5 de abril de 2009
Dos plazas, Flavia Ricci
Desde hace un tiempo los casi dos metros de ancho de mi cama son eso, casi dos metros. Cuando me levanto miro hacia un lado y veo la pared, miro hacia el otro y mi propia mirada recorre una distancia que parece tan grande como la última vez que te abracé, hasta llegar a la punta. A veces mi mirada se interrumpe con alguien, pero no sos vos. A veces cierro los ojos, te pienso y me levanto a por el café recién hecho. Como siempre, hago dos tazas y suelo ponerle crema. Miro por la ventana, este otoño emergente. Y miro el sinfín de mantas y edredones que esperan que comience el frío para salir del armario después de un año de letargo. Vuelvo a mi habitación y miro nuevamente la cama. Dos plazas, porque dentro de mí siempre seremos vos y yo.
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