Creyó que los congrejos avanzaban poco y nada, pero aquella noche comprendió que dar un paso al costado también podía significar avanzar. Avanzar sin decir nada, avanzar reflexionando, avanzar mirando de reojo: avanzar. Paso al costado, pensando en vez de tanto hacer. Y una enorme sonrisa emanó de su cara. Y pudo irse a dormir antes que él, o junto con él, que es aun mejor.
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