28 de febrero de 2014

Encuentros, Flavia Ricci

¿Qué son los encuentros? Ir caminando por Corrientes y girar en Libertad y quedarme en esa esquina recordando cuando tomaba el 29 rumbo a casa, y vos. Es mirar hacia el Obelisco, tan cercano, y verte a vos (otro) subiendo conmigo casi de la mano  a su lado rumbo a todas aquellas librerías de viejo en donde yo pretendía meterme con tal de que ese instante con vos no terminara jamás. A sabiendas de que estaba terminando. Es verme corriendo Corrientes arriba porque vos (otro) ibas a casa de madrugada y por impulso (mío) ¿qué son los encuentros? Es conocerte por casualidad en Ink una noche con amiga catalana que me decía "todo pasa, no estés triste" y yo enamorada la miraba con ojos caídos. Hasta que apareciste así.
¿Qué son los encuentros? Es ir por Sarmiento rumbo al Centro Cultural Gral. San Martín a escuchar y ver MoMUSI con Zoe. Y bailar. Y cantar.
¿Qué son los encuentros? Es mirar tu mano, agarrando la mía mientras me invitabas a desayunar porque tenías que irte pero no ibas a irte, por mí, en Cabildo y Larralde.
¿Qué son los encuentros? Es tu piel contra la mía inviernos, veranos, primaveras y otoños, en inglés, castellano, catalán e italiano (vos y vos y vos, otros).
Son los aromas de Buenos Aires de los que me he apropiado. Es la gente, los ruidos, sonidos, la historia. Es mi piel que dejó años allí. Es mi confianza, es mi verdad, es mi sonrisa despreocupada pero firme, es levantar la vista y quizás, de manera azarosa, impetuosa e irreverente, mostrarte todos mis dientes.
¿Qué son los encuentros? Más que pensar hoy que quizás hasta ayer vos (otro) y yo no nos conocíamos y ni siquiera pensábamos en conocernos, habitantes síncronos del mundo y la ciudad.
¿Qué son los encuentros? Es pensar en todas aquellas personas que pertenecieron, pertenecen y pertenecerán a mi vida. Mirada a mirada, piel a piel, paso a paso, manos juntas. Abrazos.

22 de febrero de 2014

Vienes a mí, E. González Martínez

Vienes a mí, te acercas y te anuncias
con tan leve rumor, que mi reposo
no turbas, y es un canto milagroso
cada una de las frases que pronuncias.

Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,
y hay al mirarnos atracción tan fuerte,
que lo olvidamos todo, vida y muerte,
suspensos en la luz de tus pupilas.

Y mi vida penetras y te siento
tan cerca de mi propio pensamiento
y hay en la posesión tan honda calma,

que interrogo al misterio en que me abismo
si somos dos reflejos de un ser mismo,
la doble encarnación de una sola alma.

21 de febrero de 2014

La insoportable levedad del ser, M. Kundera

“Tomás se decía: hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no solo distintas sino casi contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer).” 


El amor, el amor ...

Encontrar, Flavia Ricci

Hay que tener la sutileza necesaria para darse cuenta que entre medio del "estoy buscando" y del "estoy esperando" probablemente haya pasado algo que nos hizo ENCONTRAR. Yo no diría que "estar esperando" es una actitud pasiva, sino muchas veces todo lo contrario.


