seguís diciendo con tu más amplia sonrisa
que no tiene nada de casual

4 de agosto de 2009

¡Feliz aniversario Zoe!, Flavia Ricci

Espero que siempre gustes de los viajes y los libros
Los relatos y la velocidad
los dulces y la música "étnica"
las pelis y los verdes muy verdes
Y verás, que más temprano que tarde te mostraré un lugar donde podrás soñar y creer, que es mi lugar donde aprendí a soñar y creer
Azul, llano, tranquilo
Lleno de sonrisas
Todo para vos




12 de julio de 2009

Historias, Flavia Ricci

Para que no recorras mis rincones
Ni preguntes a desconocidos
Ni sigas mis pistas por Internet
o en fotos que nadie mira
Para que no mires mis cosas
sin saber a qué se refieren
Ni me busques en la música que escucho
o escuchaba
Voy a contarte siempre todo hija
para que jamás entre nosotras haya mentiras
ni secretos
Y siempre pueda mirarte crecer
con la frente alta
Y cuando me duerma
lo haga cerrando ambos ojos
y con la mente tranquila
Voy a narrarte todo
hasta lo que no te imagines
para que cuando te cuenten
antes lo hayas sabido
Y porque no quiero que crezcas nunca
en un mundo de mentiras y diretes
Voy a contarte todo
porque creo en la palabra
y creo más que nada en la verdad.

11 de junio de 2009

Irse, Flavia Ricci

- No quiero que te vayas
- No es que quiera irme

Un diálogo que muchas veces hemos tenido que escuchar.

23 de mayo de 2009

La letra, para vos. Flavia Ricci

Dime si te tengo que olvidar
o si tengo que pensar
que siempre volvemos de nuevo (...)

Dueños del derecho a un vis a vis
de dos penas por cumplir
de un billete de retorno.

Locos por querernos sin querer
por probarnos otra vez
en la fila de los tontos.

Somos los dos polos de una noria
los dos protas de una historia de malos y de buenos
dime si te trato de olvidar
o si tengo que pensar
que siempre volvemos de nuevo.

Que siempre nos ganan las ganas
porque a los dos nos gusta dormir
del mismo lado de la cama.



17 de mayo de 2009

Conducir, Flavia Ricci

Fui primera, estuve adelante de todo, pero por eso mismo enseguida me sobrepasaba la segunda, a más velocidad. Fui segunda, con más calma, pero es que llegaba la tercera rápidamente, y allí quedaba yo. Entonces fui tercera y descubrí que había cuarta. Y cuando fui cuarta me sobrepasó la quinta. Y un día, maravilloso día, equivocando la quinta con la marcha atrás colisioné contigo. Así que mientras que vos me miraste con tus ojos bien abiertos yo quedé completamente muda de las causas y azares que me llevaron a vos. Es curioso cómo la vida me ha enseñado con el tiempo a dejar de manejar, para comenzar a conducir.

15 de mayo de 2009

Esto, Fernando Pessoa

Dicen que finjo o miento.
Todo lo escribo. No.
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón.

Todo lo que sueño o vivo,
Lo que me falla o acaba,
Es como una terraza
Aún sobre otra cosa.
Esa cosa es la que es bella.

Por eso escribo en medio.
de lo que no está al pie,
Libre de mi ensueño,
Serio de lo que no es.
¿Sentir? ¡Que sienta quién lee!

La belleza, Fernando Pessoa

A veces ,en días de luz perfecta y exacta,

en que las cosas tienen cuanta realidad pueden tener,

me pregunto a mí mismo despacio

por qué siquiera atribuyo

belleza a las cosas.



¿Una flor tiene acaso belleza?

¿Tiene acaso belleza una fruta?

No: tienen color y forma

y tan sólo existencia.

La belleza es el nombre de algo que no existe,

que yo doy a las cosas a cambio del placer que me producen.

No significa nada.

Entonces, ¿Por qué digo de las cosas: son bellas?



Sí, incluso a mí, que sólo vivo de vivir, invisibles,

vienen a hablarme las mentiras de los hombres ante las cosas,

ante las cosas que simplemente existen.

13 de mayo de 2009

The Tenant, Polanski de los 70


"Dime... ¿En qué preciso momento... un individuo deja de pensar que es él mismo?
Córtame el brazo, ¿vale? Y digo: "yo y mi brazo".
Córtame el otro brazo. Y digo:"Yo y mis dos brazos".
Sácame fuera el estómago, mis riñones... asumiendo que eso sea posible... Y yo digo: "Yo y mis intestinos"¿Me sigues?.
Ahora bien, si me cortas la cabeza...
¿Qué debería decir? ¿"Yo y mi cabeza" o "Yo y mi cuerpo"?
¿Con qué derecho mi cabeza se llama a sí misma "Yo"?

¿Con qué derecho?..."

6 de mayo de 2009

Entonces, Flavia Ricci

Cuando ya no busquemos encontrarnos, ni recuerde segmentos y momentos.
Cuando tus manos sean de las tantas manos, que he conocido y conozco.
Cuando tus ojos puedan mirarme sin que me incomode al mirarlos.
Cuando te acerques y no sienta nada, ni aquello conocido ni aquello que deseaba conocer antes.
Cuando tu sonrisa no me atraiga.
Cuando tu piel no me inhiba.
Cuando a tus palabras se las lleve el viento.
Entonces, entonces sabré que te has ido.
O que yo, por fin, te he dejado ir.

Hasta que la muerte la separe, Flavia Ricci

De manera tal que un día, inesperadamente, lo invitó a rodar por sendas y montañas para ver la ciudad. Miradas cruzadas, pasados comunes, sonrisas cómplices, manos entrelazadas. Llegaron a un mirador desde donde se apreciaba la ciudad toda, redonda y rodeada de muros milenarios. Manos entrelazadas, de repente lo empujó con toda su furia y con gran parte de su fuerza. Hasta que la muerte los separe, había dicho el cura. Ahora, entonces, era una soltera más.

19 de abril de 2009

Ta p'tit flamme, Amélie-les-crayons

Y a quelque chose du bonheur
Dans ta voix qui vibre,
La réponse de mon coeur,
C'est qu'il se sent libre

Libre d'être moi quand
Tu m'serres dans tes bras
Libre de vivre un amour qui m'apprend tous les jours
Quand j'suis loin de toi, j'pense à toi
A ta p'tite flamme, à tes yeux
Et je me sens mieux
Et je me sens deux

Y a quelque chose d'universel
Dans notre histoire,
Une petite étincelle
Pour bien plus qu'un soir

Est-ce que tu veux me donner ta main ?
Pour tout l'temps qu'on s'ra bien ?
Est-ce que tu veux partager mon chemin ?
Moi j'dis oui pour le tien.

18 de abril de 2009

Humpty Dumpty, Flavia Ricci

Humpty Dumpty sat on a wall.
Humpty Dumpty had a great fall.
All the king's horses and all the king's men
Couldn't put Humpty together again.

Humpty Dumpty se sentó en un muro.
Humpty Dumpty cayó.
Todos los caballos y hombres del rey
No pudieron unir a Humpty otra vez.

17 de abril de 2009

Palabras más o menos, Flavia Ricci

Busqué las palabras acertadas para que entiendas que para verte, debo mirar hacia atrás, demasiado hacia atrás, y no me interesa. En un momento solté tu mano y quedaste allí, abril liberador, mientras yo seguía mi camino. Busqué las palabras para pedirte que me dejaras, que te alejaras de mi vida y de mi entorno. Luego, para vos quedé muda, no había más que pudiera decirte, así que cual H muda, enmudecí para vos.

Lamento haberte hecho creer que todo este tiempo en que no has estado en mi vida estuve enamorada de vos, porque no es así. Tal vez es tu manera de seguir conectado conmigo. Yo, cada vez que pienso en vos, recuerdo a José Régio o canto sonriendo a Kevin Johansen. Estás tan lejos, tan lejos, que poco a poco voy olvidando tu cara, tus palabras.

Y es que las cosas que terminan, terminan. Y es que no hay espacio para vos en este sitio, ni en mi mente, ni entre mis palabras. Me he ido olvidando de vos a la par que reciclé lo que me has dejado de bueno.

Soltá mi mano, por favor, liberate vos también. Seguí adelante sin mí ... Cuando aquella vez te dije que no iba más, que te fueras, es porque hacía tiempo que no estaba enamorada de vos. Ni vos de mí. Y lo celebro.

14 de abril de 2009

Letra, Flavia Ricci


Me preguntaba, mi amor, en esta noche más bien madrugada por estas coordenadas de otoño si tenés una letra preferida. Como seguramente tendrás una, o varias canciones preferidas. Una, o varias películas que guardás allí donde ni siquiera yo puedo llegar. Uno, o varios sitios donde vas cada vez que necesitás ir, física o mentalmente. Mirando este curioso sitio [ <--- click ahí para verlo]en donde los pájaros parecen anidar en una y no cualquier fuente: decíme ¿cuál es tu letra preferida? Desde que te conocí mi letra preferida -una de ellas, si me permitís- es la tuya. Esa que curiosamente te olvidás cada vez que podés, porque sabés que no dice nada, letra al fin. Entonces yo la recogí un día, la primera vez que me dijiste tu nombre, y la hice mía. Y sabés algo? No sólo la letra salta, vuela y juega en su orgullo de saberse reconocida, sino que tiene sonido. Sí, sí, tu letra, la mía, entre mis manos. Yo la pronuncio cada día mientras te miro, mientras te pienso, mientras te escucho. Y perdoname: pero desde ese primer día en que recogí tu letra y la hice mía, tu nombre tiene un caracter menos, que no pienso devolverte.

12 de abril de 2009

Personajes múltiples, Flavia Ricci

Déjenme. Déjenme volar de texto en texto, saltar de género en género pasando de la ciencia ficción a la épica, de la crónica al reportaje. Déjenme, déjenme libre con mis letras y las fantasías. De lo que piensan cuando leen y de lo que yo verdaderamente quiero escribir. Piénsenme con historias e historietas que los exceden, porque yo misma los cuento como uno más de mis personajes hermosos pero múltiples. Son muchos, cientos, no uno, no vos. ¿Cómo ibas a ser sólo vos? ¿Por qué?Suéltenme, déjenme volar y decir lo que quiero aunque no sean ustedes los destinatarios. Yo sonrío y cuento. A veces con palabras, otras con los dedos. Déjenme. Si por cualquier circunstancia me enamoro de alguno de ustedes, prometo avisar, prometo avisar ...

10 de abril de 2009

Arena y espuma (II), Khalil Gibrán

Apenas ayer me sentía una partícula
Oscilando sin ritmo en la espera de la vida.
Ahora sé que soy la espera, y toda
La vida palpita en rítmicos fragmentos
En mi interior.
Me dicen, en su vigilia:
"Tú y el mundo en que vives no sois
Más que un grano de arena en la
Infinita playa de un mar infinito".
Y yo les digo, en mi sueño: "Soy
El mar infinito, y todas las palabras
No son más que granos de arena
En mi playa".
Sólo una vez me quedé sin palabras.
Fue cuando un hombre me preguntó:
"¿Quién eres?"

