6 de febrero de 2007
Un bebé en mi vida, Flavia Ricci
Llegaste (y elegí que llegaras) en uno de mis momentos calmos. O tal vez esa calma tenía que ver con que ibas a llegar. Pero llegaste, y rompiste mi velocidad de Ferrari, mis records, mi vida sexual, mis noches y mis días. Mis tiempos, eran tus tiempos, mis noches, eran las tuyas. Y hasta mi Barcelona se transformó en tu ciudad, no sé si más mía que tuya, tampoco importa. Mirándote aprendí a callar, sonriéndome me enseñaste a llorar de emoción. Con tus manos, con tu mirada, con tus besos ahuyentaste todos esos hombres que ladran, toda esa gente que gruñe, por la calle, en su vida. Te alineaste con quienes vivimos con pasión, y yo me puse a tu lado, te miré desde arriba guiñándote un ojo y comenzamos a caminar juntas. Me enseñás cada día que hacés honor a tu nombre y que por algo jamás dudé en que te llamaras así, por su significado y porque vos lo honrás. Hay un bebé en mi vida, me dije varias veces para convencerme de que así era. Y aprendí que no hay nada más triste que tu ausencia. Llenaste mi vida de joven desenfrenada para hacerme una joven madre, una mejor mujer. ¿Quién acaso no puede ser mejor cuando tiene un niño cerca? Llenaste mis días de pañales, de peluches, de libros, de dulce de leche, de helados y crayones. Mirando Tsotsi en el cine pensé una y otra vez en vos, mi Zoe. En que no quiero despertarme de este sueño, ni dejar de andar en bici con vos, en todo lo vivido y lo que queda por delante, en que afortunadamente no hay vuelta atrás y esto me gusta cada vez más. Felices 3 años y medio Zoe, la llena de vida.
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