"Quince días después me encontraba volando sobre el Atlántico en ese estado de incredulidad que desde siempre se apodera de mí antes de cada viaje: como en un salto sin red, me parece mucho más probable, e incluso mucho más económico como hipótesis -la navaja de Ockham, hubiera dicho Seldom-, que un accidente de último momento me devuelva a mi situación anterior, o al fondo del mar, antes de que todo un país y la inmensa maquinaria que supone empezar una nueva vida comparezca finalmente como una mano tendida allí abajo". Guillermo Martínez, Crímenes imperceptibles (Planeta Booket, Buenos Aires, 2006)
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