20 de octubre de 2008
Noches en Núñez, Flavia Ricci
Estoy ya en casa cuando vos regresás. Hablamos, reímos, yo me acostumbré a mi rutina de café Oma o Juan Valdez y últimamente a los tés de vainilla más que nada por su aroma. Hablamos, escribo. Escribo mientras me ves para que no extrañes verme escribir, vos que sos uno de los que demandan que "escriba". Y luego te vas a dormir, siempre antes que yo. Y yo me quedo cantando, bajito, alguna canción que me detiene a medio camino entre mi escritura y la cama. Bebo más café, o té, y camino por el piso descalza en esta primavera porteña. Salgo al balcón, adivino que dormís, y regreso a escribir. Estoy empezando a descubrir que la imagen que veías de mí, eran mi verdadero yo. Y eso que aquella noche estaba convencida de que no era así y te lo dije. Ahora, cuando te veo y me mirás, no me queda alternativa más que reírme y darte la razón. Sabés que todos los hombres ladran a mis espaldas. Y yo me los saco de encima y te sonrío, hombre suspicaz, hombre que echa de menos que yo escriba si no lo hago cada noche.
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