Si no admiro a quien tengo a mi lado, es imposible que lo tenga alguna vez debajo. No es que esto hable necesariamente bien de quienes han estado conmigo, o mejor dicho, de las personas con las que yo he decidido estar. Porque muchas veces, por entrecruces varios y variopintos, los factores que hacen a las decisiones no han tenido el mismo orden. Ahora bien, si hablamos de una continuidad, el amor sin admiración sólo es amistad.
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