27 de agosto de 2008

Café olímpico, Flavia Ricci


Mientras por pantalla gigante Argentina ganaba el oro futbolístico en los Juegos Olímpicos vos y yo nos remontábamos a todos tus mundos y algunos de los míos. Me dijiste que fui breve y lo había sido, en efecto. Breve porque pensé que no iba a volver a verte, mucho menos a disfrutar tanto de tu compañía. Breve porque había otra persona en mi vida. Breve porque pasaba por mi fase escéptica. 3AM emprendimos una caminata que transcurrió repleta de viajes y sensaciones. Repleta de adolescentes que salían o iban a discotecas. Me invitaste a un café, pero para llevar. Para llevar a donde fuera que íbamos. Conversamos sobre el café, el buen café. Y mientras iba por Cabildo haciendo equilibrio con el café que ardía en mi boca y contrastaba con el frío de la madrugada, sonreíamos. Una adolescente se avalanzó con un cigarrillo en la boca sobre el tuyo en el mismo sitio que humeaba y vos rápidamente giraste la cara. Me gustó tu determinación, el lugar en que la pusiste y en el que me pusiste a mí. Con suma claridad, eso que me hizo tanta falta a veces con otros. Sonreí, me miraste y seguimos. Más discotecas, más adolescentes. Lomas de Núñez y una charla entre ella, vos y yo que se extendió hasta el amanecer en el living. Y después qué importa. Café olímpico y Argentina que había ganado el oro futbolístico ...

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