Las separaciones tienen su lado positivo. Mi casa, por ejemplo, se ha convertido en una caja de sorpresas. No sólo pasé varios meses sin ocupar el 100% del armario (¿pensaría que íbamos a volver? ¿no quería asumir la realidad? ¿tan despistada soy?), sino que cuando decidí hacer espacio descubrí artilugios que desconocía que seguían allí: ropa, recuerdos, cosas comunes. Entonces una no sabe si tirar todo aquello dando por finalizada una relación que no iba a ningún sitio, o bien guardarlo todo por una cuestión de aprecio a lo que fue (ya lo decía Manrique, "todo tiempo pasado fue mejor"). Y hay un tercer especimen de hombre o mujer: aquella persona que decide quedarse con pertenencias de su ex para tener una excusa para contactarlo. Yo soy del especimen más pragmático: tiré todo en el contenedor de abajo.
Pero a veces siguen cobrando vida los objetos en casa: de repente una mesa parece desarmarse, deja de ser roja y veo las tablas de madera sin cortar, lisas y marrones en aquella maderera de la Av. Cabildo. Cierro los ojos y escucho hablar en una jerga de carpinteros y artesanos que desconozco. Abro los ojos y allí está la mesa, con sahumerios encima, tan quieta y roja.
Ahora que leo libros de rol, imagino no sólo los personajes que atrapan en todo momento, sino a su lector. Una persona inteligente, paciente, con memoria, sistemático y sobre todo fantástico. Así que imagino ese lector de libros de rol con sus ojos brillantes por la ansiedad, deglutiendo noche a noche y día a día esas páginas, memorizando personajes para darles vida una vez más fuera de las hojas. Definitivamente más que leer libros de rol, lo mío sería que alguien me contara historias. Temo que en cualquier momento de mi cama emerjan diversos gnomos o dragones de las tierras medias.
Pero todo esto, como decía, tiene su lado positivo, porque sueño cada noche como una niña pequeña. Y hasta he vuelto a creer que mi Príncipe, ese único Príncipe que tuve la suerte de conocer, regresa por mí una noche desde un libro de rol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario