yacen así, como vos y yo, quietas
pero entonces el viento
las hace girar
a una
a la otra
se tocan
se pasan por encima
pero entonces el viento
arrasa con las palabras dichas
ahora calladas
como si por eso
pudieran olvidarse
los extremos de la soga
una soga que se ha cortado
por lo más fino
(aquello era tan efímero)
que no se sabe si optar
por lo que había en común
o el quiebre que dio alivio
entonces viene el silencio
que se lleva las palabras
como si por ello pudieras olvidar
acaso porque no mencionas
imagino, y sé
que ni todas las sonrisas del mundo
te devolverán aquella sonrisa
yacen los extremos de la soga
en una playa solitaria y fría
desde los Acantilados
en un atardecer.
La Serena, Mar del Plata |
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