(25 de octubre de 2013)

20 de febrero de 2014

Cafeína para dos (II), Malaci

“…y de repente me invadió el deseo de abrazarle, de unir su corazón con el mío y sincronizar nuestros latidos, de hundirme en su pecho y tocar su alma, su ser, de comprender sus dolencias y su historia de vida, de escuchar sus sollozos y todas sus risas… Accedí, entonces, al deseo incontenible de acompañarle toda una vida y lo que le sigue…”

Una versión posible de la intimidad, Flavia Ricci

Hay una construcción que va del "yo" y del "vos" al "nosotros/as". Algo que hace que pueda verte sin esa distancia, tan mía. Pero aun así tomarme el tiempo de mirarte como se miran las obras de arte: a veces más cerca, para mirar los detalles. A veces más lejos, para apreciar el todo. En todo caso, jamás dejar de mirarte. Esa es la construcción de nuestra intimidad, que hace tan única una relación, un vínculo: nuestro vínculo. Que te mire y, hoy en día, vea pasar frente a mis ojos todos esos días. Quizás vos no entiendas por qué sonrío sin cesar. Para mí es muy claro: es por vos.


(19 de marzo de 2013)

17 de febrero de 2014

El laberinto, Jorge L. Borges

Zeus no podría desatar las redes de piedra que me cercan. 
He olvidado los hombres que antes fui; sigo el odiado camino de monótonas paredes que es mi destino.
Rectas galerías que se curvan en círculos secretos al cabo de los años.
Parapetos que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado rastros que temo.
El aire me ha traído en las cóncavas tardes un bramido o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte es fatigar las largas soledades que tejen y destejen este Hades y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera éste el último día de la espera.

12 de febrero de 2014

Entre palabras, Flavia Ricci

Te puedo sacar de mi mente, pero insistís en meterte con mis palabras, por los vericuetos de mis textos en una especie de juego literario. Te busco entre comas, puntos suspensivos, signos de exclamación y en cada uno de mis interrogantes. Hay un abismo que nos separa, como el de antes de conocerte, aunque nos hayamos cruzado. Porque sos alguien desconocido, porque no sé quién sos ni mirándote a los ojos, ni abrazándote, ni compartiendo días y noches. Así es que has buscado cuanto recurso literario me conocés, y vaya que me has estudiado, para encontrarte conmigo, para que te escriba sonriendo y sonriendo vaya cuando termine de hacerlo, recordándote. Pero hay un vacío, hay un abismo porque te desconozco. Te cierro el paso entre comas, puntos suspensivos. No hay posibilidades, no hay medias tintas, no hay puentes. No hay nada, vaya, no hay más nada de lo que había. Tanta mentira que consumió todas mis creencias y verdades. Hasta hacerte indefendible hasta conmigo misma. Hay un punto final.

Caminata por la playa



10 de febrero de 2014

Tan, todo, igual, Flavia Ricci

En el tiempo entre tu respuesta y mi pregunta hay un abismo que me genera vértigo. Es el vértigo de esperarte, de ir adelante o quedarme en el sitio. Porque es mentira que una va por la vida solamente con su impulso. En este caso trato de medir los efectos. Así que, soy perfectamente consciente que todo puede cambiar por hablarte o no. Hay un abismo de dudas entre estar así, y dejarlo todo como si nada, o hablar. Dado que vos no sos quien vaya a hacerlo. Doy un paso, vuelvo a darlo, y eso debiera ser motivo suficiente para saber la importancia que tenés en mi vida. No una importancia estática, imprescindible, sino una importancia que si es correspondida podría tener la fuerza del amor. Pero también sé que no sos imprescindible, aunque te necesite, aunque me pierda en tus abrazos, aunque no pueda con mi genio. Pensás que muestro mi sonrisa porque sí, y no es así. Pensás que todo me da igual, con tal de no profundizar. Voy a quedarme en silencio, aun a costa de perderte. Sé que un día de estos no vas a volver. Y yo fingiré alegrarme. O como vos decís, que parezca que todo me da igual con vos.

6 de febrero de 2014

Vamos Patria a caminar, O. Castillo

Me lanzo a caminar sobre mi voz para decirte:  tú, interrogación de frutas y mariposas silvestres, no perderás el paso en los andamios de mi grito, porque hay un maya alfarero en tu corazón, que bajo el mar, adentro de la estrella, humeando en las raíces, palpitando mundo, enreda tu nombre en mis palabras.