28 de agosto de 2008

Cuerpo y sentimiento, Flavia Ricci

A veces cuando te miraba, podía verme. P A S I Ó N. Verme porque confiaba en que lo que mostraban tus ojos eran verdadero. Vos, de pocas palabras, ojos medio caídos, como si continuaran buscando paz, ojos buscones, ojos profundos. Yo, que me llenaba la boca hablando de mi felicidad, ante todo aquel que quisiera escucharme, que caminaba pensando en lo afortunada que era, que me despertaba pensando en verte, aunque te veía en todo lo que hacía. Muchas palabras, excesivas palabras, pero ninguna lograba abarcar lo que sentía. A M O R ¿Alguna vez me dijiste un halago? Con tu mirada que todo lo abarcaba me seguías dondequiera que fuese. Y era a través de esos ojos que yo no me perdía. Perfecta comunión. Creo que fue por vos que terminé de convencerme que mirar a los ojos merecía el esfuerzo. Y que no había nada a mi alrededor capaz de dispersarme. Creo que fue gracias a vos que descubrí que podía sentir tantas cosas a tu lado que todos los demás sobraban. Jamás hubiese roto esa intimidad, por primera vez en mi vida pude decirlo sin mentir. N O R E C U E R D O. ¿Me recordás qué cosas me hacían sonrojar? ¿Si prefería palta o rúcula? ¿Si salíamos o nos quedábamos mirando TV? ¿Qué música compartimos, cual no? ¿A qué cosas te dije "jamás"? ¿A cuales "con vos todo eso y más"? ¿Cuántas veces te decepcioné? ¿Me contás cómo fue tu sensación cuando nos conocimos? ¿Qué llevabas encima? He olvidado no sólo cómo son tus manos, tu color de ojos, tu piel, sino cómo era yo con vos, qué sentía, cómo me sentía. A veces, entre los perfumes intento buscarme, pero no lo consigo. Soy ésta, ésta que está ahora con quien está. Soy ésta, la que no recuerda ni remotamente todo aquello. La que mira indiferente los sitios y los hechos. Soy ésta, con un corazón de estreno y remixado modelo 2008. Sin historias, ni novelas, ni comics. Pero yo quiero ser arqueóloga, quiero tener historias, y novelas, y comics. Quiero poder hacer la vista atrás y sentir ese sentimiento, porque era mío, mío, mío. Y en algún momento se fue. Persiguiendo quién sabe qué. Y a cambio tengo mi corazón de estreno, nuevito y 2008. Y es que ha de ser que el cuerpo va más rápido que los sentimientos. Y ha de ser que como siempre me lo pasé huyendo de persona en persona y de lugar en lugar, cuando me despedía del cuerpo el sentimiento aun no había llegado. Y yo que creí que jamás me alcanzaría un sentimiento, ahora que decidí quedarme, permanecer, me doy cuenta que mucho tiempo después del cuerpo, un día llegó a mi casa el sentimiento. Venía cansado, agobiado, agotado, de un viaje en el tiempo que le llevó más de lo pensado. Tocó mi puerta, no era necesario. Yo sabía que tarde o temprano aparecería. Se sentó a mi lado, lo miré a los ojos. Me puse ambas manos sobre mis ojos y profundamente lloré.

Conté con los dedos ..., Irene Gruss

Conté con los dedos de mi mano
las veces que tuve, no las que amé.
Las yemas de los dedos
se quedaron mirándome, las líneas
de la mano rieron (¿amé
lo que tuve? ¿Quise decir
quiero un poco
de esto o de aquello,
gané, perdí semejante
generosidad?).
Ahora que me aferro
a lo que tengo _como a un poco
de nada_,
veo líneas que una burla desecha,
y lenta, tiernamente abro
el puño, dejo caer
la arena, vuelvo a tomarla.

Lección de Zoe, Flavia Ricci

(Tarde de lluvia regresando del Jardín de Infantes hacia casa):

- Uy, ¿viste esa luz? Eso es un rayo, ahora viene un trueno. El rayo es la luz, el trueno el sonido.
- ...
- ¿Sabés por qué vemos primero el rayo? Porque la luz es más rápida que el sonido.
- Ahhhh ... a mí me da miedo el trueno (Zoe se abraza a mi pierna)
- No tenés que tener miedo, además yo siempre voy a estar con vos (Flavia superwoman) ¿Sabés cómo nacen los rayos y los truenos?
- Claro, lo aprendí en Dicoverykids (AKA Discovery Kids): el trueno se hace con un martillo pegando en el cielo, el rayo también pero con una linterna iluminando Buenos Aires.

