20 de febrero de 2015

Las manos, Moisés Mato

Mira mis manos. Quisiera que fueran ellas las que te hablaran. Son más verdad que mis palabras. Las manos no acostumbran a mentir. Cuando trabajaron lo hicieron sin oponer resistencia, cuando abrazaron lo hicieron sin miedo. Estas manos vieron nacer y ayudaron a morir. Fíjate. Cada pequeña línea ha sido esculpida muy lentamente. Con el paso del tiempo me siento incapaz de reconocer qué líneas se dibujaron como una huella de la alegría y cuáles aparecieron con un grito de dolor. No importa, todas me pertenecen, juntas definen mi existencia.

¿Sabes? Puedes acostumbrarte a las manos. Naces con ellas y no te das cuenta. Pero un día descubres que ellas lo son todo. Lo que ellas no han tocado no fue. Lo que ellas no han acariciado se perdió, lo que no han agarrado con fuerza se escapó.

Déjame ver tus manos.




No hay comentarios.: