20 de noviembre de 2013

Columnas, Flavia Ricci

Yo
Que miré a tantos hombres de lado, por encima, debajo y detrás.
Que los vi pasar, permanecer, abandonar, agotarse
Conmigo
Yo
Que los observé segundos, minutos, horas y días enteros
Que creí conocerlos
Que creí decepcionarme
O me decepcioné con ellos
Y sin ellos también
Que bajé la vista para no ver
Ni mirar
Que cerré mis manos
Para que fueran puños
Que permanecí sola
Aun estando con tantas personas
Que sonreí, que disfruté, que reflexioné
Que transité otras aceras, géneros y realidades
Mientras ellos esperaban
Mientras ellos pacientemente esperaban
Mientras ellos contenían
Me contenían, como amigos
Todos esos hombres se levantan
Son columnas fuertes en mi vida
Todos esos brazos, abrazos, sonrisas, silencios y palabras
de todos esos hombres, queridos hombres
columnas de mi vida
Ironías del destino
Tanto alejarme y con las respuestas
frente a mis ojos
en mi ciudad adoptiva
tantas letras, palabras, silencios
Todo lo que ha quedado de aquellos momentos
es una explosión
pequeños trozos de momentos rondan
en órbita alrededor de mi cabeza
los veo pasar
a veces tomo un trocito
a veces lo uno con otro, o con varios
como piezas de un puzzle
y voy construyendo mis memorias
que arden a veces
que duelen otras
que satisfacen
que aman
que gritan
que silencian
que empiezan
o terminan
Los hombres se levantan como columnas
fuertes columnas
sólidas columnas
columnas amigas
a mi alrededor
con seguridad, amor, valentía
todo sentimiento.


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