Risas por Lomas de Núñez ....

Un poco de Irene Gruss, Flavia Ricci

1.-

Tiene problemas con su lenguaje:
habla y no se le entiende,
escribe y no se le entiende.
Ironiza sobre todo.

2.-

Mi voz dice lo que no quiero decir,
mi voz tiene otro tono,
lo que quiero decir no lo dice, dice otra cosa.
Lo que no digo a veces lo dice mi voz
o el silencio, el mío, lo dice pero
no se entiende.

27 de agosto de 2008

20x5, Flavia Ricci

20 conoció a 32 meses atrás, cuando 27 le insumía parte de "ese" tiempo. Sin embargo, un día 20 se impacientó y comenzó a llamar a 32, que lamentó a partir de ese momento haberle dado su celular. Día y noche, noche y día. Llamadas y sms hasta que 32, molesta, atendía y daba algún falso motivo para no verse. Meses después, en un break con 27, decidió ponerse a prueba con 20: 4, 3, 2, parecía una cuenta regresiva. 32 comenzó nuevamente a poner pretextos, falsos pretextos. Y 20 comenzó, por fin, a darse cuenta. Dejó de llamarla y 32 suspiró aliviada cuando pasaron las semanas y 20 fue sólo una anécdota en su vida. Pensaba en todo esto una noche en que apareció 5, ojos semicerrados y manitas pequeñas, con su oso y almohada en mano, dispuesta a apropiarse de las noches solteras de 32.

Claro, Flavia Ricci

Me quedo en silencio aprendiendo de vos, escuchándote, porque no hay nada en lo que decís que no me interese. Me capturan tus palabras a toda hora. Olivos. Tranquilidad. Una caminata de kilómetros recorriendo Zona Norte: vos me enseñaste tu forma de ver aquellos sitios, yo la mía. Me gusta tu cautela para hablar de mi país, pero también cuán crítico sos. Me gusta todo ese conocimiento que desplegás, producto de tu vida, de tus viajes y experiencias varias y variopintas. Te enseño "mi" Zona Norte, continuamos caminando hasta que llegamos a un bar que parece ser uno de los pocos abiertos a esa hora. Av. del Libertador, altura imprecisa. Hacía frío pero preferimos sentarnos fuera. Entre cervezas negras, maníes y palitos quería escucharte y que no se me cerraran los ojos por nada del mundo. Despuntando el día, ya en casa, me quedé pensando ... cuánta tranquilidad me da tu transparencia. Saber que sos como decís que sos, saber que puedo hablar e ir a cualquier sitio con vos, estar serena porque por hacer algo sé que no sentís que dejás de hacer otras cosas. Me gusta tu sentido de responsabilidad, cada vez que nos ponemos serios y hasta solemnes hablando de hijos y de familia.
El domingo me despierta el teléfono, es pleno día, casi la hora de almorzar. Hacía unas horas solamente que yo dormía. Me levanto ojerosa y con cara de trasnochada. Buenos Aires aun está en silencio, es domingo. Me preparo un café, me ducho, visto y salgo por el diario al kiosco de la vuelta. Disfruto del sol del balcón, de mirar por ahí tanto coche que pasa. Bailo con Si*Se, al rato suena el teléfono nuevamente. Esta vez sos vos, sonrío, te escucho. Claro que quiero volver a verte. Claro que confío en vos. Y no sabés cuánto necesitaba esta paz. Esta paz de saber que sos quien decís ser, que sentís lo que decís sentir, que pensás lo que decís pensar. Con suma transparencia, con sinceridad. Claro que estás invitado a que te muestre mi Buenos Aires y vos mostrármelo con tus ojos extranjeros. Claro que sí. Claro.

