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No fue un deseo sexual lo que me llevó a besarlo, menos después de verlo reír adelante del monitor. Él lo tomó para otro lado y me acarició la espalda. Siempre hace lo mismo. Se cree que está siendo el Señor Sexy rascándome la espalda. Me metí otra vez en la cama y me di vuelta para el lado de la mesa de luz. No lo veo, pero se levantó de su silla. Se decidió con una hora y media de atraso. Carece de timing para el amor. Nunca vi a nadie equivocarse tanto en la materia.
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