A veces ,en días de luz perfecta y exacta,
en que las cosas tienen cuanta realidad pueden tener,
me pregunto a mí mismo despacio
por qué siquiera atribuyo
belleza a las cosas.
¿Una flor tiene acaso belleza?
¿Tiene acaso belleza una fruta?
No: tienen color y forma
y tan sólo existencia.
La belleza es el nombre de algo que no existe,
que yo doy a las cosas a cambio del placer que me producen.
No significa nada.
Entonces, ¿Por qué digo de las cosas: son bellas?
Sí, incluso a mí, que sólo vivo de vivir, invisibles,
vienen a hablarme las mentiras de los hombres ante las cosas,
ante las cosas que simplemente existen.
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