3 de febrero de 2009
Países Bajos, Federico Jeanmaire
Decidí armarme de valor y callarme al menos por un rato.
Y mi silencio te hizo bien.
O quizás mal, no sé.
Lo que en realidad quiero decir es que mi absoluto mutismo te permitió relajarte un poco y así coordinar sintácticamente algunas pocas palabras, por ejemplo:
- No me vayas a herir, no lo resistiría.
Así fue como supe o, mejor dicho, así fue como descubrí que no te había ido demasiado bien en la vida con las cuestiones amorosas. Que tenías un miedo gigantesco. Enorme. Un miedo monstruoso. Y que necesitabas con alguna urgencia inventarte alguna barrera que fuera lo bastante sólida como para detener mi tan insoportable verborragia sentimental.
Así creo que fue como descubrí, Ruska tan roja, tan rojísima, que estabas muy sola, demasiado sola en el mundo.
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