Mirá, prestá atención, la respuesta está allí. Dejá que se ponga de pie y tome forma. Esos puntos suspensivos esconden las palabras que buscás ¿no lo ves? No son puntos suspensivos, sino tus palabras tantas veces negadas hasta el punto de atrofiarse, como puntos pequeñitos, suspensivos. Cerrá los ojos, escuchá cómo toman forma esas palabras. Leé. Leé tu mente. Y hablá a continuación sin miedo. Deletreá. Pronunciá. Nombrá de una vez.
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