Café olímpico, Flavia Ricci


Mientras por pantalla gigante Argentina ganaba el oro futbolístico en los Juegos Olímpicos vos y yo nos remontábamos a todos tus mundos y algunos de los míos. Me dijiste que fui breve y lo había sido, en efecto. Breve porque pensé que no iba a volver a verte, mucho menos a disfrutar tanto de tu compañía. Breve porque había otra persona en mi vida. Breve porque pasaba por mi fase escéptica. 3AM emprendimos una caminata que transcurrió repleta de viajes y sensaciones. Repleta de adolescentes que salían o iban a discotecas. Me invitaste a un café, pero para llevar. Para llevar a donde fuera que íbamos. Conversamos sobre el café, el buen café. Y mientras iba por Cabildo haciendo equilibrio con el café que ardía en mi boca y contrastaba con el frío de la madrugada, sonreíamos. Una adolescente se avalanzó con un cigarrillo en la boca sobre el tuyo en el mismo sitio que humeaba y vos rápidamente giraste la cara. Me gustó tu determinación, el lugar en que la pusiste y en el que me pusiste a mí. Con suma claridad, eso que me hizo tanta falta a veces con otros. Sonreí, me miraste y seguimos. Más discotecas, más adolescentes. Lomas de Núñez y una charla entre ella, vos y yo que se extendió hasta el amanecer en el living. Y después qué importa. Café olímpico y Argentina que había ganado el oro futbolístico ...

26 de agosto de 2008

El Rey de los Alisos (II), Michel Tournier

Tournier, Tournier ... regresa con el tiempo. Ya citado en este blog, aquí otro pasaje de su hermoso libro El Rey de los Alisos, que por estos días devoro con los ojos:

"Cuando Rachel me abandonó, me lo tomé a la ligera. Además, aun considero esta ruptura sin gravedad, e incluso benéfica desde cierto punto de vista, porque estoy convencido de que abre la puerta a grandes cambios, a grandes cosas. Pero hay otro yo, el yo viscoso. Éste, al principio, no entendió la ruptura en lo más mínimo. Lo cierto es que nunca entiende nada de buenas a primeras. Es un yo torpe, rencoroso, humoral, siempre bañado en lágrimas y semen, pesadamente aferrado a sus hábitos, a su pasado. Le hicieron falta semanas para comprender que Rachel no volvería. Ahora lo entiende. Y llora. En el fondo de mí mismo, como una herida, llevo a este ser ingenuo y tierno, un poco sordo, un poco miope, que se deja engañar fácilmente y tarda tanto en reaccionar ante la desgracia".

La Boca, Flavia Ricci




25 de agosto de 2008

Clara, Flavia Ricci

Dijo que sí cuando hubiese tenido que decir no, dijo que no cuando hubiese tenido que decir que sí. Y entre medio de tanta velocidad eligió el silencio. Silencio. Las palabras sin voz, palabras al fin. La catarata de emociones. Emociones al/por fin. La sensación de "no te vayas, quedate", de que todo está por escribirse, del abrazo que hace que nos aturdamos de amor y todo lo demás se pierda, darnos cuenta, en resumidas cuentas, que algo nos pasa con alguien. Y mirar de reojo y querer que sea mutuo. Silencio. Siento en silencio. No digo nada en voz alta ni dejo más que tímidas pistas que tal vez hasta pasen desapercibidas. Sentirme elegida. Sentir que aunque no sepas a ciencia cierta qué me pasa, intentes acercarte. Y aunque no hayas terminado de conocerme quieras empezar a explorarme. Que elijas, que te acerques, tímido tal vez, pero seguro, de a poco tal vez, pero firme en tu propósito. Porque tantas veces tuve que decirte que sí, porque tantas fueron las que queriéndote hacer sentir seguro yo era la que no sabía que elegí el silencio, palabras sin voz. Pensarte, verte aunque no te mire, sentir tu omnipresencia en mi mundo de hoy, de antes. Sentarme a revivir ese momento en que de repente, como una catarata de sentimientos me quedé sin voz, con un nudo en la garganta, con los ojos perdidos y el temor de qué iba a pasar. Desconcertada porque el futuro te incluia, temerosa desde esa noche de perderte, feliz por haberte encontrado, vos bajaste las escaleras, yo te miré de repente y me encontré con tus ojos. Tampoco querías marcharte. Nos sentamos, uno al lado del otro. Mirando el suelo nos dijimos cosas pasajeras y yo pensaba "ojalá no te vayas". Me abrazaste, y todas las palabras se me fueron por la borda, dejé de escuchar, dejé de ver. Regresando en taxi a casa te miré con una mirada cómplice. Qué bueno fue aquello, toda esa energía. Afortunadamente, siempre está todo por escribirse. Silencio.

22 de agosto de 2008

Zapatos de hombre, Flavia Ricci

Repasando minutas de reuniones y punteos varios miré hacia el cielo, de un azul similar a mi bandera y diáfano, como estos días primaverales en este Buenos Aires cada día más bonito. Levanté la vista justo a tiempo para ver cómo él, perfecto traje y zapatos de cuero negro al mejor estilo Microcentro, se deslizaba groseramente hacia un lado y caía sin más. Me fue imposible dejar de sonreír por el desafortunado accidente y pasé a su lado intentando contenerme. De repente algo me dio en la nuca y me di vuelta al instante tocándome con una mano la parte de atrás de la cabeza y con los papeles que traía mezclados por el imprevisto.

- Perdoname
- ¿Me diste con el zapato a propósito?
- Quise tirarlo de bronca y justo te dio, perdoname
- ...
- Perdoname y dejame invitarte a un café ¿podés?


"Perfecto traje y zapatos de cuero negro" se puso de pie inmediatamente y yo me olvidé por un momento del golpe.

Todo por escribirse. Pasan siempre cosas en este Buenos Aires cada vez más bonito e imprevisiblemente seductor.

21 de agosto de 2008

No quiero ser una actriz, Flavia Ricci

Desde hace años actuaba. Pero no en el sentido de fingir (aunque a veces tb lo hacía). Ella actuaba porque todo lo llevaba sin escalas a la acción. Si algo no era realizable, no era. Y si había algo que deseaba entonces lo hacía. Hacer, hacer, hacer, se llenó de acciones y, sumadas acciones con acciones se sumió en un vertiginoso día a día lleno de risas, pasiones y euforias. Un día decidió reflexionar, pero no reflexionar para seguir actuando, sino dejar de ser actriz. Y pensó y pensó sobre dónde estaba y dónde quería estar. Y se dio cuenta que con su anteúltima relación las infidelidades ya no la divertían tanto y con la última relación definitivamente no iba a ser por ese motivo que fracasara el dúo, al menos por su parte. Dejó de actuar para pasar a seleccionar. Dejó de seleccionar para pasar a elegir. Dejó su Ferrari para pasarse a un Ford T que, aunque le fue muy incómodo al principio ahora lo conduce como la mejor (o intenta).
No quiero ser más actriz, no quiero actuar, no quiero ir de acá para allá. Quiero poder pensar, tomarme mi tiempo, reírme de que pase ¿y qué? nadie me apura.


Une liaison pornographique


Une liaison pornographique es una película de las mejores que he visto. Un hombre y una mujer adultos se conocen por un anuncio en el diario, se encuentran para tener sexo y, sin buscarlo, poco a poco se enamoran. Cada vez que la miro me digo "que no me pase, que no me pase" lo que les sucede a ellos: un día cualquiera en el bar en que siempre se encontraban uno de ellos está dispuesto a confesarle al otro lo que en verdad siente, pero el silencio, las pausas y los gestos llevan a ese otro al malentendido de que todo está por terminar. Frente a lo cual decide dar el primer paso y dejarlo él. Al otro no le queda más opción que darle la razón, cuando en realidad iba a decirle todo lo contrario.
Pausas, silencios, malosentendidos, confusiones, nohayvueltatrás. Desde mi Ford T miro el panorama y me gustaría que vos, sí, vos, tiraras la primera piedra fuera de tu corazón coraza y con tal claridad que no me quedara otra que darme por aludida. Porque tantas veces tiré la primera piedra yo que ya no sé decirte las veces que me eligieron y las veces que fueron actores sobre un escenario.
Por eso, espero, ansío, que no me pase lo que a los protagonistas de esta peli. Y ojalá sea con vos que pueda verla. Y decir que a vos y a mí lo más grave que nos ha pasado es darnos cuenta que estamos enamorados el uno del otro.

Ilusión (Marisa Monte con Julieta Venegas)

Esta canción es hermosa y a la vez me genera una sensación de impotencia importante. "Una vez yo tuve una ilusión, y no supe qué hacer" ... ahora que lo sé, espero que la vida me dé otra oportunidad.