Arena y espuma, Khalil Gibrán

Hay un espacio entre la imaginación y los logros del hombre que sólo puede atravesar
su ansiedad.
El paraíso está ahí, detrás de esa puerta, en la habitación contigua; pero he perdido la llave.
O acaso únicamente la haya extraviado.
Tú eres ciego, y yo soy sordomudo, así que, toquémonos las- manos, y comprendámonos.
La importancia del hombre no reside en lo que logra, sino en lo que ansía lograr.
Algunos hombres somos como tinta, y otros somos como papel.
Y si no fuera por la negrura de unos, algunos seríamos mudos.
Y si no fuera por la blancura de unos, otros seríamos ciegos.
Dadme un oído y os daré una voz.
Nuestra mente es una esponja; nuestro corazón un río. ¿No es extraño que a la mayoría
nos guste más succionar que correr?

El Jardín del Profeta, Khalil Gibrán

Y ¿en verdad me he alejado de vosotros? ¿No sabéis que no hay más distancia que la que el alma no abarca con la imaginación? Y que cuando el alma recorre esa distancia se transforma en ritmo del alma.
El espacio que hay entre vosotros y vuestro vecino más indiferente es sin duda mayor -que el que hay entre vosotros y vuestro ser más querido, que mora más allá de las siete tierras y los siete mares.
Porque en el recuerdo no hay distancias; y sólo en el olvido hay un abismo que ni vuestra voz ni vuestra mirada pueden atravesar.
Entre las playas de los océanos y la cima de la más alta montaña hay un camino secreto que necesitáis recorrer, si queréis ser uno con los hijos de la tierra.
Y entre vuestro conocimiento y vuestra comprensión hay una senda secreta que tenéis que descubrir, si queréis ser uno con el hombre y, por ende, con vuestro propio ego.
Entre vuestra mano derecha, que da, y vuestra mano izquierda, que recibe, hay un gran espacio. Sólo haciendo que una y otra mano dé y reciba a la vez, podréis anular la distancia que las separa, pues sólo sabiendo que no tenéis nada que dar, y que no tenéis nada que recibir, podréis anular el vacío.
En verdad, la más vasta distancia es la que existe entre vuestra visión en sueños, vuestra vigilia; y la que existe entre lo que sólo es un acto, y lo que es un deseo.

Después de todo, Flavia Ricci



La paz
Más allá de todo
Más allá de todos
La paz
Ha llegado
Miro hacia el cielo
mientras caen los últimos signos del sol sobre mí
una aceituna
dos trozos de fontina
un libro que prentendo leer y disfrutar
varias hojas para dibujar
giro mi cabeza, miro verde
me sirvo un poco de cerveza roja
La paz
Nada puede quitármela
Nadie puede destrozarla
La paz
Llegó para quedarse
Es una pena
que no puedas saber de lo que hablo

8 de abril de 2009

Miradas de palabras, Flavia Ricci

Sigo con la vista tu presencia.
Miro detenidamente lo que hacés
Como hipnotizada, puedo estar horas pensando
en tus movimientos
Miro una y otra vez tus cosas
miro tu cara, tus ojos
e intento traducir qué pensás
sé que tu idioma y el mío no son el mismo
sé que te perdés en un mar de palabras
para no decir nada
Entonces, simplemente te miro
¿qué más podría hacer?
no puedo decir nada, no vale la pena
con mirarte me lleno el alma
a sabiendas de que es lo máximo que puedo acercarme
desde mis ojos a los tuyos
y tal vez, con alguna palabra.

7 de abril de 2009

La grieta, Flavia Ricci

No, todo aquello me parece ajeno.
Jamás, aquel momento me parece imposible.
No lo diría, tengo la boca cerrada.
No despego mis brazos, están amordazados.
No, no te muevas, no lo digas, no me toques.
Viajo, cafés, muchos, de por medio.
Libros que abro, cierro y pienso.
Lapiceras que gastan su tinta, yo miro el trazo, no escribo nada.
No, no te acerques, no soy yo ésta.
No, no sé en dónde estoy, lejos.
Dejame en esta burbuja, en donde vos no estás.
Resguardada de las palabras más hirientes.
De los mensajes tan cortantes.
De las idas y las vueltas.
Dejame acá, en mi burbuja donde todo funciona.
Ahora que parece que funciona.

Eternidades, Juan Ramón Jiménez

" ¡Intelijencia (sic), dame
el nombre exacto de las cosas!
... Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo
y suyo, y mío, de las cosas! "

5 de abril de 2009

Palabras más o menos, Flavia Ricci

Juego con las palabras, las escribo, las miro, las volteo, vuelvo a escribirlas. Las mezclo, las mareo, las conjugo, juego. A veces las retuerzo, disconforme porque no pueden abarcar tanto como lo que siento. Triste porque no nombran lo que quiero. Y si no nombran, al decir de Lacan, es que no existe. Pero yo quiero que exista eso, así que busco la forma. Les extraigo lo que quiero con paciencia. Reflexiono. Y al fin, algo, aunque sea algo, queda. De izquierda a derecha, de arriba a abajo, para que se lea.

La voz a ti debida, Pedro Salinas

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ése que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

Dos plazas, Flavia Ricci

Desde hace un tiempo los casi dos metros de ancho de mi cama son eso, casi dos metros. Cuando me levanto miro hacia un lado y veo la pared, miro hacia el otro y mi propia mirada recorre una distancia que parece tan grande como la última vez que te abracé, hasta llegar a la punta. A veces mi mirada se interrumpe con alguien, pero no sos vos. A veces cierro los ojos, te pienso y me levanto a por el café recién hecho. Como siempre, hago dos tazas y suelo ponerle crema. Miro por la ventana, este otoño emergente. Y miro el sinfín de mantas y edredones que esperan que comience el frío para salir del armario después de un año de letargo. Vuelvo a mi habitación y miro nuevamente la cama. Dos plazas, porque dentro de mí siempre seremos vos y yo.

