20 de septiembre de 2006

Buenos Aires - Bogotá, Flavia Ricci


Que llegues y puedas mirar atrás con algo de nostalgia, pero con determinación por tu decisión. Que te vayas adaptando, y desde aquí yo te piense, adentrada en el Monserrate sonriendo en tu selva. Que te adentres en la Candelaria y la hagas tuya. Que conozcas mucha gente, y te guste haberla conocido. Que leas, comas en el barrio G, y H y vayas al cine igual o más que aquí. Que disfrutes de tu ron, el Viejo de Caldas y de una tarde con chicharrones y cerveza Club Colombia, que la de Rosario Tijeras no sea la única realidad, aunque es real. Que abraces, que beses, que navegues, que vueles, que corras y camines. Que muestres, porque has estado allí antes, que descubras, porque será tu primera vez viviendo allí. Que trabajes, que logres, que superes, que re-comiences, que enamores. Que todas las manos te rocen pero pienses en mí. Que ningún restaurante supere nuestras noches por Palermo Viejo. Que brindes, pero tus ojos se desvíen a un lado pensando qué haré yo a miles de km de donde estás tú. Que tus copas, manos, besos y abrazos tengan una porción de todo lo mío, de mí.
Creo que algo así fue lo que me deseó aquel día en que subí cargada de maletas pero mucho más de sueños, en el AVIANCA que 6 horas después me dejaría en Bogotá. ElDorado se llama su aeropuerto, creo que en busca de algo así me iba. Mucho tiempo después de haber llegado a Colombia, mi alma seguía viajando desde Argentina hacia el norte de sud américa. Le habían dicho que yo estaba en Colombia. Y ya todos lo sabemos .... siempre los cuerpos se trasladan más rápido que el alma de un sitio a otro.

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