9 de julio de 2008
Escriba sobre mí, Al-Taïr
Esquivando compromisos, personas e inesperados ex, conocí un hombre que contaba historias. Historias de otras mujeres, de experiencias, de sabores y sinsabores, historias de nuestras miradas que no terminaban de encontrarse meses atrás. Conocí un hombre para mirar y admirar, conocí un corazón nómade como el mío, con una pasión sin límites y unas manos suaves de palpar pieles femeninas. Un hombre que salió de una noche con sahumerios, vinos y risas bajo esa luz amarillenta y suave que corre por Lomas de Núñez. Conocí un hombre con quien mirarme bañada en luces rojas de un dormitorio y enredarme en sábanas una y otra vez. Conocí a un hombre con quien bailar hasta el amanecer, que me encegueció con su luz. Conocí un hombre que me contaba historias y las iba escribiendo sobre mi piel, noche a noche y cada día. Una noche, de esas de invierno porteño, te conocí. Y qué bueno haberte descubierto, hombre de pasión sin límites. Me arrancás risas, anécdotas que no me canso de escuchar, brindis, caricias y miradas. Te miro y admiro, navegante solitario. Y me quedo prendida de esos ojos extranjeros que se han quedado aquí, en mi tierra. Soplan buenos aires en mi Buenos Aires ...
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