28 de agosto de 2008
Cuerpo y sentimiento, Flavia Ricci
A veces cuando te miraba, podía verme. P A S I Ó N. Verme porque confiaba en que lo que mostraban tus ojos eran verdadero. Vos, de pocas palabras, ojos medio caídos, como si continuaran buscando paz, ojos buscones, ojos profundos. Yo, que me llenaba la boca hablando de mi felicidad, ante todo aquel que quisiera escucharme, que caminaba pensando en lo afortunada que era, que me despertaba pensando en verte, aunque te veía en todo lo que hacía. Muchas palabras, excesivas palabras, pero ninguna lograba abarcar lo que sentía. A M O R ¿Alguna vez me dijiste un halago? Con tu mirada que todo lo abarcaba me seguías dondequiera que fuese. Y era a través de esos ojos que yo no me perdía. Perfecta comunión. Creo que fue por vos que terminé de convencerme que mirar a los ojos merecía el esfuerzo. Y que no había nada a mi alrededor capaz de dispersarme. Creo que fue gracias a vos que descubrí que podía sentir tantas cosas a tu lado que todos los demás sobraban. Jamás hubiese roto esa intimidad, por primera vez en mi vida pude decirlo sin mentir. N O R E C U E R D O. ¿Me recordás qué cosas me hacían sonrojar? ¿Si prefería palta o rúcula? ¿Si salíamos o nos quedábamos mirando TV? ¿Qué música compartimos, cual no? ¿A qué cosas te dije "jamás"? ¿A cuales "con vos todo eso y más"? ¿Cuántas veces te decepcioné? ¿Me contás cómo fue tu sensación cuando nos conocimos? ¿Qué llevabas encima? He olvidado no sólo cómo son tus manos, tu color de ojos, tu piel, sino cómo era yo con vos, qué sentía, cómo me sentía. A veces, entre los perfumes intento buscarme, pero no lo consigo. Soy ésta, ésta que está ahora con quien está. Soy ésta, la que no recuerda ni remotamente todo aquello. La que mira indiferente los sitios y los hechos. Soy ésta, con un corazón de estreno y remixado modelo 2008. Sin historias, ni novelas, ni comics. Pero yo quiero ser arqueóloga, quiero tener historias, y novelas, y comics. Quiero poder hacer la vista atrás y sentir ese sentimiento, porque era mío, mío, mío. Y en algún momento se fue. Persiguiendo quién sabe qué. Y a cambio tengo mi corazón de estreno, nuevito y 2008. Y es que ha de ser que el cuerpo va más rápido que los sentimientos. Y ha de ser que como siempre me lo pasé huyendo de persona en persona y de lugar en lugar, cuando me despedía del cuerpo el sentimiento aun no había llegado. Y yo que creí que jamás me alcanzaría un sentimiento, ahora que decidí quedarme, permanecer, me doy cuenta que mucho tiempo después del cuerpo, un día llegó a mi casa el sentimiento. Venía cansado, agobiado, agotado, de un viaje en el tiempo que le llevó más de lo pensado. Tocó mi puerta, no era necesario. Yo sabía que tarde o temprano aparecería. Se sentó a mi lado, lo miré a los ojos. Me puse ambas manos sobre mis ojos y profundamente lloré.
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