Tres Arroyos |
El sonido de los pueblos es un poco esos zapatos de señora que andan por la calle, cerca del cordón de la vereda, y resuenan en el frente de cada casa por la que pasan. Es ese sonido lejano a pájaros, en algún nido, en algún árbol. Es ese sonido a gallos cantando durante el día desde algún gallinero. Es la radio, siempre AM, que se oye de fondo en cada taller o ferretería. Es el aroma a jabón en polvo en las góndolas del almacén de la esquina. Son los faroles de luz amarilla. Es el sonido del viento y el polvo que vuela indómito. Es quedarse en el jardín, al aire libre, y cerrar los ojos, mientras las palomas se escuchan mezcladas con el ronroneo de una F100 llena de tierra de campo. Es tocarse el pelo y notarlo duro. Es el ladrido de perros que no tienen raza y te miran detrás de unas rejas bajas. Es golpear la puerta en vez de tocar el timbre. Es un motor de Citroen 3CV que se esfuerza por avanzar en la calle. Es que llegue mi mamá con un pedazo de queso y unas aceitunas para acompañar mi vino y mis días, escuchando ... el sonido de este pueblo.
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