Cuando apoyaba el pie para dar un paso, le resultaba imposible apoyar la planta del pie, se quedaba en un posición tensa, apoyada sólo en la parte delantera de sus extremidades, los dedos llegaban a agotarse y ella les exigía mantenerse firmes. Daba un paso, pero ese paso estaba dado a la mitad.
Hasta que una vez dio un paso al 100%, apoyó todo su pie y sintió casi instantáneamente cómo descansaba todo el peso de su cuerpo sobre ese pie derecho en la arena. Antes de apoyar el otro decidió dar una patada, ligera pero firme, a ese escollo que sólo le hacía perder el tiempo. Nueva etapa. Muda ... mujer.
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