2 de abril de 2008

Transmutación, Hugo Finkelstein

Te amo,
porque no sólo veo en ti
mi reflejo,
sino porque en mí mismo,
está también tu reflejo.
Porque puedo aceptar
tu pequeño universo
e invitarte a vivir
en mi mundo compartido.
Te amo,
porque quiero escalar contigo
los cielos
y porque en la geografía de tu cuerpo
percibo el misterio de la vida.
Porque tu mundo tiene
su propio colorido,
su propio olor,
y más me importa amarlo que comprenderlo.
Fascinarme, que conocerlo.

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