Ya todo estaba en camino. Desde entonces hasta aquí. Todo el tiempo, luminoso, rozaba apenas los labios.
Tu respiración toda se centraba en el collar. Las sombras de Lambrate cerraron la puerta.
Toda la habitación, absorta, se transformó en el primer latido. El negro de tus cabellos contra el amarillo del último rayo.
Desde entonces hasta aquí. Era el primer día del verano.
El silencio nos llenaba la frente.
Todo estaba ya en camino, desde entonces, todo estaba aquí, único y perdido, nuestro y remoto, ardiente. Todo pedía ser esperado, retornar a su verdadero nombre.
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