Cada cosa, cada hecho tiene una historia, algo hacia atrás. Vos viste que cuando nos miramos cara a cara, y te abrazo, o no, hay kilómetros que recorrí para estar allí. Vos no sabés y quizás tampoco quieras escuchar lo que pensé en ese tiempo, de las ganas hacia adelante, de las necesidades hacia atrás, cuando no estabas. De tu ausencia que quema y de tu presencia que enamora. Prefiero contemplarte, porque sé que hay tiempo de aprender, con vos. Quizás no sepas ni tengas ganas de escuchar que cada cosa que traigo tiene un motivo y llevó su tiempo. Que nada es directo e inmediato. Entonces, compro ingredientes para preparar una comida, vos traés el vino, nos comunicamos y cuando nos vemos, hay algo. Algo que viene del tiempo, de atrás, algo que impulsa hacia adelante.
Me gustan tus formas. Y cuando me refiero a tus formas me refiero a todo tu cuerpo, a los contornos y a lo que contienen. A cómo te movés conmigo o sin mí. Tus formas. Me gustan tus formas, esas formas de decir, de callar, de mirarme, de abrazarme y hasta de besarme. De estar conmigo. Y en la vida. De pensar, tu sensibilidad, tu calidez, las preguntas que me hacés. Esas son las formas, las que van más allá de tu cuerpo. Tus formas claras, tus preocupaciones porque entienda. Tu reciprocidad. Quizás, muchas personas tengan una forma, me gusta ir descubriendo la tuya. Me gusta. Y me gustan más allá de todo: tu forma amante, tu forma de amistad, tu forma de familia, tu forma trabajando. Hay algo más allá del vínculo, de vos, de mí. Quizás yo no esté en tu vida mañana. Pero siempre gustaré de tus formas, porque no son formas para conmigo, son tuyas. Las vas a llevar más allá de mí. Y me gustan.
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