Tenerte tan cerca se me hacía casi un desafío, así que intentaba no mirarte por temor a que quedáramos tan cerca que ya me fuese imposible resistirme. Me gusta abrirte la puerta de casa y hablar de sapos y demás bichos en el jardín de abajo. Casi no se escucha ningún ruido a la madrugada y este verano tan insopechado como haberte encontrado me resulta seductor.
Tu música, mis libros, tu filosofía, mi psicología, tus viajes, los míos, tu apertura mental, la mía.
Tenerte, tocarte, te me deshacés en mis manos y quisiera que no terminara jamás. Abrazarte, que me abraces. Mirarte una y otra vez tus brazos, tus manos, tus ojos. Mirarte y sonrojarme, sonrojarme yo, justamente. Que me hagas feliz, que me hagas reir, que me hagas pensar y tener que seguirte en tu ritmo ágil de libros y canciones, de palabras y notas.
La noche se está yendo, pero a mí no me importa, quisiera una y otra vez esta repetición de los días. Con las luces muy bajas, viendo un wallpaper de aviones por la ventana, con aromas a sahumerios y dos copas de vino y todo, todo lo demás que está por venir. Con vos. Soplan buenos aires en mi Buenos Aires ...
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