Te propongo enviarme una lista de cuestiones que jamás me has dicho, pero necesitas.
Te propongo atreverte a vivir tranquilo y en paz contigo mismo.
Te propongo palabras y miradas sinceras.
Te propongo confesiones que nos dejen desnudos por dentro.
Te propongo todas mis noches y mís días para quedarnos desnudos por fuera.
Te propongo cogerme de la mano sin arrepentirte, aunque a veces temblemos.
Te propongo mirarnos en la mañana el uno al otro y decirnos que, una vez más, eso es la felicidad.
Te propongo múltiples cafés, tés y pelis de trasnoche en casa o cuando tú quieras.
Te propongo verte y mirarte cada día sin intermediarios.
Te propongo rauxa i seny.
Te propongo dejar de correr si no has aprendido a caminar, para no volver a tropezar.
Te propongo volver el día a día novedoso, para volver a apostar por nosotros dos.
Te propongo las llaves de todo y los candados de nada.
Te propongo que si eliges elegirme no sea por experimentar si podrás.
Te propongo paz, tranquilidad, tomarnos nuestros tiempos.
Te propongo todos mis libros y mi música y todos los tuyos con tu música.
Te propongo seguir deseando algo aunque lo hayas conquistado.
Muchas ensaladas con aceite de oliva y muchos helados de sambayón
Muchas cervezas que generan risas y muchos vinos negros
Velas y sahumerios.
Lo que no puedo proponerte es el sitio, porque no lo sé.
Temo que llegues para irte, temo llegar para volver a marcharme.
Temo el encuentro tanto como lo deseo.
Temo pasarme de dura, temo pasarme de cursi.
De todas formas, puedes estar seguro que si algo no temo, es de perderme en tus ojos.
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