6 de octubre de 2007

La h no es muda, Flavia Ricci


Quién lo hubiera dicho, la h no es muda. No es como me decían en el cole, que la h estaba allí, sin un sonido propio. Sin embargo tú tienes miles de sonidos, y tu h no es muda, no, porque le has puesto palabras para mí. Ambos estamos en mi tierra (desde hace un tiempo y cada vez más tuya), ambos hemos estado en la tuya (años atrás y por muchos motivos mi hogar también). Compartir contigo lenguajes comunes, sitios emocionantes en común es como verte sin tener que mirarte, es como escucharte aunque no te oiga. Un río en tu ciudad y otro en la mía que nos unen y un Mediterráneo único y una ciudad que desde allí nos mira. Un lenguaje común, dos idiomas que pueden ser uno, el nuestro. Haber encontrado por fin con quien compartir todos aquellos años que me hicieron mejor persona. Saberte como alguien con quien no es necesario explicar nada, porque las palabras hablan por sí mismas y las miradas miran hacia el mismo sitio. Sonreír, porque sí. Hablarte con orgullo de mi tierra, hablarte con orgullo de la tuya. Que estés aquí, aquí mismo y pueda mirarte, escucharte y hasta darme el lujo de necesitarte. Ver en esos ojos una pasión que viene de lejos con un poco de rauxa y un poco de seny. Estar feliz de que estés aquí y de haber estado allí. De que podamos compartirlo y de que seamos ambos el pasaporte y el billete de ida y vuelta Argentina/Catalunya. La h no es muda, no. Lo supe desde que vi tu nombre en mi móvil y tú dijiste tu primer "hola".

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