Repasando minutas de reuniones y punteos varios miré hacia el cielo, de un azul similar a mi bandera y diáfano, como estos días primaverales en este Buenos Aires cada día más bonito. Levanté la vista justo a tiempo para ver cómo él, perfecto traje y zapatos de cuero negro al mejor estilo Microcentro, se deslizaba groseramente hacia un lado y caía sin más. Me fue imposible dejar de sonreír por el desafortunado accidente y pasé a su lado intentando contenerme. De repente algo me dio en la nuca y me di vuelta al instante tocándome con una mano la parte de atrás de la cabeza y con los papeles que traía mezclados por el imprevisto.
- Perdoname
- ¿Me diste con el zapato a propósito?
- Quise tirarlo de bronca y justo te dio, perdoname
- ...
- Perdoname y dejame invitarte a un café ¿podés?
"Perfecto traje y zapatos de cuero negro" se puso de pie inmediatamente y yo me olvidé por un momento del golpe.
Todo por escribirse. Pasan siempre cosas en este Buenos Aires cada vez más bonito e imprevisiblemente seductor.
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