"y qué? encontraste algo... familiar? a veces es bueno repetir, no?", me dijo en estos días porque surgió el tema de las vueltas. Las vueltas, de atrás, de adelante, también las vueltas con gente que nos resulta familiar, o sólo con esa persona que nos resultaba familiar y ahora es un perfecto desconocido. Hace algo así como un año un hombre de estos que hoy día me resulta familiar pero antes estaba descubriendo, me enseñó que no siempre es malo o aburrido repetir. Las vueltas, me giro, para que me descubras, me giro, para que veas que te estoy viendo y aun más, mirando. Y viéndote estoy siempre, aunque no te mire, porque estás dentro. Dentro mío en este vínculo que construimos y que va más allá de todo, aunque quisiera que viniera más acá, cerca, para poder abrazarte.
Las vueltas:
vueltas que me doy cuando giro mi cara para no ver la realidad,
vueltas de 360 grados que me llevan al mismo sitio, con la misma gente, o no.
Vueltas buscadas,
vueltas deseadas,
vueltas que son regresos,
vueltas que son fracasos,
vueltas que anhelo,
vueltas que evito,
vueltas que me doy,
vueltas que simplemente doy,
vueltas como giros de 180 grados, medio giros para no volver.
En resumidas cuentas, vueltas y vueltas para dejar de dar vueltas y ojalá algún día, volver a establecer ese vínculo tan mío, tan tuyo, tan nuestro que no ha vuelto, que no me atrevo a buscar, por temor a volver sola de entre tanta vuelta.
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