Remar no se trata de llegar a la isla,
es disfrutar el trayecto
–dijo Ricardo cuando nos enseñó.
Cada desplazamiento tiene su clave sensitiva.
(…)
Puedo aceptar que ya no nos queremos como antes,
pero, si insisto, es porque la distancia
fabricada entre nosotros
es tan hermosa y delicada
como ningún otro trayecto
que conozca hasta ahora.
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