no tengo tu ropa,
ni tus zapatos,
ni tus juegos,
ni tus perfumes.
Y sin embargo tengo
tus aromas,
tus costumbres,
tus sonidos,
tus palabras,
tus sonrisas,
tus abrazos,
tus besos,
tus partidas,
tus regresos,
tus locuras,
tus salidas,
tus noches,
tus días.
Todo aquello que veo
con los ojos cerrados
o abiertos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario