23 de junio de 2008
Fundamental, Al-Taïr
Llegados a un punto de alcohol en la madrugada palermitana de la primera noche de invierno, continué hablando con la soltura que te permiten varias copas. Me miraba primero sonriente, luego atónito y por último molesto. Juro que me quería acostar con él (otra vez). Pero fue su machismo el que provocó mi feminismo. Y sabía qué palabras decirle para que la cama quedara cada vez más lejos de mis posibilidades. Juro que quería pasar nuevamente la noche con él. O tal vez me atrajo la posibilidad. La noche, los rostros, la música, Buenos Aires. Traspasé la línea de llegada y corrí una vuelta más, para que no quedaran dudas. La cama, a estas alturas, era tan sólo un sueño. Juro que hubiese querido ser tu sumisa damita de porcelana. A veces no controlo, lo siento, y tengo ganas de besarte porque sí. A veces, entre tu conservadurismo y mi cararrotez entreveo una línea. Vos de un lado, yo del otro. Y creéme, prefiero atraerte a mi lado que dejarme llevar hacia esas ideas de cartón y represión. Me fui a la cama sola, pero la próxima no te dejo, si me dejás ....
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