14 de mayo de 2013

Vuelo, Flavia Ricci

El Dragón ha cambiado su piel. No sin dolor, no sin preguntas, no sin mirar atrás. Pero ha echado a volar, en solitario, aunque rodeado de afectos. El Dragón abre sus alas, solo. El Dragón escucha, mira, quiere descansar. No es tiempo de sonrisas, no es tiempo de ruidos, ni siquiera de sonidos. El Dragón mira tranquilo, todos los meses hacia atrás. Al Dragón lo protegen, le hablan, lo abrazan. El Dragón suelta, y le duele aunque sea Dragón. El Dragón mira, huele, sueña. Vuela alto, solo. Dragón.

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