17 de enero de 2014

Palabras, Flavia Ricci

Además de lo que yo leía entre un punto y otro, en sus oraciones, había palabras clave, que no escribía porque sí. Y en donde mis ojos caían sin dudarlo y el deseo sin remedio. Palabras que quedaban ancladas en mi mente, nada fortuitas. Era una dialéctica del deseo que emergía por medio de ese lenguaje escrito, que yo leía con sumo interés. Después participé de esos diálogos, y comenzamos a escribir. Y por último, cara a cara, una vez y para siempre pude verbalizar esas palabras. Mencionarlas. Y quedé fascinada con sus sonidos. Y quedé enamorada del deseo que emergía, producto de las palabras que ahora resonaban donde estábamos. Y cerré aquel día los ojos, en su compañía, con una media sonrisa. Repitiendo esas palabras hasta que quedé dormida.

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