7 de octubre de 2007

La espera, Hugo Finkelstein

Estoy esperando
a alguien que no conozco.
Que conocí y no viene.
Que llega pero no sacia.
Que sacia pero se va.
Que se va y no vuelve.
Y comienza la espera
que tiene forma de carta
que no llega.
De teléfono , que no suena.
De timbre, que nadie toca.
De puerta, que no golpean.
Te espero
como enfermo para curarse,
y un soldado la licencia.
Como escolar el fin de curso
y obrero el día de fiesta.
Te espero
con la fantasía de un niño.
con la ilusión de miles de jóvenes.
Con desesperación al sentir
que envejezco
y con la seguridad con que espero
la muerte.
Y te espero...
con la angustia del insomne,
con ansiedad y con miedo.
Con el recuerdo que se desdibuja.
Como alguien que fue herido
y pide que le alivien el dolor.
Y cuando ya parece
que lo esperado no viene,
lo esperado llega.
Pero nunca, nunca
lo que llega es igual a lo esperado.
Lo esperado siempre es mejor.
Entonces la espera termina
para dejar lugar a una nueva espera.

Estoy esperando a alguien
que no conozco.

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