Menúes, Flavia Ricci

Le gustaba comer afuera. Por escuchar otras personas y por extraviarse del mundo. Desde hacía años se debatía entre menú fijo y a la carta. Con el tiempo, cuando fue conociendo más de la vida, eligió cada vez menos el menú fijo y cada vez más el menú a la carta. Pero cuando lo conoció a él fue ese día en que, cansada de los menúes, escogió meterse en la cocina. Fuerte y claro pidió un gazpacho y hasta se atrevió a prepararlo. De postre sambayón. Y antes de terminar de decir el postre, él se había adelantado con la orden. Desde ese día jamás se han separado.

4 de abril de 2009

I/V, Flavia Ricci

Todo con pasión. Las idas, los regresos. Los viajes, las estadías. Los abrazos, furiosos y necesarios. Las miradas, que desnudan con sólo abrir los ojos. Todo con pasión, tu mano, que cojo como si fuera mi tesoro. Caminar contigo, lo mejor porque vamos por donde queremos ir. Todo con pasión, las noches contigo y las mañanas que amo porque significan un día más el uno con el otro. Todo con pasión, los desayunos con café recién molido y sonrisas recién nacidas. Este amor, este amor por vos que me lleva a donde sea con tal de estar contigo. Este amor, que me hace ser tan feliz. Esto, todo esto que no puedo encerrar entre mis manos, que se me va y a la vez se queda conmigo todo el tiempo. Vos, tan único, mi único, mi príncipe, mi compañero. Vos, con quien sueño, despierto, escribo y vivo. Mi hombre, mi amor, todo lo mejor. Todo con pasión, vos, nuestros abrazos, las despedidas, los llantos y los "te amo". Vos, al que elegí de entre todos. Mi león, mi ángel, mi amor. De las idas y vueltas, me quedo con las vueltas. Siempre.

El paso, Flavia Ricci

No cambia en nada que te lo diga, pero te quiero. Te quiero desde la primera vez que te vi y toda la gente a nuestro alrededor desapareció. Te quiero desde que me di cuenta que no me importaba quedar cursi. Desde que me di cuenta que me ponía nerviosa con sólo saber que iba a verte para tomar un café.

Pero creo que, de todas las veces que vos me dijiste que me querías, no era que necesitara escucharlo, sino que necesitaba creerlo. Y sí, pienso en vos a cada momento, si hasta pensaba en vos cuando estábamos juntos, cómo no hacerlo ahora. Y sí, lo sé, lo sé ... "nunca es siempre todavía". Pero me he quedado muda, pensando, si vas a dar el primer paso. Ambicioso paso, mientras yo espero verte pasar por mi puerta.

30 de marzo de 2009

EX-perto, Flavia Ricci

El ex-perto llegó a casa y se metió en la cama de ella. El ex-perto sabía qué hacer. El ex-perto llevaba un poco mal los 30 y pocos que tenía, el ex-perto recordaba las debilidades de ella. El ex-perto tenía buena memoria. El ex-perto la transportaba lejos en pocos segundos. Pero en un momento tuvo que dejar a su ex-perto para pensar en un experto, porque desde luego ella no era la que su ex-perto había ido a buscar.

Acuerdo para perderme en tus ojos, Flavia Ricci

Te propongo enviarme una lista de cuestiones que jamás me has dicho, pero necesitas.
Te propongo atreverte a vivir tranquilo y en paz contigo mismo.
Te propongo palabras y miradas sinceras.
Te propongo confesiones que nos dejen desnudos por dentro.
Te propongo todas mis noches y mís días para quedarnos desnudos por fuera.
Te propongo cogerme de la mano sin arrepentirte, aunque a veces temblemos.
Te propongo mirarnos en la mañana el uno al otro y decirnos que, una vez más, eso es la felicidad.
Te propongo múltiples cafés, tés y pelis de trasnoche en casa o cuando tú quieras.
Te propongo verte y mirarte cada día sin intermediarios.
Te propongo rauxa i seny.
Te propongo dejar de correr si no has aprendido a caminar, para no volver a tropezar.
Te propongo volver el día a día novedoso, para volver a apostar por nosotros dos.
Te propongo las llaves de todo y los candados de nada.
Te propongo que si eliges elegirme no sea por experimentar si podrás.
Te propongo paz, tranquilidad, tomarnos nuestros tiempos.
Te propongo todos mis libros y mi música y todos los tuyos con tu música.
Te propongo seguir deseando algo aunque lo hayas conquistado.
Muchas ensaladas con aceite de oliva y muchos helados de sambayón
Muchas cervezas que generan risas y muchos vinos negros
Velas y sahumerios.
Lo que no puedo proponerte es el sitio, porque no lo sé.
Temo que llegues para irte, temo llegar para volver a marcharme.
Temo el encuentro tanto como lo deseo.
Temo pasarme de dura, temo pasarme de cursi.
De todas formas, puedes estar seguro que si algo no temo, es de perderme en tus ojos.

Mi playa, Ely Guerra

Te regalo mi sol, mi luz, mi playa
te comparto mi dicha y mi pesar
te doy las llaves de mi casa y mi confianza
te cocino y te llevo a pasear

Te regalo la sal de mis historias
te comparto mi fuerza y mi debilidad
te muestro el cielo al que también
llamamos gloria
te regalo mi voz, mi libertad (...)

