19 de mayo de 2016

Quien mucho agrada, desagrada, Clarice Lispector

Nunca he oído este proverbio, creo que acabo de inventarlo. Pero vas a ver cómo este proverbio, inventado o no, se aplica a las personas que conoces: las que quieren agradar a cualquier precio. Entonces se vuelven «encantadoras». Intentan adivinar los mínimos deseos de los otros. Intentan elogiar de cualquier forma. Empiezan también a mostrar que se sacrifican a cada momento. Este tipo encantador pesa en el alma de los demás. En una palabra: desagrada. Si se consigue ser uno mismo y estar a gusto, se permite a los otros ser ellos mismos y estar a gusto.




No hay comentarios.: