25 de noviembre de 2013

La mujer justa, S. Márai

Las almas apasionadas son orgullosas, sufren muchísimo. Usted dice que quiere conquistar el corazón de su marido. También dice que su marido es una buena persona (...), pero tiene un secreto ¿Y cuál puede ser ese secreto? Por eso se debate usted, querida hija, le gustaría averiguar de qué se trata. Pero ¿no sabe que Dios nos ha dado a cada uno nuestra propia alma? Un alma llena de secretos, como el Universo ¿Por qué quiere usted averiguar lo que Dios ha ocultado en un alma?

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- Cometemos pecado cada vez que no nos contentamos con lo que el mundo nos ofrece de forma espontánea, con lo que una persona nos da libremente, es pecado siempre que tendemos una mano ávida hasta el secreto de otra persona (...) Quiere conquistar a su marido ... a pesar de que Dios ya ha dispuesto su vida en la tierra ¿No lo comprende?

- Sufro mucho, reverendo padre (...)

- Pues entonces sufra (...) ¿Por qué teme el sufrimiento? Es una llama que quemará su egoísmo y su orgullo (...) ¿Está usted segura de que su amor y su deseo son tan desinteresados y de verdad merece la felicidad?
 


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De pronto vemos con claridad todo el entramado de la vida: desaparecen entre bastidores personas que creíamos importantes y del fondo en sombras emergen otras de las que no sabíamos nada, pero en cuanto aparecen sabemos que estábamos esperándolas, y ellas a nosotros, en un destino común.


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