18 de marzo de 2009

Buenos Aires desde afuera, Flavia Ricci

Ahora sí me bajó la ficha. Es que estaba dentro, antes, y desde adentro no veía claro. Ahora sí miro calles, códigos postales y convocatorias y lo veo con ese distanciamiento, con ese extrañamiento que vos sentirías y probablemente sentís cuando te pensás allí en Buenos Aires, donde alguna vez estuviste y estuvimos. Yo, que a veces voy más lento que un Ford T, visto desde dentro pensaba que no era tanta la distancia, que yo seguía allí y no había cambiado nada demasiado. Ahora lo veo claro, me ha dado un vuelco el corazón cuando imagino que alguna vez, los dos, compartimos noches y días intensos en el entonces "nuestro" Buenos Aires. Rescaté parcelas de sitios donde estuviste, donde estuvimos. Me he quedado minutos intentando recordar detalle por detalle tus palabras, gestos, miradas. Y vaya, nene, suelo hasta extrañarte. Porque ahora, ambos podemos mirar desde afuera Buenos Aires. Y entonces, mi niño guapo, vos y yo estamos lado a lado. Y cómo quisiera girarme para abrazarte y perderme en tus ojos. Nene.

10 de marzo de 2009

Ceguera, Flavia Ricci

Dejé de ver, de ver los detalles, de ver los bordes
Dejé de ver otras personas
Dejé de ver tus imperfecciones
Dejé de ver
Dejé de ver lo que me gustaba de vos, me gustaba todo
Dejé de ponerme a la defensiva
Dejé de hablar de vos y de mí, éramos nosotros
Dejé de ser infiel
Dejé de desconfiar
Dejé de pensar en otros
Hasta que
me di cuenta que había dejado de ver
había quedado ciega
Y entonces


Dejé de verte

9 de marzo de 2009

Septiembre, Flavia Ricci

Decís septiembre. Y no sé situar qué septiembre. Septiembre de 2007, de 2008? Tal vez el primero, pero entonces tardaste poco en tomarme confianza. Tal vez 2008, pero entonces ya habíamos discutido por cuestiones profesionales varias veces y ambos nos encerrábamos en nuestros monitores sin mirar al otro. Tal vez mientras te hablaba de él, y "él" iba cobrando forma hasta que creo que una vez te lo presenté incluso. Y ahora que él no está entre vos y yo podemos seguir hablando. Y hasta puedo hablarte de otro "él". Novedosa yo, conflictivo vos, en algo solíamos coincidir. En medio de las pastas de los días de semana y las historias e historietas que te contaba solíamos reír antes de las reuniones. Por ese entonces me viste comenzar a quedar ciega, ciega de amor. De amor por él.

Escriba, Flavia Ricci

A veces, pocas, cuando la vida me pasaba por encima simplemente me quedaba mirando, muda. Por más esfuerzos que hiciera no me salía palabra. Muchas veces, colgada de un recuerdo o de un sueño podía quedarme todo el tiempo del mundo. Después llegaba a mi computadora y necesitaba escribir. Muchas veces, el silencio me gana. Entonces crece en mí una avalancha de pensamientos, rostros y actos. Y escribo.

7 de marzo de 2009

Los dientes de mi sonrisa, Flavia Ricci

Él me envió un mail donde ponía:

Tengo una pregunta que quiero hacerte desde que te conocí.
No desde el primer día que te ví, por que no te tenía confianza, más bien de septiembre en adelante.
Cuando te fuiste para el sur se me había olvidado, pero ahora que veo algunas fotos tuyas en el facebook me volvió la duda:
Flavia Ricci, cuántos dientes tenés ...?
En esa trompa hay más de 32, sin ninguna duda. Sobre todo en el frente o te ponés dientes adicionales para sonreír en las fotos… seguro…


Yo le respondí enseguida:

Tal como el pesto tiene sus secretos ... mi dentadura tb. Mi sonrisa va creciendo conforme colecciono años, de manera tal que voy contra la corriente, con eso de que con la edad vienen más arrugas y menos sonrisas. Yo me agrego un diente por año a modo de recuerdo conmemorativo. Así, en 2008 le pedí al Ratón Pérez catalán (porque estaba en Barcelona) que me diera un diente para ponerme entre mi colmillo superior derecho y mi primera muela. Este año, crisis por medio, me trajo otro dientito que hace pareja a la izquierda, así que ya no debo reír de lado como todo 2008. Como ves, 2009 trae sonrisas de oreja a oreja y todo, todo, gracias a Pérez y mi receta secreta, que ahora tb sabés vos (ssshhhhh !!!!!).

4 de marzo de 2009

Push here, Flavia Ricci

Él amaba la tecnología push. Ella en cambio la tecnología pull. De la web semántica él no sabía nada, porque no sabía de palabras escritas o dichas. Ella no sabía dibujar, alguna vez le interesó. Entonces, se encontraron en un CMS, y ella le enseñó las ventajas del LCMS. Y así aprendieron ambos. Y hasta comenzaron a incorporar la web 2.0.

Pero luego, él se escapaba de esa plataforma sin aviso ni logout, no había comunicación síncrona ni asíncrona.Entonces ella tocó el código HTML y agregó en las condiciones de uso un opt-out, que él aceptó encantado. A partir de ese momento ella comenzó a detestar las tecnologías push cada vez más. Y cada tanto revisa en todas sus páginas no olvidar poner la opción opt-out ....

