Hay una calle recta a donde voy a soñar. Conduzco hacia allí porque sé que vas a entrar en mi mente, y sonrío. Casi me dan ganas de cerrar los ojos y pensarte, pero más me gusta atravesarla de punta a punta. Con los ojos semicerrados y una media sonrisa, que a veces se hace entera cuando hay luna llena y pienso más en vos. Miro el cielo estrellado, con estrellas pequeñitas al lado de algunas más grandes, que parecían ocultarlas. Pero todas ellas tienen, a su modo e intensidad, luz. No puedo dejar de mirar ese cielo del sur, esa calle tan clara, y siento un silencio impenetrable que no quiero interrumpir. Cierro los ojos, pongo nuestra música, sonrío. Vos estás conmigo, en mi mente. Pasan algunos minutos. Suena mi móvil, vos estás conmigo, viniendo a mí. Te espero, te extraño, te siento, te huelo. Abro los ojos: te veo, te miro. Estás en mi cuerpo. Te abrazo. Y me deshago en vos. Ni calle, ni música, ni nada. Vos y yo.
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