Uma vez eu tive uma ilusão
E não soube o que fazer
Não soube o que fazer
Com ela
Não soube o que fazer
E ela se foi
Porque eu a deixei
Por que eu a deixei?
Não sei
Eu só sei que ela se foi

Mi corazón desde entonces
La llora diario
No portão
Por ella no supe que hacer
y se me fue
Porque la deje
¿Por que la deje?
No sé
Solo sé que se me fue

Sei que tudo o que eu queria
Deixei tudo o que eu queria
Porque não me deixei tentar
Vivê-la feliz

É a ilusão de que volte
O que me faça feliz
Faça viver

Por ella no supe que hacer
Y se me fue
Porque la deje
¿Por que la deje?
No sé
Solo sé que se me fue

Sei que tudo o que eu queria
Deixei tudo o que eu queria
Porque não me deixei tentar
Viver-la feliz

Sei que tudo o que eu queria
Deixei tudo o que eu queria
Porque no me dejo
Tratar de ser la feliz

Por que la deje
¿Por que la deje?
No sé
Solo sé que se me fue.

19 de agosto de 2008

La mano y la letra, Flavia Ricci

Frente a tu mano, mi letra. Frente a tu artesanía, mis libros. Frente a tus silencios, mi voz. Miro todos esos cables mientras oscurece, miro las sombras que salen de mis libros, todos esos libros, todas esas voces. La mano acude pronta a hacer, la letra en cambio a reflexionar. La mano acude sin dudarlo a la acción, la letra al pensamiento. Caminando a oscuras re-descubrí que gran parte de tu silencio escondía sabiduría. Caminando descalza por el living a oscuras con sahumerios y en puntas de pie, llegué al ventanal y salí hacia el balcón. Todo este tiempo tu mano y mi letra, pero todo este tiempo también mi mente y la tuya. Tus objetos hablan, yo no sé cómo callarlos, mis letras son torpes, tus manos poderosas. El silencio irrumpe en mis letras, las tiñe, se apropia de ellas. He intentado imaginar tu historia a partir de tus objetos y habilidades. Y una vez más, de nada ha servido mi letra. He intentado meterme en la cabeza ese mundo de gnomos, duendes y tierras lejanas, pero me parece desconocido, inalcanzable e ilegible. He intentado ser práctica y breve, pero las letras me avasallan. He intentado perder el miedo a los 220w, pero sigo siendo la misma ignorante de antes. He intentado muchas veces hacer, cuando sólo me ha salido pensar. He intentado dibujar en perspectiva, aunque no sea la tuya, pero continúan dibujándose garabatos.
En suma, he aprendido (una vez más) a descifar tu mundo de manos y objetos, de historias jamás contadas, de tesoros y fantasías. Me he dado cuenta que he sido una imbécil egoísta. No sé si vos no lo has sido también, pero desde luego que yo lo he sido. He aprendido a buscar palabras, pero sin voz. Y también sin vos, claro, porque aquellas manos ya son manos del pasado.

15 de agosto de 2008

"The Invention of Solitude", Paul Auster

¿Quién no se entera de sus falencias es más feliz que quien lo hace? ¿Es mejor no reflexionar sobre cómo somos y lo que nos pasa, dejarlo estar como si nada? ¿Podemos ser indiferentes a lo que está mal dentro de nosotros cuando sabemos que algo va mal? Esta frase me recordó a algunos hombres que ladran,que se quedan en la superficie cual hombres corcho y de los que me he alejado una y otra vez cuando la vida nos ha cruzado:

“Para un hombre que sólo considera tolerable la vida manteniéndose en la superficie de sí mismo, es natural sentirse satisfecho al ofrecer a los demás sólo su propia superficie.”

7 de agosto de 2008

Vueltas, Flavia Ricci

"y qué? encontraste algo... familiar? a veces es bueno repetir, no?", me dijo en estos días porque surgió el tema de las vueltas. Las vueltas, de atrás, de adelante, también las vueltas con gente que nos resulta familiar, o sólo con esa persona que nos resultaba familiar y ahora es un perfecto desconocido. Hace algo así como un año un hombre de estos que hoy día me resulta familiar pero antes estaba descubriendo, me enseñó que no siempre es malo o aburrido repetir. Las vueltas, me giro, para que me descubras, me giro, para que veas que te estoy viendo y aun más, mirando. Y viéndote estoy siempre, aunque no te mire, porque estás dentro. Dentro mío en este vínculo que construimos y que va más allá de todo, aunque quisiera que viniera más acá, cerca, para poder abrazarte.

Las vueltas:

vueltas que me doy cuando giro mi cara para no ver la realidad,
vueltas de 360 grados que me llevan al mismo sitio, con la misma gente, o no.
Vueltas buscadas,
vueltas deseadas,
vueltas que son regresos,
vueltas que son fracasos,
vueltas que anhelo,
vueltas que evito,
vueltas que me doy,
vueltas que simplemente doy,
vueltas como giros de 180 grados, medio giros para no volver.

En resumidas cuentas, vueltas y vueltas para dejar de dar vueltas y ojalá algún día, volver a establecer ese vínculo tan mío, tan tuyo, tan nuestro que no ha vuelto, que no me atrevo a buscar, por temor a volver sola de entre tanta vuelta.

6 de agosto de 2008

Anhelo, Flavia Ricci

Una espalda y una mano desplazándose por ahí, arriba abajo, abajo arriba. Una mano en contacto con una espalda conocida, familiar, tersa, fibrosa. Una espalda femenina con curvas, vértebras, con experiencia y tranquilidad. Una espalda que espera la noche, una mano que la recorre. Firme, joven, confiada, con fuerza. Una mano más suave que lo que ella recordaba. Y cuánto deseaba volver a sentir esa mano. Una mano masculina, una mano grande, con dedos largos. La noche avanza y ella, casi sin querer hacer ruido, se levanta. Al volver a la cama mira ese rostro que se dibuja a su lado y contra la luz de un nuevo amanecer porteño. Recuerda cuando había otro rostro que se dibujaba a su lado en otros amaneceres porteños que ella suponía infinitos pero fueron tan efímeros como muchos amores hoy día, y antes. Cierra los ojos, se mezclan las caras de todos los amaneceres porteños. Una mano masculina yace tranquila paralela a su cuerpo, toca su pierna de mujer. Y ella sonríe. Nace un nuevo día, con buenos aires, en Buenos Aires.

4 de agosto de 2008

¡Felices 5 años Zoe!, Flavia Ricci



Te miro del año pasado a éste, miro las fotos de cuando naciste, las de cuando llegamos las dos a Buenos Aires y no me creo que sobrepases con tu altura mi cintura, que me hables y pongas cada día en juego algunas de mis nociones sobre la vida. En esta hermosa etapa de tu vida que compartís conmigo comenzamos a desarrollar un lenguaje común, una mirada que todo lo atraviesa y no permite intromisiones. Te veo con ese look tan tuyo, tan desafiante, tan apasionado que me enorgullece estar cada día de mi vida a tu lado. Y me quedo simplemente mirándote, riendo o cantando. Y hacemos karaoke con una cuchara como micrófono, y me sacás a bailar y hacemos un trencito por toda la casa. Y reímos, reímos mucho y me mostrás tus dientitos en forma de pequeños cuadraditos. Y te tomo una mano, la miro y me saltan las lágrimas. Porque esa mano ya tiene fuerzas, porque esa mano aferra las mías, porque te sacás tus guantes cuando yo tengo frío, aunque sepamos las dos que no me entran, porque me traés café imaginario en tus tacitas, porque salimos a caminar, en bici o a remontar tu barrilete.
Cómo ha pasado el tiempo mi Zoe, no me creo que seas toda una niña, hermosa, jovial, que va de frente y tiene el mayor cariño que jamás me dieron. Porque sos mi cachorrita y yo toda una leona por vos. Porque todo lo demás es accesorio cuando estás a mi lado.

Felices 5 años hija mía: Zoe, la llena de vida.

3 de agosto de 2008

After Niceto Club, Flavia Ricci

Niceto Club sábado noche



Mañana de domingo: desayuno para dos con café OMA recién molido ...

1 de agosto de 2008

¿Por qué?, Flavia Ricci

Gracias J por este mensaje inesperado y refrescante que me has enviado ¿Me permite caballero? Decirle que ya me ha encontrado ... Saludos desde los buenos aires que soplan por mi Buenos Aires,

Flavia

--------------------

Hola, un alguito de melancolía me impulsó a escuchar "Dinata, dinata", busque información en la web (buscaba la letra en castellano) y te encontré.. el asuntó es: ¿Por qué yo nunca conozco gente así? Eh? Perché? un airecito fresco circuló por aquí cuando te vi. Besos, espero encontrarte.