3 de marzo de 2009

CJA, Flavia Ricci

Mientras esperábamos todos que comenzara el acto de bienvenida del Jardín en el Auditorio Padre Manyanet del Colegio Jesús Adolescente, miré arriba y abajo y como una especie de flashback se me amontonaron millones de pequeñas y rápidas imágenes de cuando era una niña, de mis 14 años en ese colegio, el mismo que elegí para mi hija desde este año. Al cantar convencida el Himno Nacional, que hacía años no cantaba, en esas estrofas de "sean eternos los laureles, que supimos conseguir" me entraron ganas de llorar, así que miré hacia arriba intentando disimular. Una mezcla de la maestra de música y sus consejos para cantar como se debe el himno, ver al padre Julián que después de años en Argentina conserva su acento español, ver esos niños que son como alguna vez fui yo. Y la historia se repetía a mi lado, pero yo no soy la misma. Sentir que como mi madre eligió para mí el CJA, yo lo hacía con mi hija. Tradición, orgullo, convencimiento, mezclas. Desde aquel entonces, cuando conocía poco y nada de la vida que hoy conozco, pasó mucho tiempo, más de una década que no entraba en ese colegio, intacto, parecido, mío. Ojalá Zoe, el día de mañana sonrías como yo cuando recuerdes tu paso por el CJA.

Mamá

1 de marzo de 2009

Mi muerte según Zoe, Flavia Ricci

- Mamá, yo no quiero que te mueras

- Pero todos nacemos y morimos. Además para que me muera falta mucho todavía.

- Sí, pero yo quiero que siempre estés conmigo.

- Es que siempre voy a estar con vos. Cuando me muera voy a esperar y cuando vos te mueras vamos a encontrarnos en un lugar como éste. Pero tenés que acordarte de mi cara eh?!

- Sí, pero no vamos a poder vernos más

- ¿Por qué?

- Porque cuando la gente se muere se le cierran los ojos. Así que no voy a poder buscarte.

22 de febrero de 2009

Café, Flavia Ricci

Sabía que te gustaría. O era mi gran apuesta para que la noche, con aquel corolario, terminara mejor aun de lo que comenzó cuando te conocí. Puse los dos pocillos colombianos en una bandeja de madera del Tigre, te pregunté si le ponías azúcar y casi te obligué a probarlo sin ella, porque así no se desvirtuaba el sabor. Tiempo después me agradeciste el imperativo. Lo serví en la cocina, acerqué la bandeja al living donde ambos estábamos sentados a la expectativa y vos bebiste un poco de ese café. Te demoraste degustándolo, mirando el pocillo. Yo no podía despegar mis ojos de toda tu cara. Y cuando volviste a dejarla despojada de pocillos y demás obstáculos sentía unas ganas terribles de besarte, de abrazarte, de dejar pocillos y café para mañana. Pero me quedé en mi sitio y vos me dijiste que era el café más rico que jamás hubieras probado. Y yo sonreí. Y vos también.
Al día siguiente, preparé el desayuno para ambos y di por sentado que beberías café. Vos me dijiste que "cómo no" una vez que viste sobre la mesa todo desplegado. Y yo me sentí la mujer más feliz sobre la tierra. El café, ese café, era el mismo. Y se convertiría en nuestro café de cada día. Pero vos, vos en tu esencia, ya no eras el mismo que la noche anterior. Sobre todo, porque aunque tenías la misma ropa, ahora yo estaba perdidamente enamorada de vos, café mediante.

14 de febrero de 2009

Mujer buzo, Flavia Ricci

A estas alturas, mis reflexiones llegan hasta decirte que hace mucho calor para ponerse buzo en Buenos Aires, que no sé con qué reemplazarlo y que ahora entiendo por qué en Europa hacía nudismo y aquí en Argentina no puedo.

12 de febrero de 2009

Velocidad luz, Flavia Ricci

Todo deprisa
Conocerte
Encontrarte
Encontrarnos
Mis nervios
Tus palabras
Mis titubeos
Tu paciencia
Mi mano hacia las tuyas
Vos absorbiendo el aire que respiré
Un horizonte nuestro
Proyectos, todos y más
Sonrisas
Pudores
Abrazos
No te vayas
No te vayas
No te vayas
Debo irme, lo siento
Yo en cambio, ahora, ya no siento nada

Me Río de la Plata, Flavia Ricci

Aquello que me parecía enorme, ahora es pequeño (esos edificios)
Aquello que me parecía lejano, ahora está cerca (esas personas)
Aquello que me parecía a mi lado, ahora no está (ese amor por vos)
Aquello que no valoraba, ahora disfruto
Y ya no pienso en nada de ahora hacia atrás
Una pluma mágica lo ha borrado todo y por primera vez he cambiado de ciudad sin mochilas a cuestas
Olvidar es también saber tener buena memoria
Y he quitado espacio en mi memoria RAM para poder procesar mejor las cosas que verdaderamente valen la pena
Un libro
Un mail
Una sonrisa
Una palabra sincera
Una comida al aire libre en casa
Arrodillarme para ver las hormigas y el cesped crecer y crecer
Mirar la panza de Lola cuando duerme en el jardín patas arriba
Dormirme en mi hamaca brasilera con el sol apenas en mi cara
Sentir el aroma de tu shampoo en mi almohada e imaginarme que dormimos juntos anoche
Volver a sentir
A sentirme aquí y ahora
Donde todo, absolutamente todo, puede volver a escribirse

9 de febrero de 2009

Si ella lo dice, Flavia Ricci

Los dos se cruzaron en momentos insospechados, buscándose sin reconocerlo. Se mezclaron los acentos y las formas de decir, las bebidas, las comidas y costumbres. Se borraron las fronteras y los pasaportes. Se unieron las manos en una que avanzaba firme. Poco a poco fueron dejando a un lado el vos y yo para ser los dos. Y poco a poco los dos dio paso a nosotros. En ese nosotros se reconocían compinches para reír, bailar, comer, beber y dormir. Ella conocía sus detalles más allá de lo que él se atrevía a mostarle. Y le mostraba aun las cosas que él se esmeraba en esconderle por temor a pasar del nosotros al los dos y de ahí al vos y yo. Pero luego vinieron los dichos y las interpretaciones, los significados y significantes. Ella quería, pero él no daba señales. Él no se atrevía a decir, y ella no quería jugar.

