2 de octubre de 2014

Una forma de vida, A. Nothomb

Pese a la simpatía que me inspiraba, me daba cuenta de que habría preferido una carta suya a su presencia. ¿Se trata de una patología provocada por la hegemonía del correo en mi vida? Raros son los seres cuya compañía me resulta más agradable de lo que sería una carta –suponiendo, claro está, que poseyeran un mínimo de talento epistolar–. (…)
"No te gustan las personas de verdad", me han soltado en alguna ocasión. Me sublevo: ¿por qué los individuos deberían ser obligatoriamente más auténticos cuando los tienes delante de ti? ¿Por qué su verdad no iba a expresarse mejor, o simplemente de un modo diferente, en una misiva?.
Hay personas que ganan con el trato y otras que ganan al ser leídas. De todos modos, cuando alguien me gusta al punto de vivir con él, también necesito que me escriba: una relación no me parece completa si no conlleva una parte de correspondencia".

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