Entonces, hicieron lo peor que pueden hacer dos personas: actuar de acuerdo a lo que hace el otro. Y se dejaron llevar. Un día ella lo reconoció por la calle. Habían pasado años y él peinaba algunas canas. Su pelo seguía intacto, por lo demás. Tan copioso como aquel al que a ella le gustaba ratrillar desde la nuca hasta el comienzo de las sienes. Esa noche se quedó pensando en su destino ...

3 de febrero de 2009

Países Bajos, Federico Jeanmaire


Decidí armarme de valor y callarme al menos por un rato.
Y mi silencio te hizo bien.
O quizás mal, no sé.
Lo que en realidad quiero decir es que mi absoluto mutismo te permitió relajarte un poco y así coordinar sintácticamente algunas pocas palabras, por ejemplo:

- No me vayas a herir, no lo resistiría.

Así fue como supe o, mejor dicho, así fue como descubrí que no te había ido demasiado bien en la vida con las cuestiones amorosas. Que tenías un miedo gigantesco. Enorme. Un miedo monstruoso. Y que necesitabas con alguna urgencia inventarte alguna barrera que fuera lo bastante sólida como para detener mi tan insoportable verborragia sentimental.
Así creo que fue como descubrí, Ruska tan roja, tan rojísima, que estabas muy sola, demasiado sola en el mundo.

31 de enero de 2009

Buenas costumbres, Flavia Ricci

Así luzco
Cada tarde
leer un trocito de un libro
piernas estiradas
en la hamaca
que me traje de Brasil




27 de enero de 2009

Música, Flavia Ricci

Siempre lo he dicho, para los cumpleaños prefiero regalar algo impersonal como la ropa que meterme en la misma piel o, peor aun, en la cabeza del cumpleañero y regalarle un libro o música. Una vez lo intenté y no creo que haya sido ese el motivo por el que mi ex-ex-ex-ex (etc.) y yo rompimos. La ropa, algo que indudablemente va más por el gusto de lo que nosotros queremos que él luzca que por lo que él luciría. Porque la pregunta que nos hacemos es "¿qué tal le quedaría esto?". Con la música o los libros la pregunta es la opuesta, ya no se trata de obsequiarle algo que nosotros queremos que escuche o que lea, sino de intentar meternos en la cabeza del destinatario para saber si cuando reciba ese libro o ese CD (¿aún la gente compra CD?) no va a mirarnos con una mezcla de resignación y rabia contenida.
Él por ejemplo, aquella noche en que se apareció en mi casa en medio del festejo de mi cumpleaños, apareció además invitado por uno de mis amigos con un CD como ofrenda por estar allí. Amante de la música como soy abrí deprisa el obsequio y mi sonrisa fue cediendo a la sorpresa para luego quedar estupefacta al ver que era un CD de La Oreja de Van Gogh. Fue imposible volver atrás para fingir mi primera sonrisa. "Si quieres lo puedes cambiar, me dijo como pidiéndome disculpas. Y yo pensé que averiguaría cuándo era su cumpleaños tan sólo para regalarle el libro de las recetas típicas de Senegal, a ver qué careto ponía. Claro que cambié el CD al día siguiente, no tenía tampoco ningún novio al que le gustara ese grupete, como para simular un regalo y olvidarme del asunto.
Al año siguiente, ya amigos y creo que nada más entre medio, apareció nuevamente en mi fiesta de cumpleaños. Esta vez parece que se había asesorado muy bien: traía un CD de música brasilera no-comercial en su mano. Comenzábamos a entendernos.

26 de enero de 2009

Cosecharás tu siembra, Flavia Ricci



Llega un momento en la vida de una madre en la que podemos darnos el lujo de mirar algunos centímetros hacia abajo con una sonrisa de oreja a oreja por alguna ocurrencia de nuestros niños. Yo que deposito en Zoe todas mis expectativas, logros y alegrías e intento quitarle la mochila de alguna que otra frustración o desdicha personal (mía), me he sorprendido para bien una vez más. Hace unos días fuimos las dos a una biblioteca de Tres Arroyos, yo le enseñé dónde estaba la sala de lectura infantil y le dije que podía leer los libros que quisiera (es un decir porque aun no sabe leer). Días después regresamos a esa biblioteca y ella misma me pidió sacar un libro de literatura infantil para llevárselo a casa y que pudiera leérselo, como cada noche hago con alguno de los libros que tiene en casa. La miré y pensé qué bueno que haya heredado el amor por los libros y la lectura, no seré la primera ni la última persona en afirmar que quien lee más, vive más. Porque vive varias vidas, porque puede jugar con el lenguaje, porque da vuelta arriba y abajo las palabras, porque se ríe de las h mudas, de las y o los acentos. Porque se expresa mejor y procura que lo entiendan mejor también. Miré la sala de lectura que tenía una calcomanía de Fundación Leer y recordé mis pasos como Directora de Comunicaciones allí a poco de llegar de España a Buenos Aires. Por aquí habían andado ellos ... y salimos Zoe y yo con varios libros bajo el brazo, cómo no.

22 de enero de 2009

La medida de un hombre, Joan Vinyoli


Bien pensado, los días
de juventud valen mucho
para no darles un alto precio.

Si fueron ricos en fuego y en acción y disponibles
para todo (...)
Si fuiste
fracaso, anhelo, soledad y reserva
de la chispa que enciende bosques
y no sólo
proyecto avaro de ganancias
de hipócrita dominio,
sobre todo si fuiste
puro en lo puro
diré que has dado
la medida de un hombre.

16 de enero de 2009

Javier Cercas genial, Flavia Ricci


Cercas 1:

Por mucho que uno se contradiga y trate por todos los medios a su alcance de emanciparse del tedio insoportable de ser uno mismo y llegar a ser otra persona, a última hora uno no tiene más remedio que conformarse con ser quien es, con sus obsesiones, sus vicios, sus manías e incluso sus virtudes, que a menudo son también sus defectos. De modo que ser coherente no constituye una virtud, sino un designio de la genética: después de todo, por mucho que se viaje y se escriba y por muchos bandazos que se den, al final siempre se acaba en manos de esa bestia omnívora e insoslayable que es el YO.

Cercas 2:

No hay escritor, ni siquiera el que sólo escribe para los periódicos, al que no le anime una dosis más o menos controlada o tolerable de presunción, pues de lo contrario no viviría instalado en la quimera de que lo que escribe tiene algún interés para alguien y en consecuencia merece ser publicado.

Cercas 3:

Todo escritor que no acepte ser un mero escribano contrae un apasionado compromiso con el lenguaje, pero al contraerlo contrae también, lo sepa o no -y más le vale saberlo-, un apasionado compromiso con la realidad, porque, como no ignora ningún escritor con alguna conciencia de su oficio, la escritura de una frase, por banal o anodina que parezca, entraña la toma de unas decisiones que no son únicamente lingüísticas, y porque, si es verdad que el lenguaje de algún modo crea el mundo, el escritor es, ya no dueño del lenguaje, sí por lo menos su usufructuario privilegiado, y por ello tiene el deber de mantenerlo tenso y exacto y ávido de verdad y de significación.

Buenos Aires, Flavia Ricci

11 de enero de 2009

Un nuevo manuscrito, Franz Kafka

Nos toca a nosotros, a los artesanos y comerciantes, salvar a nuestro país, pero no estamos a la altura de esta tarea, ni afirmamos nunca que podíamos hacerla. Se trata de algún malentendido, y ese malentendido será nuestra ruina.

10 de enero de 2009

Las cosas, Georges Perec

Y, sin embargo, se engañaban; se estaban perdiendo. Empezaban, ya, a sentirse arrastrados a lo largo de un camino del que no conocían ni las vueltas ni el destino. A veces les entraba miedo. Pero, con frecuencia, sólo estaban impacientes: se sentían preparados; estaban disponibles: esperaban vivir, esperaban el dinero.

9 de enero de 2009

De verdad, Flavia Ricci


Y de pronto la vio. Ya no la imagen que él guardaba de ella y que por una extraña filosofía suya no se atrevía a desmentir. La vio de verdad. Allí estaba ella, unos años después y por lo visto había sobrevivido. De verdad. Mejor dicho, que lo llevaba muy bien a aquello de estar sin él (¿estaría con alguien más? ¿Por qué con el "más"? ¿Estaría con alguien?).
Pues allí estaba, bailando entre sus amigos, riendo con esa media sonrisa que dejaba ver sus dientes blancos como marfil, mirando hacia los lados pero aun sin haberle visto a él, que se quedó de piedra porque
no esperaba encontrarla más que en los recuerdos
o en las cosas que decían de ella otros,
muchas, muchísimas veces provocados a hablar
de ella
por comentarios de él mismo.
La vio de verdad. Y se dio cuenta que aquella cercanía que había hecho que todos los muros se derrumbaran entre ellos ya no existía. La intimidad se había ido, ya no digamos la confianza. Entonces, ella construyó un muro enorme y comenzó aquel extrañamiento, aquel pasar de ser nosotros a ser él y yo hasta llegar a ser un simplemento yo (el otro no importaba).
Trató con la mente de recordar lo que había sentido la primera vez que la vio cara a cara. O la primera vez que se besaron. O la primera vez que pasaron una noche infinita juntos. Infinita porque acababa de comenzar, pero sobre todo porque la había encontrado a ella (por fin). Recordó aquello que dijo Borges en una conferencia en París, que era imposible recordar nuestra juventud de verdad, que sólo recordábamos nuestro último recuerdo sobre aquello que queríamos recordar. Y que eso le provocaba tristeza.
A él también le entró una tristeza enorme. Por eso pasó de lo dicho por Borges, que al fin de cuentas poco y nada sabía de sus sentimientos y además estaba bien tieso ya, y se concentró en sentir, nuevamente, lo que había sentido aquella primera noche.


Pero fue ella quien, mientras él estaba concentrado con los ojos cerrados en medio del bar (ceño fruncido ,mentón hacia arriba como buscando inspiración divina) vino y lo abrazó profundamente. Y ese abrazo le caló tan hondo que no supo si abrir los ojos para verla de verdad y, sobre todo, si lo que sentía era de verdad. Y ya no una búsqueda, una de sus tantas búsquedas, de encontrarse con el amor cara a cara y afrontarlo contra viento y marea.
Pero abrió los ojos. Y era ella de verdad. Más verdadera que nunca. Y le cogió de la mano. Y caminaron simplemente mirándose. Y no tuvo que concentrarse más para volver a sentir aquello que sintió cuando la vio por primera vez cara a cara. Borges no entendía nada. Claro que podemos recordar de verdad. Aprendió a recordar, a re-acordar y, por fin, a re-acomodar.

8 de enero de 2009

Escribir, Marguerite Duras

Un escritor es algo extraño. Es una contradiccion y tambien un sinsentido. Escribir tambien es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa,con frecuencia,escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine,lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido,es la noche, es cerrado,eso es. El libro avanza, crece,avanza en las direcciones que creíamos haber explorado,avanza hacia su propio destino y el de su autor,anonadado por su publicación: su separación,la separación del libro soñado,como el título del hijo,siempre el más amado.